Me voy al paro. A la oficina, digo. Ya fui la semana pasada pero me dijeron que aún no podía hacer nada porque estaba en vacaciones -oficial y literalmente-, así que que volviera hoy. Y he vuelto, claro. No me voy a centrar en detallar las penosas condiciones de la oficina en cuestión, porque, ¿para qué? Que el sitio está bien, entiéndaseme, pero lo de la confidencialidad me parece que no saben lo que es. Que yo me haya enterado del caso de la chica que estaba delante de mí, no es lógico. Y no me he enterado porque haya querido, es que no tenía lugar para recolocarme y no he podido evitarlo.
Para disimular me he puesto a leer las ofertas de trabajo por allí colgadas. Esperanzador todo, sí. Se buscan ingenieros en Alemania, imprescindible nivel alto de inglés y alemán, se requieren cocineros en Noruega, se busca un chef en Estonia, en Dinamarca hacen falta camareros. Etcétera.
Total, que cuando ha llegado mi turno la cosa ha sido rápida porque no funcionaban los ordenadores y no había nada que hacer. Vuelva usted mañana, ya se sabe. Pero llama antes por teléfono para pedir cita. A un teléfono que tampoco funciona. Pues ya si eso mañana lo intentas. Y así todo.
En fin.
Burrocracia, hija mía. Burrocracia. Ánimo, :*
ResponderEliminarMe suena!!! jajajaja "Mal de muchos..." que dicen por ahí.
ResponderEliminarLa semilla es fuerte, sí, eso decían en Juego de Tronos xD
Te acompaño en el sentimiento, figurada y literalmente ;)
Solo queda esperar y tener esperanza, pero ya creo que ni eso nos queda, suerte, besos,ana.
ResponderEliminarMuchas gracias a todas :))
ResponderEliminarJoder, pues menudo plan xDDD
ResponderEliminarA ver si la próxima vez que vayas lo consigues xD