lunes, 30 de mayo de 2016

Mis dragones VI

Esto no puede ser, a estas alturas de la temporada y yo sin venir a llorar por mis dragones y mis tronos. ¿Quién soy? No me reconozco. Será el mes de mayo, la primavera, el subidón post Bellamy y el SUBIDÓN PORQUE SOMOS CAMPEONES DE EUROPA OTRA VEZ. 

Los amo. 


Jeje. 

martes, 24 de mayo de 2016

Instrumental, by James Rhodes

Con probabilidad vosotros, como yo, habéis oído hablar mucho de este libro en los últimos meses. Una especie de fiebre que alcanzó a autores españoles como Lorenzo Silva y Rosa Montero, quienes no dudaron en calificarlo como una experiencia única. Así, tal cual. Para mí todo lo que digan Silva y Montero va a misa, así que me fui a una de mis librerías favoritas y me lo compré. Y, ¿sabéis qué? Llevaban razón. Todos. 

Es un libro brutal, que te lleva de las lágrimas a la risa, al odio, al asco, a la alegría, a la pena. Que te conmueve, en muchos sentidos, y que, además, te enseña. Y te hace escuchar música clásica, si se lee como es debido, esto es, con su lista de reproducción de Spotify sonando. 

James Rhodes era un niño normal, quizá algo más sensible que el resto, al que su profesor de gimnasia violó sin cesar durante varios años. Desde que Rhodes tenía seis en adelante. Nada de abusos sexuales, no. Violaciones. Sin que nadie, ni familia ni profesores, movieran un dedo, pese a las alarmantes señales que existían. 

lunes, 23 de mayo de 2016

Bye, Alishia

Con bastante retraso, ahí van mis opiniones sobre el final de esa grandísima serie llamada The Good Wife, que nos ha dejado huérfanos, al menos hasta que comience su 'desgajo', la historia que protagonizarán Christine Baranski (VIVA) y Cush Jumbo (con ese nombre sólo se puede MOLAR). 
Bueno, al lío:

1- A mí Alishia nunca me había caído tan mal hasta este episodio final. Vale que siempre fue un personaje lleno de contradicciones e hipocresía pero, al menos yo, empatizaba de alguna forma con sus dudas, temores y cobardías. Pero en ese ultimo capítulo la hubiera matado con mis manos. Menos mal que llegó Diane para arreglarlo todo y ser la voz, y la torta, de una audiencia global. Olé. 

2- El final, como toda la serie, fue valiente. Valiente porque no protegió ni justificó a su protagonista sino que la desnudó y la dejó a merced de sus defectos. Que son los defectos de toda una sociedad, la americana, que no sé qué se toman, pero son capaces de lo mejor y también de lo peor. Y si no, esperad a que llegue noviembre. Verás tú qué fiesta vamos a tener.

3- Bendita aparición -nunca mejor dicho- de Will. Porque qué queréis, a mí el maromo que le buscaron a Alishia para que, de una vez por todas, se le revolucionara la hormona y dijera hasta aquí no me terminó nunca de gustar, más bien lo contrario. Yo es que fui siempre de Will y, POR SUPUESTO, de Finn Polmar, que ha sido lo más cruel que han hecho en esta serie, con permiso, claro está, de #lodeWILL. Es decir, nos lo presentan, lo pasean, le hacen mirar así como mira Matthew Goode, y, oh, ah, que es que me voy, que me reclama Lady Mary. Hombre, por favor, váyase usted a pastar. Y por usted quiero decir los guionistas, tú no, Matthew de mi alma. 

lunes, 16 de mayo de 2016

De Eurovisión y country music

Me han cancelado Nashville. Se acabaron las intensidades de las reinas del country. Se acabaron las canciones y los conciertos. Qué mal todo.

Bueno, en realidad, y dejando a un lado mi drama queen particular, me parece muy requetebien que se la hayan cargado. Con lo que yo he sido para esta serie, eh, con lo que yo he sido. Pero ya desde el año pasado a los guionistas se les fue la mano y aquello era, es todavía, un sin dios infumable. De hecho, yo ya tenía decidido que si concedían una quinta temporada, servidora ni terminaba la cuarta. Pero ahora, al cancelarla, no me quedará otra que ver los tres capítulos que quedan. Qué menos. Habrá que aguantar hasta el final, aunque solo sea por todo lo que nos dio en la primera y parte de la segunda temporada.

Pero yo veía aquí a hablar, colateralmente, de Eurovisión. Y diréis, y con razón, que qué pinta Nashville aquí. Pues pinta, pinta. Me explico a continuación.

lunes, 9 de mayo de 2016

Del conducir y del machismo

Aunque el cuerpo sólo me pide seguir hablando de lo mismo, de lo único, a saber, Muse, Bellamy, Muse, Bellamy, Bellamy, Bellamy, Muse, creo que debo variar de temática, no me vayáis a coger manía. Ahora, ya os digo, a mí esto no se me va a pasar fácilmente. Me he enamorao. Que yo, reconozco, era aficionada, pero sin pasarse. De saberme tres o cuatro canciones y tararear el resto y tener claro, eso sí, que si de molar hablamos, póngame primero a Muse y luego ya el resto que hagan méritos. Pero eso era antes de lo del viernes. Ahora soy FAN LOCA DESATADA. 

Se me pasará, de verdad. Se me pasará. Espero. 

Bueno, eso, que yo venía a hablar de otro tema. Y es que me he acordado de una conversación de tuiter en la que el otro día me entrometí sin remilgos. Es que el tema me tocaba de cerca y no pude evitarlo. Bettie hablaba con alguien acerca del carné de conducir y de los exámenes, autoescuela y demás. Y ahí entré yo cual miura para relatar mi experiencia, que ahora amplío, por si a alguien le sirve de ayuda. 

El examen de conducir es, en resumen, lo peor. Sacarse el carné, mejor dicho, es lo peor, porque cuesta un dineral y porque, salvo aquellos que van sobrados, al resto de la humanidad nos cuesta lo suyo y lo del de más allá, no te digo ya si eres mujer. Porque, hay que asumirlo, si ovulas entran en juego multitud de factores que, en ocasiones -no siempre y no por regla general- complican más el asunto. Y quien dice factores dice machismo. 

domingo, 8 de mayo de 2016

Muse

Esto es Matt Bellamy en la reunión de preparación de la gira. Con sus pantalones fucsias y su cara de duende.

Vía.

-A ver, ¿tenéis para apuntar?

- ¡Sí, amo, sí amo!

- Pues empezad. Para la gira quiero: Un escenario circular que dé vueltas como una mesa de restaurante chino. Que se encienda de colores, diferentes en cada canción. Con dos pasarelas que (me) lleven a dos estrados. En uno de esos estrados, el del centro de la pista, tiene que estar el piano, pero no siempre. Que suba y baje. Ahí tiraré una de las guitarras, así al empezar para demostrar lo topemegaguay que soy. Por supuesto, que haya esbirros preparados todo el tiempo para recoger las guitarras -lo que quede de ellas- y darme otras nuevas. ¿Estáis apuntando?

Se oyen murmullos... guitarras..., piano que suba y baje... "¡Sí, amo, sí, amo!"

miércoles, 4 de mayo de 2016

Ay, ay, el Bellamy, ay

Estaba pensando sobre qué escribir hoy... pero, la verdad, no me sale escribir...

Sólo me sale gritar...



Porque...




El viernes. 

domingo, 1 de mayo de 2016

¿Qué haría hoy Don Quijote?

Camina casi sin desplazarse, imperceptible. Levanta los pies y vuelve a posarlos con delicadeza. No quiere enfurecerlo. No quiere molestarlo. Magno, aparece ante él como una mole que palpita, el rumor que precede al vuelo, la historia no vivida. 

Alonso se acerca al dragón de grandes alas, enorme murciélago de aire y piel. Quiere cabalgarlo. Ya no hay miedo, no hay batalla que presentar, sino aventura que disfrutar. Con cuidado, continúa. Cada vez lo siente más próximo, ya puede hasta respirar su olor. Sentir el golpe de sequedad que transmite cada aleteo, la ligera vibración de la tierra que lo alberga. 

Alonso está decidido a cumplir su sueño, a cabalgar, de una vez por todas, ese dragón gigante que tiene ante sí. Sujeta su espada, traga saliva y emprende los últimos pasos, dispuesto a dominar a la inmensa bestia y surcar los cielos, más allá del horizonte amarillo. 

Pero los sueños son sueños. De repente, algo impide su avance. No puede llegar al dragón, lo tiene ahí, a pocos pasos, pero no puede alcanzarlo.

 - ¡Alonso, hijo! ¡No me hagas esto otra vez! ¿Cómo se te ocurre salir corriendo hacia el molino? ¿Tú sabes el susto que me has dado? ¿Lo sabes? ¡Mírame! ¡Que me mires te digo! 

Alonso aguanta las lágrimas, como se supone que los caballeros andantes tienen que hacer, aunque sólo tengan siete años y porten una espada de plástico comprada en la feria. Mientras su madre lo arrastra de nuevo al coche, vuelve la vista a su dragón. Algún día, piensa. Algún día volaré contigo, viejo amigo.

-----------------------------

Pruebo suerte en el concurso de Zenda.  Qué más Quijote que un niño soñando con volar un dragón, un pequeño aventurero inmerso en esa fantasía de la niñez que la edad adulta se encarga de socavar, aunque algunos, muchos, intentemos resistir. Va por todos aquellos que, pese a todo, se esfuerzan en seguir creyendo que volarán dragones.

También hablé de...

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...