sábado, 31 de diciembre de 2016

De un año a otro

Al 2017 no le pido nada. Nada más allá de salud para mí y la gente que quiero. Nada más y nada menos.

Y es que creo que el resto está en nuestras manos. Somos nosotros los que tenemos que dar, que ofrecer y que pelear. Los que tenemos que salir de la zona de confort y arriesgar, porque si no, no hay triunfo que merezca la pena.

En 2016 volví a la universidad. Volví al gimnasio. Rompí algunos esquemas. Mantuve otros. Vi a Muse en concierto. Y a Bryan. Y a Fangoria. Y a Duncan Dhu. Los recuerdos de todos y cada uno de esos momentos me acompañarán siempre.

En 2016 viví un verano intenso y algo loco. En general, no todo fue bueno, pero no todo fue malo. Sería ingrato quejarme porque no soy la misma que hace un año, y eso indica que estos doce meses han merecido la pena.

2017 se presenta incierto. Turbulencias laborales aparecen por el horizonte pero me remito a lo dicho: será cuestión de pelear. De no rendirse. De sonreír. De ser cada vez más rubia y llevar los labios cada vez más rojos. De ser valiente y de dejar atrás aquello que no ayuda, no suma, no aporta.

Nos leemos, gente. Sed felices.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Fantastic Beast

Bueno, pues la vi al fin. ¿Y qué puedo decir? Que me ha encantado. Que es puro Rowling. Esto sí, y no la obra de teatro. 

Y a partir de aquí, destripes por doquier. Avisados quedáis. 

jueves, 8 de diciembre de 2016

El año del verano que nunca llegó, de William Ospina

No sabéis las ganas que tenía de leerme este libro. Más de un año buscándolo, a punto de comprármelo en varias ocasiones. El año sin verano, el encuentro de Byron, los Shelley, Polidori en aquella villa de Ginebra, bajo el cielo oscurecido por las cenizas de un volcán indonesio. De ahí salió Frankenstein y de ahí salió El vampiro, antecedente de Drácula. 

O sea, que prometer, prometía. 

Pero ya está, no ha pasado de promesa. 

En resumen, este libro es la historia de una obsesión, la del autor por aquel encuentro en Ginebra. Y como está muy obsesionado nos cuenta sin cesar lo obsesionado que está. Todo el rato igual. Qué obsesionado estoy, uf, mientras va viajando sin cesar por el ancho mundo, a sus cosas de escritor reconocido. 

martes, 8 de noviembre de 2016

The Crown

Ya os imaginaréis que lo que vais a leer en esta entrada no va a ser sino una sucesión de alabanzas, loas y emociones desquiciadas ante esta serie. Es que, a ver, monarquía británica. O sea, una serie sobre pijos ingleses. O sobre pobres, qué más da. Es una serie británica, pura BBC, pero con más dinero, todavía. Es el séptimo cielo. Mi séptimo cielo. 

Para los no iniciados, The Crown narra los primeros años de reinado de la queen Isabel II, la de ahora, la de antes, la de siempre. Porque yo mantengo que no terminaré de crecer hasta que no vea a otro rey en el trono de Reino Unido. He conocido ya a tres papas, a dos reyes de España, pero reina de las islas, sólo hay una. Y parece que va para rato. 

Esta serie es un proyecto a largo plazo. En teoría quieren rodar una temporada, diez capítulos, por cada década de reinado. Eso son seis temporadas. Cuentan que a Netflix ha pagado por las dos primeras unos 100 millones de libras, cantidad que la BBC no pudo igualar. Y, claro, se nota el derroche de dinero. Se nota y mucho. Todo es caro, todo es bueno, todo es perfecto. Los escenarios son espectaculares y reales, en el doble sentido de la palabra, y las caracterizaciones e interpretaciones son, directamente, de premio, de premios, muchos. 

domingo, 6 de noviembre de 2016

Lo de Oté

Pues qué queréis, que la tele pública dedique horas y horas de su programación en 2016 a recordar un programa de hace 15 años normal no me parece. Que seré yo, que soy así, pero no lo termino de ver. 

Que yo, como casi todo el mundo, vi aquello y hasta estuve en un concierto. En el Bernabéu, que canté y bailé un montón, pasé mucha sed y verlos no los vi porque estaba arriba del todo. Vi unos puntos en la lejanía, por si vale. Es que siempre he sido miope profunda. 

Yo a Oté lo pillé ya empezado. Por aquel entonces, recuerdo, cada lunes veía CSI. Hasta que, claro, empezó la neura nacional con los triunfitos y no quedó otra. Mi orgullo reside en que siempre, eso sí, fui de Chenoa. Así que #respect. Si España hubiera sido como hay que ser, hubiera ganado Chenoa. Y si este país no fuera la mierda que es, la supuesta cobra no ocuparía sitio hasta en los telediarios. Que es de vergüenza nacional. 

martes, 1 de noviembre de 2016

Noviembre

Vía
 Y un año más: 

"November is the most disagreeable month in the whole year, said Margaret, standing at the window one dull afternoon, looking out at the frostbitten garden.

That's the reason I was born in it, observed Jo pensively, quite unconscious of the blot on her nose"

Little Women, Louisa May Alcott


miércoles, 26 de octubre de 2016

Lía en el gym (por fin)

Empecemos por el gym. Empecemos. 

Ya os he contado en la entrada anterior que, tras muchas reticencias y vagancias, por fin me he apuntado al gimnasio. Entendedme, con mi horario de locos sólo puedo ir en la hora de comer y, seamos sinceros, no es lo que más apetece. Pero bueno, ya está, ya he roto la barrera -imaginaria- y ya estoy metida en el ambiente. 

No es la primera vez que pago por sufrir, conste. Estuve yendo dos años pero lo dejé porque mi vida laboral comenzó a volverse loca. Súmale la escuela de idiomas y tienes el pastel completo. Pero eso, que ya voy. Lo conseguí. 

Mi primer día fue muy prototípico. Yo, con mis ropitas del Decathlon, que llego a la sala de aparatos de tortura de fitness y busco al monitor. Para que me explicara cómo iba aquello, no para nada más. No vayáis a pensar que yo quería interacción con otro ser humano en ese ambiente hostil así porque me apeteciera. Que no. Un respeto. 

Ewwwww...

martes, 25 de octubre de 2016

Pasó en octubre

Sigo viva, no se me asuste nadie. Aquí, aquí, mirad aquí, eeeh, que estoy aquí... Nada, ni caso. Normal, os tengo abandonados. Diculpad, josmíos, disculpad. 

Es que a ver, a mí este año me ha dado por vivir la vida en modo valiente, y así me pasa lo que me pasa. Como tengo un trabajo con horarios normales (#no) y con estabilidad (#jaja) y con rutina (#noteflipes), decidí adornar mi existencia con nuevos alicientes. A saber, me apunté a la universidad para dejar de ser intrusa, me apunté al gym, me apunté a una especie de voluntariado y me fui de vacaciones. 

¿Entendéis que al blog le hiciera poco casito, no? 

Por partes. Lo de la universidad para dejar de ser intrusa ya lo sabéis porque os he llorado convenientemente. Ya he superado el primer mes y estoy deseando que se acabe esta tortura que llegue enero. Vale, os soy sincera. En el fondo me gusta porque veo que es algo útil que me está costando un riñón que me va a servir. De qué, no lo sé, pero tengo esa sensación. Dejadme con mis ilusiones, anda. 

lunes, 10 de octubre de 2016

Y seguimos....

Si yo sólo quería estudiar mucho y hacer exámenes, como una Hermione de la vida que soy. 

Si yo sólo quería agobiarme porque no me había dado tiempo a estudiar todo y esas cosas. 

Si yo sólo quería ser feliz entre mis apuntes y libros y mi soledad. 

¿Por qué, entonces, tengo que verme obligada a ser asertiva, extrovertida y hablar con 'gente'?

¿Por qué, oh, mundo cruel?

¿Dónde está la universidad española de toda la vida con sus apuntes y su estudiar? ¿Por qué ahora los profesores escriben y te dicen cosas?

Sacadme de aquí. Help. 

viernes, 30 de septiembre de 2016

Hooten and the lady

Yo lo sabía, que conste en acta. Y aun así me atreví. Que soy impulsiva y estoy muy loca. O que tenía muchas ganas de encontrar una nueva serie que destripar, también. 

Hooten and the lady va de una muchacha muy mona, muy british, que habla con ese acento que sólo tienen los de allí de noble cuna, con ese deje como de mandar en la vida. La zagala trabaja en el British Museum y se la ve que se ha tenido que esforzar, no, para llegar allí. No vamos a pensar que la han enchufado o algo, no, no. El caso que la chica se aburre cantidad y decide, porque ella lo vale, recuperar el espíritu de los aventureros ingleses del siglo XIX y marcharse al Amazonas a encontrar, precisamente, el último campamento de uno de esos aventureros. Todo para una exhibición que se va a hacer el British, que le vendría muy bien, al British, por el tema de los dineros y el presupuesto. AL BRITISH, repito. 

Que vale, el British es gratuito y lo mismo pasa sus fatiguitas. No voy a venir yo aquí a quedar de desconfiada. 

domingo, 25 de septiembre de 2016

La universidad moderna

Vengo aquí a desahogarme porque a ver dónde voy a ir si no es a mi blog querido (y abandonado, a ratos). Vengo aquí, os digo, pero no dudaré en negarme, negaros, si es menester. 

Os cuento: vuelvo a ser universitaria. Sí, como lo leéis. A la vejez, viruelas. 

El caso es que tras varios años de ser y sentirme (de vez en cuando) intrusa, me he decidido a matricularme en los estudios #delomío. Algo ligero, un par de asignaturas, no vayáis a pensar, que ni el tiempo ni el dinero dan para más. Pero así lo puedo poner en el curriculum, que queda divino de la muerte. 

Total, que pensaba yo que esto iba a ser más normal. De estudiar y ya. Y no. Me quieren hacer moderna, asertiva, proactiva, esas cosas. A mí. A este erizo. Vamos a ver. 

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Series de los últimos tiempos

Ando como pollo sin cabeza o pingüino en garaje en lo que a series se refiere. Sin los jaleos de los Crawley ni las andanzas de Alishia en Chicago mi otoño seriéfilo se presenta raro, triste, aburrido... Miro a lo lejos y sólo veo la nada. 

Sí, estoy de un metafísico muy insoportable. 

Total, que, dado lo anterior, me he dado a la experimentación. No queda otro remedio. Al menos hasta que llegue Call the Midwife a acogerme en su cálido seno y vuelvan mis lloreras semanales, tan purificadoras y relajantes. 

1. 12 Monos. Esta serie va ya por la tercera temporada, creo, que empezará, creo, a primeros de año. ¿De qué va? Viajes en el tiempo, gente muy mala y un futuro apocalíptico. Paradojas a tope, que mejor no pensarlas mucho porque la cabeza explota. Y eso que servidora es whovian y está curada de espanto en lo que a idas y venidas temporales se refiere. 

2. Mr. Robot. El planteamiento de la serie está muy bien y el protagonista -que se llevó el Emmy el otro día- lo hace genial. Sí. Pero no es para mí. Al principio prometía por aquello de hablar de una conspiración a nivel mundial, pero se dedican a liar la madeja y a contarnos que los malos no son tan malos y los buenos no son tan buenos y es todo tan triste, tan oscuro, tan dramático... Que, mira, no. Yo estoy en modo Fangoria: no quiero más dramas en mi vida. Gracias. 

lunes, 19 de septiembre de 2016

Annie Hall


En mi camino por suplir mis carencias cinematográficas no sólo hay hueco para películas vergonzantes. También tengo días inspirados en los que me propongo culturizarme en modo cultureta. De ahí que ayer, por ejemplo, me diera a Woody Allen y a su Annie Hall, mítica historia de finales de los 70 protagonizada por mi adorada Diane Keaton, novia en aquel entonces del propio Allen. 


jueves, 15 de septiembre de 2016

TAG. Universo Harry Potter

Visto en Facebook. Allá voy. 

1- ¿Cuál es tu libro favorito?

La orden del Fénix. ¿Por qué? Porque es el libro de Sirius, para bien y para mal. Y porque me encanta la idea de la sociedad secreta de rebeldes que luchan contra el orden establecido. 

2- ¿Cuál es tu película favorita?

La orden del Fénix tiene muchas papeletas, junto al Príncipe Mestizo (aunque prefiero, siempre, los libros), pero he de reconocer que Azkaban es para mí la mejor de todas. Se nota la dirección de Alfonso Cuarón.

3- ¿Libro que menos te gusta?

El cáliz de fuego. No me puede interesar menos el torneo de los Tres Magos, aunque me gusta mucho la parte del campeonato de Quiddicht. 

4- ¿Película que menos te gusta?

Igual. El cáliz de fuego. Mucho menos que el libro. Es el horror hecho imágenes. Esos pelos, ese crecimiento extraño de todos... Los 15 años nunca fueron tan espantosos. 

miércoles, 14 de septiembre de 2016

The Rewrite

Bueno, vale, venga, voy. 

Que no se diga. 

Como sabéis, desde hace un tiempo intento paliar mis lagunas oceánicas en lo que a cine se refiere. Pero lo hago a mi modo. O sea, que puede pasar cualquier cosa. Como que descubra que hay una peli con Hugh Grant de protagonista de la que no había oído hablar. 

Repito: peli de Hugh Grant de la que YO no sabía nada. Y reciente, que es de hace un par de años. 

MUY fuerte. 

La descubrí gracias a esa biblia moderna llamada Vanity Fair. Por añadirle emoción al asunto, lo digo. 

Total, que, como comprenderéis, me faltó tiempo para echarle un ojo, y dos, a la película en cuestión, llamada The rewrite, título que en español convirtieron en ¿Cómo se escribe amor?. 

Disculpad, voy a vomitar. 

sábado, 10 de septiembre de 2016

Un hasta luego

Dicen que irse sin despedirse está feo. Pero es que tampoco es un adiós. Porque sé que en cuanto diga "ya no escribo más" me van a entrar ganas de escribir. Que soy así, contradictoria y extraña.

El caso es que tengo al blog abandonatido, entre unas cosas y otras, y no sé si es mejor decir que lo dejo o no decir nada. Qué sé yo. 

Que me perdonéis, que ya volveré. Aquí o en otro lugar. Ya se verá. 

Nos leemos. 

miércoles, 31 de agosto de 2016

El balneario

Aunque volví al tajo hace más de diez días no ha sido hasta esta semana cuando de verdad he sentido que sí, que he vuelto. Entre que me quedé sin gafas y anduve en modo topo varios días, sin casi poder hacer nada, y entre las fiestas del poblado, he estado lo que viene siendo despegada y desconectada. Y sin remordimientos de ningún tipo, oiga. Más bien.

Total, que he vuelto. Y menos mal que estoy zen y contenta, porque todo son problemas, problemillas, problemazos. Menos mal que eso, yo zen. Nada me afecta, todo me resbala. Ommm.


Eso sí, desde ayer suena a todo trapo desde mi mesa esta canción. Yo no digo nada y lo digo todo. 

«Y cada día que paso en el balneario se acrecienta mi odio a este mundo ingraaato, aumenta mi pasión por el asesinato, mi único deseo es mataaaaaaaaaar....»

*Especialmente dedicado a T., que me descubrió aquí a los pingüinos...

lunes, 29 de agosto de 2016

El Spotity rubio

Poco a poco se nos acaba el verano, este verano rubio, loco y divertidísimo que recordaremos para siempre. Una parte de mí quiere con ganas que llegue ya de una vez la rutina, toda la rutina que puede tener alguien que trabaja en lo que yo trabajo, que viene siendo poca. Pero bueno, dedicarme a mis cosas, las de siempre y las nuevas que están por venir. Volver, de una puñetera vez, al gimnasio y cervecear cuando se pueda y se tercie. Con mis rubios, a ser posible. 

Pero otra parte de mí quiere quedarse en las noches al aire libre y en las carcajadas locas. Y en la locura, así en general, de estas semanas. En las que hemos pasado en modo ráfaga por nuestras casas y hemos cerrado algunos bares, algunos días. Cuentan incluso que ayer dos de los rubios se disfrazaron y... bueno. Que lo cuentan. No desvelemos los secretos. 

Total, que una víctima colateral de este verano es mi Spotify, ese en el que reside la playlist 'Rubios'. Imaginarse. Imaginaos. Hoy me ha dado por entrar en las recomendaciones y...

lunes, 22 de agosto de 2016

Verano vintage

Se me han roto las gafas. Drama, dramón de dimensiones épicas. Hasta que tengan a bien hacerme los cristales nuevos y engarzarlos en la montura que escogí el otro día, estoy en modo cegato por la vida porque los ratos que me puedo poner las lentillas tienen que ser reservados para el trabajo. Porque claro, yo tan oportuna, tuve que cargarme las gafas el día antes de volver a currar. No tuve tiempo, parece ser, en las dos semanas anteriores que estuve dándome a la buena vida. Y a los bares, que este verano nos estamos dando mucho a los bares. Vaya usted a saber por qué.

Total, que ahora mismo no puedo leer ni ver nada porque cuando me quito las lentillas me quedo en modo topo. Pero topo nivel no distinguir a Saúl Craviotto a dos metros. Bueno, pensándolo bien, lo mismo Craviotto tiene poderes -no me extrañaría nada- y consigue devolverme la vista. Lo digo por si surge la oportunidad de tenerlo a dos metros. O menos. Yo por si surge y tal.


miércoles, 10 de agosto de 2016

Harry Potter and the Cursed Child (y 2)

MÁS SPOILERS

Sí, hija, sí....

Tras lo que me ha gustado, toca dar cuenta de aquello que me ha dejado fría, sin saber qué pensar o que, directamente, no me ha molado un pelo. En esta última categoría se encuentra la siguiente pregunta: 

miércoles, 3 de agosto de 2016

lunes, 1 de agosto de 2016

Libros que me cambiaron la vida

Soy una copiota de Bettie. Punto. Dicho estoy, procedo, que es agosto y las neuronas no me dan para mucho... En realidad, es una recopilación, porque de muchos, o de todos, ya os he hablado en otras entradas...

1. Los escarabajos vuelan al atardecer. Como ya he hablado varias veces de este libro, no me extiendo. Sólo digo que fue el mejor regalo de Reyes que me hicieron. Una de esas veces que los Magos acertaron de pleno, sin tener mucha idea de lo que me regalaban. Un libro épico, sobre la amistad, la aventura y la historia. Sencillo, intrigante y nostálgico. Lo devoré y lo devoré durante muchos años, una y otra vez. Y siempre va conmigo. 

2. El médico. Nada del otro mundo, pero abrió ante mí un camino desconocido hasta entonces. Cientos de novelas históricas llegaron después, pero nada superó a las andanzas de Rob J. Cole por Persia. 

3. Los pilares de la tierra. Lo he leído tres veces, pero la más importante, sin duda, fue la última, cuando lo hice en el marco de un taller de lectura en línea organizado por mi biblioteca. Las oposiciones me asfixiaban y charlar y charlar sobre aquellos personajes en la Inglaterra medieval me devolvió a la vida y me regaló ratos inolvidables. Nunca lo olvidaré. 

sábado, 30 de julio de 2016

Canciones de una vida

Versión libre de la entrada de Bettie. Lo haré de los libros, también, pero por cosas #cosas, hoy me apetece hacerlo más de canciones. Ea. Tampoco serán todas de las que marcan un antes y un después en la vida, pero bueno, son de las que han estado y estuvieron... Y tampoco esperéis que me ponga elevada y repelente. Aquí hemos venido a corazón y vergüenza abiertos. Dejadme.



Alaska, Olvido, y un guapérrimo Carlos Berlanga. Y un himno que he cantado desde que era una enana y no sabía lo que decía. No sé si está incluido en los conciertos de Fangoria pero ojalá, porque en septiembre los veo y pienso desgañitarme y despendolarme. Mucho.

martes, 26 de julio de 2016

Santa Lucía

Estaba yo contándoselo ahora mismo a los rubios y he pensado, concho, qué menos que compartirlo en el blog. Hoy en la radio ha sonado esta canción. Precisamente esta canción. El karma que es así. De puñetero.


miércoles, 20 de julio de 2016

Stranger Things

Llevo sólo tres capítulos pero no me resisto, tengo que escribir algo sobre esta serie. La serie del verano. Y, con probabilidad, la serie del año. Al menos para muchos entre los que me incluyo encantada, aunque, eso sí, estoy pasándolo muy malamente porque una es de natural miedica. A estas alturas ya de mi vida como comprenderéis no voy a negar la evidencia. Soy de canguele fácil. Un pasillo, una luz que va y viene y un poco de música de suspense y ya me veis con un cojín en la cara lanzando grititos. Una gallina totalmente vergonzante, lo sé. Pero me lo paso bien con mi drama. 

Total, lo que os decía. No me resisto a escribir algo de esta serie, aunque aún me queden cinco capítulos. Me los estoy racionando, uno cada noche, aunque es probable que mañana acelere y el viernes la termine.

¿Cómo es Stranger Things? 

martes, 19 de julio de 2016

Tejedora

El año pasado por estas fechas, más o menos, os hablé de un libro de estos vergonzantes que, a veces, caen en mi Goodreads: El libro de la vida, tercera parte de las aventuras de la bruja historiadora y el vampiro maromo traumatizado. Y no es que venga a hablaros de una cuarta parte, que no creo que haya, no. Es que llevo días con parte de la historia que cuenta ese libro en la cabeza. Porque es curioso como hay cosas que no comprendes hasta que las comprendes. Os explico. 

Diana, la bruja protagonista de las novelas descubre, a lo largo de las tropecientas páginas de la historia, que es una 'tejedora', esto es, tiene el poder de tirar de los hilos de la vida para hacer y deshacer. Os lo cuento en la reseña: ve hilos de colores. Cosa que en su momento, incido, no comprendí y de la que hice mucha rechifla. Y no es que ahora lo entienda del todo, pero sí sé que la vida es un telar y nosotros los tejedores de nuestro tapiz existencial. Será que he madurado. Aunque no sé si encontrar las respuestas en libros como estos es muy de madurar, la verdad. 

miércoles, 13 de julio de 2016

Canciones para conducir: La vida rubia BSO

Banda sonora original, vamos. O dicho en inglés: Original Sound Track. O SEA.

Pues lo que empezó poco a poco se ha convertido en una carpeta en Spotify con más de 60 canciones y subiendo. Que somos rubios, españoles y mucho españoles y estamos como regaderas. Todo eso. Pero y cómo nos lo pasamos, qué. Ah, eso que nos llevamos. El caso es que como estamos como estamos, en todos los variados sentidos que ustedes se puedan imaginar, nos damos a la música, que es verano y siempre viene bien. Ea.

Os pongo por aquí las canciones más presentables de esta lista, que obliga, sí o sí, a activar la sesión privada en el Spoti. Que una tiene un prestigio que mantener. O algo así. Qué sé yo.

lunes, 4 de julio de 2016

La vida rubia

La vida rubia es la vida mejor. Es la vida vivida ligera. Y es la vida vivida con risas. Sin tomarse nada demasiado en serio, demasiado intenso. Aunque sí, pero no.

La vida rubia es la vida mejor. Es la vida de la compra preventiva de gatos, de las verdades dichas entre bromas, de saber que sí, que es cierto, pero qué más da. Que son cuatro días y mejor pasarlos riendo. Aunque duela. 


sábado, 25 de junio de 2016

Lo del Brexit

Los que os pasáis por aquí ya sabéis de mi amor por todo lo brit. Soy whovian, potterhead, sherlockian, moffattiana, etcétera. Me crié leyendo las novelas de Agatha Christie, y soy una fanática de todo lo que huela a Orgullo y Prejuicio y a Jane Austen en general, sin desdeñar a las Brontë. Nunca fui más feliz que cruzando el Támesis y regresar a Londres más que un deseo es una necesidad existencial. 

Y, tonta de mí, siempre consideré que esta querencia por lo anglo era también parte de mi cultura, la europea. Como lo son los cómics de Astérix y Obélix, tan, tan franceses, o lo es la Sicilia de Camilleri. Un territorio viejo, lleno de cicatrices, pero también de sabiduría, que, en estos tiempos, se expande y llega a todas partes sin preocuparse de eso llamado fronteras. 

lunes, 20 de junio de 2016

Donde los escorpiones, de Lorenzo Silva

Por situarnos: Una nueva entrega de los guardia civiles Vila y Chamorro, esta vez de misión en Afganistán, nada menos. 

Servidora de vosotros, que puede ser muy quejosa, el otro día se enfadó un poco bastante cuando sufrió una de esas revelaciones que le dan cuando lee novela negra. De repente estoy a lo mío, interrogatorio para arriba, interrogatorio para abajo y, catapún, en mi cerebro se hace la luz, lo veo todo clarísimo y me fastidio a mí misma la sorpresa final. Es que es para darme de leches.

Que no me estoy tirando flores, no penséis. Que es una puñeta tener un cerebro que se crió leyendo a Agatha Christie y que se dedica a sabotearme los misterios. Una puñeta y un drama. Total, que eso, que adiviné si paliativos quién y cómo. Al menos, eso sí, lo hice tan solo un par de páginas antes de que se descubriera el pastel. Algo es algo. 

sábado, 18 de junio de 2016

Canciones para conducir: la radio

Puede ser, no lo descarto, que sea una cosa de huelga o de me tienes hasta ahí de la máquina en cuestión, pero el caso es que desde hace algunas semanas el aparato reproductor de música de mi coche funciona a medias. Lo que viene siendo que sólo funciona la radio. Nada más. Ni el chisme para los cedés ni el emepetrés. No tengo ni repajolera idea de qué ha podido pasar, pero así estamos. Tras muchas semanas de Muse a tope y a todas horas, el aparatito ha dicho que verdes las han segado, mona. De ahí mis sospechas de huelga. Mi pequeña japonesa interior no se fía.

Total, que claro, hay que arreglarlo, pero eso implica que saquen el chisme de su sitio y se lo queden para su riguroso estudio mientras yo estoy uno, dos, no sé, días sin música en el coche.

Sin música en el coche. Yo.

Pues eso. 


viernes, 17 de junio de 2016

Mis dragones VI (segunda parte)

Pues eso. 

Hombre, lleva una esperando ni se sabe para el momento y cuando llega el momento, no llega y nos hacen una tres catorce de manual. Que vale que para reencuentros ya tuvimos el de mis Stark de mi alma pero va a ser que no es lo mismo el asunto entre Sansa y Jon que, aunque siempre mantuvieron una fría distancia, al fin de cuentas son (supuestos) hermanos, que entre Jaime y Brienne. Hombre, por favor. Un respeto. Un algo. Vale que hubo sus miradas intensas y tal. Pero yo qué sé. ESE momento. Jopetas. 

lunes, 6 de junio de 2016

Por eso canto

Hace algunos años esta que os escribe vivía prácticamente en una biblioteca. Ahora, echando la vista hacia aquella época me doy cuenta de cuánto debo a los momentos allí pasados. Debo, entre otras cosas, trabajar en lo que hoy trabajo, que no es poco. Debo también haber conocido a gente estupenda, que animaban las mañanas que me pasaba entre libros y apuntes, y también las tardes, en las que recorría los diferentes talleres y actividades. Buscando algo que no encontraba. 

Entre aquella gente destaca, sin duda, el papá de Marycheivis. Tiempo después, cuando yo iba ya menos por la biblioteca, él se marchó. Todo el pueblo se quedó un poco huérfano y a Marycheivis le tocó cargar con muchas herencias, servidora incluida. Pero siempre lo ha hecho bien y ha tenido sitio para todos, por encima de ella misma en muchas ocasiones. Por eso hoy, que lo ha pasado un poco regular, hay que estar ahí. Para celebrar, sobre todo, que no ha sido nada y que nos queda mucha vida rubia que disfrutar. Va por ti, nena.



Subid el volumen y a cantad mucho, cantad con el alma. ¡Que cantéis, os digo!



lunes, 30 de mayo de 2016

Mis dragones VI

Esto no puede ser, a estas alturas de la temporada y yo sin venir a llorar por mis dragones y mis tronos. ¿Quién soy? No me reconozco. Será el mes de mayo, la primavera, el subidón post Bellamy y el SUBIDÓN PORQUE SOMOS CAMPEONES DE EUROPA OTRA VEZ. 

Los amo. 


Jeje. 

martes, 24 de mayo de 2016

Instrumental, by James Rhodes

Con probabilidad vosotros, como yo, habéis oído hablar mucho de este libro en los últimos meses. Una especie de fiebre que alcanzó a autores españoles como Lorenzo Silva y Rosa Montero, quienes no dudaron en calificarlo como una experiencia única. Así, tal cual. Para mí todo lo que digan Silva y Montero va a misa, así que me fui a una de mis librerías favoritas y me lo compré. Y, ¿sabéis qué? Llevaban razón. Todos. 

Es un libro brutal, que te lleva de las lágrimas a la risa, al odio, al asco, a la alegría, a la pena. Que te conmueve, en muchos sentidos, y que, además, te enseña. Y te hace escuchar música clásica, si se lee como es debido, esto es, con su lista de reproducción de Spotify sonando. 

James Rhodes era un niño normal, quizá algo más sensible que el resto, al que su profesor de gimnasia violó sin cesar durante varios años. Desde que Rhodes tenía seis en adelante. Nada de abusos sexuales, no. Violaciones. Sin que nadie, ni familia ni profesores, movieran un dedo, pese a las alarmantes señales que existían. 

lunes, 23 de mayo de 2016

Bye, Alishia

Con bastante retraso, ahí van mis opiniones sobre el final de esa grandísima serie llamada The Good Wife, que nos ha dejado huérfanos, al menos hasta que comience su 'desgajo', la historia que protagonizarán Christine Baranski (VIVA) y Cush Jumbo (con ese nombre sólo se puede MOLAR). 
Bueno, al lío:

1- A mí Alishia nunca me había caído tan mal hasta este episodio final. Vale que siempre fue un personaje lleno de contradicciones e hipocresía pero, al menos yo, empatizaba de alguna forma con sus dudas, temores y cobardías. Pero en ese ultimo capítulo la hubiera matado con mis manos. Menos mal que llegó Diane para arreglarlo todo y ser la voz, y la torta, de una audiencia global. Olé. 

2- El final, como toda la serie, fue valiente. Valiente porque no protegió ni justificó a su protagonista sino que la desnudó y la dejó a merced de sus defectos. Que son los defectos de toda una sociedad, la americana, que no sé qué se toman, pero son capaces de lo mejor y también de lo peor. Y si no, esperad a que llegue noviembre. Verás tú qué fiesta vamos a tener.

3- Bendita aparición -nunca mejor dicho- de Will. Porque qué queréis, a mí el maromo que le buscaron a Alishia para que, de una vez por todas, se le revolucionara la hormona y dijera hasta aquí no me terminó nunca de gustar, más bien lo contrario. Yo es que fui siempre de Will y, POR SUPUESTO, de Finn Polmar, que ha sido lo más cruel que han hecho en esta serie, con permiso, claro está, de #lodeWILL. Es decir, nos lo presentan, lo pasean, le hacen mirar así como mira Matthew Goode, y, oh, ah, que es que me voy, que me reclama Lady Mary. Hombre, por favor, váyase usted a pastar. Y por usted quiero decir los guionistas, tú no, Matthew de mi alma. 

lunes, 16 de mayo de 2016

De Eurovisión y country music

Me han cancelado Nashville. Se acabaron las intensidades de las reinas del country. Se acabaron las canciones y los conciertos. Qué mal todo.

Bueno, en realidad, y dejando a un lado mi drama queen particular, me parece muy requetebien que se la hayan cargado. Con lo que yo he sido para esta serie, eh, con lo que yo he sido. Pero ya desde el año pasado a los guionistas se les fue la mano y aquello era, es todavía, un sin dios infumable. De hecho, yo ya tenía decidido que si concedían una quinta temporada, servidora ni terminaba la cuarta. Pero ahora, al cancelarla, no me quedará otra que ver los tres capítulos que quedan. Qué menos. Habrá que aguantar hasta el final, aunque solo sea por todo lo que nos dio en la primera y parte de la segunda temporada.

Pero yo veía aquí a hablar, colateralmente, de Eurovisión. Y diréis, y con razón, que qué pinta Nashville aquí. Pues pinta, pinta. Me explico a continuación.

lunes, 9 de mayo de 2016

Del conducir y del machismo

Aunque el cuerpo sólo me pide seguir hablando de lo mismo, de lo único, a saber, Muse, Bellamy, Muse, Bellamy, Bellamy, Bellamy, Muse, creo que debo variar de temática, no me vayáis a coger manía. Ahora, ya os digo, a mí esto no se me va a pasar fácilmente. Me he enamorao. Que yo, reconozco, era aficionada, pero sin pasarse. De saberme tres o cuatro canciones y tararear el resto y tener claro, eso sí, que si de molar hablamos, póngame primero a Muse y luego ya el resto que hagan méritos. Pero eso era antes de lo del viernes. Ahora soy FAN LOCA DESATADA. 

Se me pasará, de verdad. Se me pasará. Espero. 

Bueno, eso, que yo venía a hablar de otro tema. Y es que me he acordado de una conversación de tuiter en la que el otro día me entrometí sin remilgos. Es que el tema me tocaba de cerca y no pude evitarlo. Bettie hablaba con alguien acerca del carné de conducir y de los exámenes, autoescuela y demás. Y ahí entré yo cual miura para relatar mi experiencia, que ahora amplío, por si a alguien le sirve de ayuda. 

El examen de conducir es, en resumen, lo peor. Sacarse el carné, mejor dicho, es lo peor, porque cuesta un dineral y porque, salvo aquellos que van sobrados, al resto de la humanidad nos cuesta lo suyo y lo del de más allá, no te digo ya si eres mujer. Porque, hay que asumirlo, si ovulas entran en juego multitud de factores que, en ocasiones -no siempre y no por regla general- complican más el asunto. Y quien dice factores dice machismo. 

domingo, 8 de mayo de 2016

Muse

Esto es Matt Bellamy en la reunión de preparación de la gira. Con sus pantalones fucsias y su cara de duende.

Vía.

-A ver, ¿tenéis para apuntar?

- ¡Sí, amo, sí amo!

- Pues empezad. Para la gira quiero: Un escenario circular que dé vueltas como una mesa de restaurante chino. Que se encienda de colores, diferentes en cada canción. Con dos pasarelas que (me) lleven a dos estrados. En uno de esos estrados, el del centro de la pista, tiene que estar el piano, pero no siempre. Que suba y baje. Ahí tiraré una de las guitarras, así al empezar para demostrar lo topemegaguay que soy. Por supuesto, que haya esbirros preparados todo el tiempo para recoger las guitarras -lo que quede de ellas- y darme otras nuevas. ¿Estáis apuntando?

Se oyen murmullos... guitarras..., piano que suba y baje... "¡Sí, amo, sí, amo!"

miércoles, 4 de mayo de 2016

Ay, ay, el Bellamy, ay

Estaba pensando sobre qué escribir hoy... pero, la verdad, no me sale escribir...

Sólo me sale gritar...



Porque...




El viernes. 

domingo, 1 de mayo de 2016

¿Qué haría hoy Don Quijote?

Camina casi sin desplazarse, imperceptible. Levanta los pies y vuelve a posarlos con delicadeza. No quiere enfurecerlo. No quiere molestarlo. Magno, aparece ante él como una mole que palpita, el rumor que precede al vuelo, la historia no vivida. 

Alonso se acerca al dragón de grandes alas, enorme murciélago de aire y piel. Quiere cabalgarlo. Ya no hay miedo, no hay batalla que presentar, sino aventura que disfrutar. Con cuidado, continúa. Cada vez lo siente más próximo, ya puede hasta respirar su olor. Sentir el golpe de sequedad que transmite cada aleteo, la ligera vibración de la tierra que lo alberga. 

Alonso está decidido a cumplir su sueño, a cabalgar, de una vez por todas, ese dragón gigante que tiene ante sí. Sujeta su espada, traga saliva y emprende los últimos pasos, dispuesto a dominar a la inmensa bestia y surcar los cielos, más allá del horizonte amarillo. 

Pero los sueños son sueños. De repente, algo impide su avance. No puede llegar al dragón, lo tiene ahí, a pocos pasos, pero no puede alcanzarlo.

 - ¡Alonso, hijo! ¡No me hagas esto otra vez! ¿Cómo se te ocurre salir corriendo hacia el molino? ¿Tú sabes el susto que me has dado? ¿Lo sabes? ¡Mírame! ¡Que me mires te digo! 

Alonso aguanta las lágrimas, como se supone que los caballeros andantes tienen que hacer, aunque sólo tengan siete años y porten una espada de plástico comprada en la feria. Mientras su madre lo arrastra de nuevo al coche, vuelve la vista a su dragón. Algún día, piensa. Algún día volaré contigo, viejo amigo.

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Pruebo suerte en el concurso de Zenda.  Qué más Quijote que un niño soñando con volar un dragón, un pequeño aventurero inmerso en esa fantasía de la niñez que la edad adulta se encarga de socavar, aunque algunos, muchos, intentemos resistir. Va por todos aquellos que, pese a todo, se esfuerzan en seguir creyendo que volarán dragones.

sábado, 23 de abril de 2016

The Catch

Yo necesitaba un vaciador mental y llegó Shonda. Sí, la misma Shonda de la entrada anterior. Ella misma. 

Pues eso, que estaba servidora hasta el moño y más allá y necesitaba alguna serie que cumpliera unos requisitos muy determinados. En corto y por derecho, que me distrajera y no me hiciera pensar. Probé con Houdine & Doyle que tenía todas, pero todas, las papeletas para congraciarse con mi espíritu. Pues no, nada. Por mucho mago, mucho escritor y mucho Londres decimonónico, aquello no hay por donde cogerlo y la serie aburre a las telarañas. Una pena. Además, me hacía pensar y ya hemos dicho que necesitaba algo de electroencefalograma plano, neuronas a dormir y a mí déjame de rollos fantasmagóricos y misterios. He dicho algo que NO me haga usar el cerebro. Cooo...ncho. 

Y entonces llegó Shonda y estrenó The Catch. Y fui feliz. Porque es la serie ideal, perfecta para mi estado mental de ameba recién despertada. A saber: 

- Las protas llevan ropa cara, buena, que se le ve la calidad y la caída, con unos bolsos que da gloria verlos. Así enchufo el modo Vogue en mi cabeza y me lo paso pipa. I'm a material and poor girl in a material world. Jopetas.

viernes, 22 de abril de 2016

Shonda in da house

Estoy pasando por una buena época seriéfila. Hay que celebrarlo. Y más cuando me han venido a rodar como quien dice a la puerta de casa una de esas series americanas que tanto adoramos. Que, vale, podía haber sido una de Sorkin y no, es de Shonda, pero aceptamos pulpo. Y vale, si de folleteos medievaloides hablamos, qué menos que unos tronos y unos dragones para alegrarme la vida, pero tampoco. Ha tenido que ser Still Star-Crossed, que, traducido, es la -pretendida- segunda parte de Romeo y Julieta por obra y gracia de un libro publicado hace unos años que, parece ser, ha tenido éxito entre la población adolescente. O sea, imaginaos el percal. 

El follón que están montando en la city es para verlo. Esa parte de servidora talibana de las piedras salmantinas se enerva y se enciende cuando ve a tanto guiri usando nuestra ciudad dorada como si de un decorado de la Warner se tratara. Tengo que pensar mucho en el DINERAL que se van a dejar y en la promoción que va a suponer para que se me pase. Y aún así me cuesta. Me centro en que van a ser unos días y luego... yanquees go home. El problema, claro, vendrá cuando la ABC anuncie que conceden la temporada completa a la serie, que se la van a conceder porque Shonda no forma este berenjenal para que la dejen compuesta y sin serie. Pues buena es ella. Y ay, entonces. El verano, dicen, nos lo dejarán tranquilo, más que nada porque alguien les habrá dicho que en las altas tierras de Charrilandia en julio y agosto se les pueden derretir los actores. Pero a partir de septiembre amenazan con volver. Y con quedarse veinte semanas. VEINTE. 

Obvio es decir que las fuerzas vivas de la localidad y el personal comercial y hostelero bailan muñeiras al paso de los yanquees en una digna representación de la hospitalidad charra. 

Ameeeericaaaaanosssss.....

En fin, seguiremos informando, que la cosa promete.







lunes, 18 de abril de 2016

Flores naranjas

La casa de mis abuelos ya no existe. Hace un par de años fue derruida y en su lugar mi tío construyó una vivienda nueva, con un gran patio que permanece sin arreglar, a la espera del preceptivo ahorro previo. Yo sigo echando de menos la vieja casa, su olor, su arquitectura casera y su distribución un poco loca. Quién nos iba a decir que la familia iba a crecer tanto, decía mi abuelo cuando nos quejábamos y preguntábamos que cómo, que por qué había hecho (la casa fue cosa suya) un comedor tan pequeño. Pues porque en aquellos tiempos no había más calefacción que la chimenea y mejor una habitación pequeña y recogida para pasar las tardes, que se calentara rápido, que un gran salón comedor que era lo que los insensibles y malcriados de sus nietos solicitábamos.

En aquel pequeño comedor pasé muchos ratos de mi infancia. Las tardes de los domingos, sobre todo. Y recuerdo por encima de todas las cosas la sensación de hogar, de entrar en una guarida, en un refugio, en la cueva de mis ancestros, de mi sangre. No os hablo de perfección, porque nada lo era. Os hablo de algo que era mío por encima de todo lo demás. Leo en estos días un libro en el que se dice que las únicas necesidades verdaderas del ser humano son tres: comida, agua y un lugar en el refugiarse. Aquel era el mío y ya no existe. 

miércoles, 6 de abril de 2016

Dedicado al Innombrable

Me tiene preocupada. El Innombrable. Who Must Not Be Named In This Blog. Muy preocupada.

Que una cosa es que no lo nombre, no lo mencione, no lo reconozca como patrimonio de mis entrañas por pura vergüenza torera (y también por sanidad mental) y otra, distinta, que no me cause congoja que me suspenda conciertos, así, seguidos, por motivos de salud.  Una es sensible y, sobre cosas que afecten al Innombrable, pues más. Que será un poco hortera, ahora estará orondo y hermosote y todo lo que queráis, pero nuestra historia común ahí está y no es plan de olvidarla cuando más me lo necesita. No, no, no. Yo siempre fiel. En la sombra y eso, pero fiel.

Y es que su vida es de traca y ahora está pagando las consecuencias. Cantante desde niño, todos esos años encima del escenario, soportando decibelios excesivos, le han provocado tinnitus. Básicamente, oye sonidos que no vienen de fuentes externas y debe ser serio el tema cuando no puede dar conciertos.

Y luego los kilos que ha cogido. Porque él siempre ha sido de cadera ancha, para qué mentir, pero ahora está en rollo Norcoreano y es una pena. O no, que lo mismo se ha dado al comer como no ha podido desde los nueve añitos que me lo pusieron a cantar. Mejor dicho, desde que a los nueve añitos el prenda de su padre (español para más señas) me lo puso a cantar. Aquello terminó como el rosario de la aurora, claro, con el niño ya mayor enfadado con el padre que lo quería exprimir y el padre que se muere y el niño que jura que no pisará jamás España, la tierra paterna. Juramento que tardó bastantes años en romper, obligado, cuentan, por el éxito de los discos de boleros que grabó por aquel entonces.

viernes, 1 de abril de 2016

El nombre de los nuestros, de Lorenzo Silva

Impulsada por una visita de Lorenzo Silva a mi pueblo, me acerqué a la biblioteca y saqué en préstamo dos de los pocos libros suyos que aún no me había leído: El nombre de los nuestros y Carta Blanca, los dos sobre la Guerra de África, esa que pasó hace menos de un siglo y de la que tan poco, o tan nada, se habla. 

Concluido el tiempo de préstamo, hoy he devuelto los dos libros. Pero sólo me he leído uno, el primero. No es que no haya tenido tiempo para los dos, que algo de eso ha habido, es que no me veo con resistencia emocional como para embarcarme de nuevo de campaña por el Rif marroquí. Porque El nombre de los nuestros me ha dejado aniquilada. Hundida en la miseria. 

Más que ante una novela, nos encontramos ante un diario de guerra. Una descripción pormenorizada de lo que se vivió en determinadas posiciones del ejército español en esa zona del protectorado, ahora Marruecos, durante los meses del verano de 1921. El Desastre de Annual. Uno de los mayores horrores y vergüenzas de España, y mira que tenemos historial para dar y repartir. 

De la vida en marzo y otros ascos

Muchas cosas han pasado en marzo. La principal, creo, es que a quien corresponda no me ha hecho caso. Allá por enero pedí no tener que ir a más funerales, al menos en este año, y en una jugarreta cósmica de esas que le gustan a la vida, en marzo han sido dos. Uno testimonial, porque no pude ir por trabajo, pero igualmente sentido, y otro real, esta misma semana. Llevo cuatro muertes en seis meses, más o menos cercanas, algunas de personas muy queridas, todas diferentes pero similares: gente joven, muy joven para morirse, coño.

En fin, c'est la vie. No me voy a poner dramática, porque es lo que hay. La primera de las despedidas de marzo me pilló en el inicio de la locura semana santera y no pude escribir nada al respecto. También me pilló con Génesis, el libro de Bernard Beckett, a punto de caramelo. Y todo coincidió, como si estuviera planeado. El adiós de una grandísima mujer, solidaria, entregada y decidida con las conversaciones entre Adán y Arte...

"Yo no soy una máquina. ¿Qué puede saber una máquina del olor a hierba mojada por la mañana, o del llanto de un recién nacido? Yo soy la sensación del calor del sol en mi piel; soy la sensación de una ola fría rompiendo sobre mí. Soy los lugares que nunca he visto, y que sin embargo imagino cuando cierro los ojos. Soy el sabor del aliento de otro, el color de su pelo. Te burlas de mí por la brevedad de mi vida, pero es precisamente ese miedo a morir lo que me infunde vida. Soy el pensador que piensa en el pensamiento. Soy curiosidad, soy razón, soy amor y soy odio. Soy indiferencia. Soy el hijo de un padre, quien a su vez era hijo de otro padre... Yo soy el medio a través del cual el universo se ha conocido a sí mismo... Yo soy el significado".

martes, 29 de marzo de 2016

The Night Manager

Antes de nada, lo dejo claro: no he visto una película completa de James Bond en mi vida. Que diréis que como puede ser, teniendo en cuenta mi obsesiva fijación con todo lo brit. Pues no, con esto no. A mí es que el Bond me ha parecido siempre un hortera de bolera que lo flipas cantidad, con esos trajecicos, esas poses y esas mozas en bragas roneándole. Hortera. No me interesa lo más mínimo. 

Cuento esto como preludio y explicación en avanzadilla de mi crítica a The Night Manager, serie de la BBC que terminó el otro día. Como siempre, piqué como un besugo. Que si Tom Hiddleston, que si Hugh Laurie, que si Olivia Colman, que si espías, que si misterios. ¡¡Compro, compro, compro!!, gritaba yo, presa de un ímpetu desaforado. 

Y compré, claro. Me puse el primer capítulo emocionada toda. Y, en fin. Menuda bajona. 

A ver, que la serie mal no está y trata sobre un tema muy interesante: los traficantes de armas que funcionan bajo el paraguas de los gobiernos occidentales haciendo negocio en Oriente Medio. Pero, regresando a mi aversión a todo lo que suene a James Bond, yo me esperaba otra cosa, no una sucesión de planos exclusivos de Tom Hiddleston y comentarios constantes sobre lo guapo que es, el tipo que tiene, los ojazos que porta y demás bellas características de su anatomía. Que, se me entienda, todo se agradece y esto más, pero estamos a lo que estamos. ¿O no?

lunes, 14 de marzo de 2016

Mis teachers

Le decía a Bettie ayer que algún día os iba a contar mi historia con los profesores de inglés. Es que el sábado, por si no me seguís en tuiter y no os habéis, por tanto, percatado de mis alaridos, salió mi teacher en ese programa de la cinco que es como El Semáforo pero en fino y moderno. Programa del que servidora desconocía su existencia, para variar. 

Total, que un amigo me mandó un was con el siguiente contenido: "en la 5 hay un americano al que conoces". Esto, así a pelo, a la una de la mañana de un sábado sabadete, comprenderéis que me dejara ojiplática y dubitativa.

¿Americano? ¿Al que conozco? ¿Tú dónde andas, muchacho?

Eso sí, sólo se me ocurría una opción, la verdad. Eso o era Bryan y mi amigo había confundido su nacionalidad, canadiense, con americana de los States. Qué sabía yo. Qué sabía nadie.

Bueno, pues puse la tele y ahí estaba. Mi primera opción y el único americano, que yo recuerde, que conozco de verdad. Mi teacher. Aquí empezaron los alaridos, los guasaps locos y más alaridos.

Qué fuerte todo. Pero bueno, yo había venido aquí a relataros ni historia con los profesores de inglés,  que muy normal no ha sido nunca, no...

viernes, 11 de marzo de 2016

De soldados y la Antártida

Debería estar escribiendo de otras cosas, pero no me puedo resistir. Desde que lo vi ayer, no me puedo resistir, porque me pareció muy injusto. 

Lo de la Colau, digo. Y el ejército. 

Yo no es que sea muy marcial ni muy partidaria. Ni mucho ni poco, lo normal, como dice la canción. Mis sentimientos se limitan a mi experiencia laboral, que no puede ser mejor ni más buena en ese ámbito. El ejército no es una caterva de asilvestrados que se dedican a matar gente ni a aumentar el belicismo ni a enfrentar a los pueblos ni pepinillos en vinagre. El ejército está compuesto por gente normal que, eso sí, suele ser más educada y agradable que la media. En mi experiencia todo, repito. 

Y es que mis superiores dicen "oye, que mañana hay que ir al cuartel o a la base porque hay tal" y a mí me falta tiempo para marcarme un Katniss y ofrecerme voluntaria. Que no es que me guste, sólo, ver a chicos guapos en uniforme, que también, es que siempre que voy me lo paso bien, aprendo y encima, eso, son majos, agradables, se desviven por ayudar y nos tratan con una educación exquisita. Y eso, en este mundo en el que muchas veces a los periodistas no nos dejan ni una mesa para apuntar, creedme que se agradece. Mucho. 

lunes, 7 de marzo de 2016

Call the test of Bechdel

En los últimos tiempos he leído un par de artículos sobre series feministas. Esas que cumplen el test de Bechdel que es, a saber: 

- Que en la serie salgan dos personajes femeninos.
- Que esos personajes se hablen entre sí en algún momento.
- Que esa conversación vaya de algo no relacionado con los hombres. 

Sorprendentemente, o no, en ningún lugar se menciona a Call the Midwife, que es, con seguridad, la serie que más y mejor cumple con esos tres requisitos. Pero, claro, salen monjas y enfermeras, eso no puede ser feminista. Para nada. Nunca. 

Inciso: yo no considero que esos tres requisitos sean la santísima trinidad del feminismo audiovisual. Habrá series que los cumplan y que aún así sean caca y otras que no y sean estupendas. Pero ya que lo utilizan como argumento, me lo traigo a mi terreno. 

jueves, 3 de marzo de 2016

TAG: 7 cosas sobre los libros

Una tarde de medio relax y el portátil en funcionamiento... Es hora de hacer este cuestionario que vi en el blog de Bettie y en el de Hache.

1. Siete libros que leer antes de morir.

-Los escarabajos vuelan al atardecer, de María Gripe.
-Luces de Bohemia, de Valle Inclán.
-El Gatopardo, de Lampedusa.
-La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero.
-Bomarzo, de Mújica Láinez.
-La Montaña Mágica, de Thomas Mann.
-Guerra y Paz, de León Tolstoi.

2. Siete citas literarias.

Tengo la mala costumbre de no apuntar las citas que me gustan, así que no sé si voy a llegar a siete... De modo general, cualquiera de Alatriste la firmaría con mi sangre si fuera preciso. Y luego están las frases de Albus Dumbledore, por supuesto... "happiness can be found even in the darkest of times, when one only remembers to turn on the light..."


Take it easy

Hay una edad en la que los años empiezan a pesar. En la que notas que lo que parecía ayer mismo es ya pasado, muy pasado. ¿Lo peor? Que no te has dado cuenta.

Es complicado hacerse mayor. Se pierde resiliencia, esa capacidad tan valorada últimamente, parece ser, en los procesos selectivos de trabajo. El saber volver a ser uno mismo cuando vienen mal dadas. Y es cierto, cada vez cuesta más. Se pierde flexibilidad, no sólo física, sino también mental. Tanto que a veces no sabes muy bien si esa resiliencia trata de volver a ser el que fuiste o de buscar un nuevo modo de ser. Un nuevo yo. 

martes, 1 de marzo de 2016

Sobre Leo, Amy y los Oscar

Un año más, mis conclusiones aceleradas sobre los Oscar. Tachááaaaan.

1. Estaréis contentos, eh, que Leonardo ya tiene el Oscar. Yo es que soy de Fassbender, pero me alegro también. Aunque sea para que os calléis. Chatos. Y vale, reconozco que Leo y Kate son parte de la educación sentimental y cultural de varias generaciones, la mía también. Y los quiero mucho y todo lo que les pase bonito es bien. Millenials al poder. 

2. La ganadora del Oscar a mejor actriz iba hecha un cuadro. Brie Larson tiene por gracia la muchacha que se plantó un estilismo que parecía una reina de la fiesta de graduación de un instituto de Minessota. O una invitada a una boda patria española con vestido comprado en los chinos. Porque sería un Gucci pero tenía una pinta de acrílico que asustaba. De la Vikander no digo nada porque es la novia de Fassbender y, por lo tanto, merece mi desprecio más absoluto. No regrets. 

3. Me ha parecido una edición muy sosaina en cuanto a trajes y asistentes. Quitando el Chanel de Julianne Moore y el Armani de la Blanchett (un vestido que sólo aguanta ella y CÓMO), el resto ni fu ni fa. Eché en falta a las estrellas de verdad: Angelina, Brad, George, Julia, Meryl... Mucho niño y niña monos pero ninguno con enjundia, con algo interesante que contar, ya sea de palabra o de actitud. No sé si me explico. 

El Ministerio y yo

Que no me miréis así, que es que soy así. Dejadme ya. QUE NO TENGO REMEDIO, QUE YA LO SÉ. 

Más o menos así acabé ayer mis conversaciones tuiteras sobre El Ministerio del Tiempo y el plagio la inspiración que se marcaron con respecto a Doctor Who. 

Qué le voy a hacer, soy rara. El Ministerio ya no me emociona. Yo lo intenté con el ímpetu del viento pero tras aquel capítulo que se marcaron sobre el Lazarillo se me pasó el enamoramiento. Porque me dio pena que algo tan sencillo de hacer bien lo hicieran mal. Luego llegó la locura electoral y se me quedaron dos capítulos por ahí para terminar la temporada. "Ya los veré en verano", me dije. Y hasta ahora. Que ha empezado la nueva y tampoco me he puesto con ella. 

¿Qué me pasa, doctor? ¿Soy rara? ¿Tonta? ¿Extraterrestre? ¿Bip, bip? 

lunes, 22 de febrero de 2016

War and Peace (BBC)

Acabo de leer en JotDown un articulo sobre razones para vivir. Mejor dicho, es un listado, un listado de las razones que hacen que sigamos viviendo porque nos alimentan el alma y el cerebro. Aparecen desde Harrison Ford en su totalidad como persona y actor, al duelo de Snape y McGonagal y otras muchas circunstancias, reales, ficticias, artísticas, únicas. Humanas.

Anoche terminé la adaptación que ha hecho la BBC de Guerra y Paz. Y leer ese listado de pequeños placeres ha sido el colofón perfecto a una semana vivida entre Moscú y San Petersburgo, entre princesas tristes y soldados ateridos de frío en su camino de vuelta a casa. Entre la vida y la muerte, entre la alegría y la desgracia, entre la guerra y la paz. 

Leí este libro hace pocos años. Me acompañó, de hecho, durante varios meses porque no es una obra sencilla. Mientras lo leía, poco a poco, intercalé otras novelas. Al final, cuando lo terminé, supe que había leído una obra de arte. Una historia imprescindible sobre el ser humano. Y es que es un comentario ya manido acerca de Tolstoi, pero su reflejo de la psicología del hombre es perfecto. Eso es Guerra y Paz, un repaso sobre lo... mierdas que podemos llegar a ser, pero también sobre lo fantástico que hay en nosotros. Un camino de iniciación y de perfeccionamiento. La búsqueda constante de esas razones que hacen que vivir tenga sentido. 

jueves, 18 de febrero de 2016

La dieta

Sí, estoy a dieta. No para adelgazar ni nada de eso, no. Es dieta por el colesterol. Es el puto infierno.

Lo mío con el colesterol malo viene de lejos provocado por herencia familiar. Porque ni mucho menos como, o comía, tanto ni tan mal como para tener esos niveles. Pero a mi madre le pasa lo mismo, por lo que los médicos han deducido que somos así de especialitas. Ergo, lo que venía siendo comer normal se ha transformado en una pena mora aderezada con acelgas y berenjenas. Al vapor. A la nada.

No es que me lo esté tomando muy, muy, muy a la tremenda. No. Hago mis excepciones porque si no, qué sentido tiene todo. El problema es que al final es peor. Por ejemplo, el otro día estuve de cumpleaños y había foie. Y farinato. Y gambones en tempura. Y muchas cosas ricas. Y comí de todo. Y desde entonces, vivo sin vivir en mí. Porque quiero MÁS. QUIERO MI DROGA. QUIERO TRIGLICÉRIDOS REBOZADOS Y UNTADOS CON MAYONESA, COÑO.

La Favorita, by Aurora García Mateache

Sabéis de mi afición por las biografías de reinas y princesas. Qué sé yo, será de tanto leer el Hola en mis tiempos mozos (ahora ya he perdido algo de afición), que se me ha quedado ahí una neurona que necesita de terciopelos, oropeles y su poquito de drama para ser feliz. Vete a saber. 

Total, que me encontré con este libro y me faltó tiempo para hincarle el diente. Me ha durado el bocado tres días de nada, lo que me parece fatal, porque iba yo dispuesta a pegarme un atracón. Esto no significa que el libro sea poca cosa, qué va. Es que se lee muy bien y se hace ligero aunque contiene mucha información y se aprende un montón sobre la época de la Restauración. Por cierto, me ha resultado muy curioso leerlo porque hace poco hice lo propio con La Reina de las Lavanderas, de Carmen Gallardo, y, prácticamente, tratan de la misma época pero desde bandos distintos. La reina de las lavanderas fue María Victoria del Pozzo della Cisterna (angelico), esposa del rey Amadeo de Saboya, y la Favorita era Elena Sanz, la amante oficial de Alfonso XII. Ergo, compartieron época histórica, así que en ambos libros se repiten personajes, pero vistos desde perspectivas diferentes. Muy interesante.

viernes, 12 de febrero de 2016

'Para vos nací', by Espido Freire

Ensayo sobre Santa Teresa de Jesús, que se ve que como no he tenido bastante con el añito que hemos pasado, necesitaba yo un poco más de rollo teresiano. Porque que la Santa me perdone, pero qué año nos han dado a cuenta de su 500 cumpleaños. Qué año. 

Claro, pero qué se puede esperar cuando vivo en pleno meollo teresiano y todos los años en septiembre me voy de marcha, sí, teresiana a comer higos en recuerdo de lo último que comió la propia Santa antes de llegar a Alba para morir. Qué pretendo, yo. Eh. 

Total, que Santa Tere. Buena muchacha, ella. Debía impactar conocerla. Espido habla en este libro mucho de la fama que alcanzó en su época y yo, que soy hija de mi tiempo, no dejo de preguntarme cómo era, cómo se hacía lo de adquirir fama en una época en la que la comunicación era simplemente epistolar. Evidentemente la tradición oral, las cuentos, las leyendas, funcionaban de lo lindo. Y como ejemplo mi propio pueblo, donde Santa Teresa no arraigó, pese a cruzarlo cada dos por tres, y tuvo sus más y sus menos con las autoridades de aquel tiempo. De ahí surgió la leyenda que dice que en una de esas salidas, con el hábito arremangado y echando espumarajos por la boca de la indignación, nos soltó una maldición. Que la iglesia se quemaría tres veces. Y ya lleva dos. 

Hacer más

Hay semanas en las que el trabajo es tan intenso que ni tiempo para nada más. Me decía hace un rato Marycheivis que querría hacer más cosas, que tiene la sensación de que no hace suficiente. Pues no te diré yo, que me entero de noticias de relevancia días después. Y trabajo en un medio de comunicación, que es lo más grave. 

Debería estudiar, debería seguir con el inglés, debería ir al gimnasio... Luego miro mis horarios y mi día a día y me digo que es mejor que deje de soñar. Podría hacer más, pero hay que dormir... Al menos, eso sí, me lo paso muy bien en el trabajo, me gusta lo que hago y cada vez me encuentro más cómoda. No fue sencilla la adaptación y ahora, con la distancia, veo el camino transitado y me doy cuenta de lo complicado que ha sido, de los errores que cometí, pero también celebro los avances. 

miércoles, 3 de febrero de 2016

#BryanAdamsFacts

Sesudas investigaciones llevadas a cabo durante cuatro conciertos y muchas horas de escucha me han permitido, disculpadme la falta de modestia, convertirme en toda una autoridad en la Bryanlogía, que dicho así suena a sociedad secreta pseudo masónica, ya lo sé, pero no importa.

Total, que casi una semana después de uno de los ratos más felices de mi vida vengo yo aquí a desgranar mis conclusiones como experta en los #BryanAdamsFacts que soy, me siento y me considero. Porque yo lo valgo. Y Bryan (de mi alma), más.

1. Hay que hacerse vegano. Si a los 56 se está así de essssstupendo, yo me doy a la lechuga orgánica aliñada con limón ya mismo.

2. El que mejor lo pasa en los conciertos es él. Lo dije tras el primero, 13 años ha, y lo repito ahora. Se lo pasa tan bien y se le nota tanto, que sólo por verle la carilla de felicidad, merece la pena.

3. Como dije también aquella primera vez en un arranque de Bryan-adoración: "si es que yo pagaría por verle toser, así que ya si me canta, me tiene a sus pies". Pues eso. Que te quiero, Bryan. Que, como dice T, eres de la familia.

4. Le quiero tanto que le perdono que siga sin cantar Hearts On Fire. Que casi mejor porque si ya me da de por sí en los conciertos, me canta esa y NO RESPONDO. Pero no respondo del verbo me llevan detenida. Y por lo que veo en Youtube, Hearts on Fire sí que ha estado incluida en la lista de canciones de la anterior gira, la del 30 aniversario de Reckless, que no pasó por España. Voy a por una valeriana, disculpadme.


martes, 2 de febrero de 2016

Spotlight

Como cada año por estas fechas servidora se dispone a ser cinéfila y ver algunas de las pelis nominadas a los Oscar. Por no quedarme con cara de pavo en Acción de Gracias cada vez que me preguntan o sale la conversación. Es que yo lo intento con el cine, de verdad, pero no somos muy compatibles. Total, que el otro día leí que si Spotlight se llevó el SAG y el no sé qué y me dije, vamos a empezar por ella. 



¿De qué va? Cuenta el proceso de investigación que se realizó a principios de siglo en The Boston Globe sobre los casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos a niños y jóvenes. Dicho así, suena complicado y parece difícil que una historia tan, en teoría lineal, se pueda narrar bien en cine. Pues, en resumen, les ha salido redonda. 

miércoles, 27 de enero de 2016

Career of Evil, by Robert Galbraith

Yo hoy no soy persona. Como mucho llego al estado de ameba vegetativa. Como mucho. Tengo un sueño encima que me hablan y oigo distorsionado y sólo quiero que me dejen en paz. En mi mundo. A mi rollo. Y dormir. Dormir quiero también mucho. 

Esto pasa por acostarse a las tres de la madrugada. Entre semana. Que sólo a mí se me ocurre. Pero, claro, entendedme, era cuestión de recuperar mi vida. O dormir o mi vida. Y hoy, con sueño, pues ya soy yo otra vez y tal. 

Porque ya conseguí acabarme Career of Evil, que es de lo que yo venía a hablar. El último libro de Robert Galbraith, que es lo mismo que decir que la hija de fruta de JK Rowling, y perdonadme la expresión lorzeña pero es que me he pasado todo el libro insultando mentalmente a la señora. Porque no se puede tener más arte ni escribir mejor. Leñe ya. Qué asco todo. 

¿De qué va el libro? En mi modesta -y somnolienta- opinión, tiene dos vertientes:

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