domingo, 31 de agosto de 2014

Septiembre

A veces vas a lugares que ni fu ni fa, pero sacas algo bueno. Este año los conciertos de mi pueblo, meh, pero oye, salieron algunas fotos interesantes. Con ellas digo adiós a agosto y hola a septiembre y al nuevo curso, que no a la rutina, porque yo de esa, poca, y porque aún quedan vacaciones que disfrutar, estas sí, de verdad. 



 

martes, 26 de agosto de 2014

Moffat ha ganado un Emmy

Y Benedict, otro. Y Martin, otro. Y no han ido a recogerlo ninguno de los dos porque son como son, actores british, y están a sus ensayos de sus obras de Shakespeare y no van a dejar sus declamaciones por una fiesta en Jolivú. Qué se han pensado esos. Qué.

Diga que sí, dear Violet, diga que sí.

My review about Deep Breath

Estoy un poco asustada porque ayer este blog mío de mis entretelas registró diez veces más visitas que las que tiene habitualmente. No me han llegado comentarios de spam, por lo que, creo, la cosa va a estar relacionada con el tema whovian. Si habéis llegado hasta aquí buscando la crítica al primer Capaldi-capítulo (qué gracia tengo, eh), os indico que de las cosas whovians escribo en Vete a tu Colina.

Buenas, buenas, buenas.... Avisos varios nada más empezar: NO he leído las críticas de mis compañeros así que es posible que repita cosas. No las he leído por eso mismo, para, más o menos, conservar la 'frescura' de mis argumentos.

¿Frescura? Ay, qué fatalidad más grande tengo encima.

Foto

 Anyway, chicos y chicas. Allá vamos. Deep Breath, el inicio de Twelfth, la primera imagen de Capaldi, Moffat a los mandos de todo el cotarro de nuevo. Esas cosas. Mejor voy por partes, ¿no creéis?

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martes, 19 de agosto de 2014

Entrada mix

Se avecina una semana pelín movida. Vamos, que el Doctor regresa el sábado y hasta el lunes, siendo generosa, no podrán mis ojos verlo. Esto es, desde el sábado a la tarde, me desactivaré tuiter del móvil, porque los spoilers destripes van a empezar a volar sin control. Más de lo que ya lo han hecho, porque creo que es un milagro que haya llegado hasta aquí sólo sabiendo el título del capítulo y quién lo protagoniza. Entre la propia BBC que es insoportable a veces y los fans que se desquician, hay gente por ahí que, en términos de videojuegos, ya se ha pasado la octava temporada y está a la espera de la novena. O la décima. 

A todo esto, y continuando con esta entrada sin sentido ni razón, ¿a qué juegas, JK? ¿Nos vas a regalar de vez en cuando una pildorita del universo Potter así porque sí o es que hay una razón detrás? ¿Una razón que va más allá de la película sobre Newt Scamander que está pendiente? ¿O es por eso? ¿Sólo por eso? Really? Mira, es que me tienes de los nervios, reina mora. De los nervios. 

miércoles, 13 de agosto de 2014

Reflexión animalera

Lo pongo por aquí porque si lo hago donde mi pide el cuerpo, puede que me tiren piedras. 

A ver, a mi a adoradora de todo bicho viviente no me gana nadie. Es decir, me chiflan los gatos y los perros, y también el resto de animales del mundo mundial -a excepción de los reptiles y los insectos, claro-. O sea, que yo veo un perrillo y pierdo el oremus, y ya si es un gato me convierto en un ser unicelular lleno de amor por el felino en cuestión. He tenido animales toda mi vida, gatos, perros, tengo una foto con dos años subida a una mula y existe por esos mundos una grabación de mi lengua de trapo de tres años diciendo que una peseta que me había encontrado en el suelo era para mi abuelo, para que le comprara cosas a las vacas. Porque yo era fan de las vacas de mi abuelo, qué pasa. Y generosa, ya se ve. 

"¿Una peseta? Really?"

viernes, 8 de agosto de 2014

La sombra de la noche

No me lo tengáis en cuenta. Es verano, hace calor, las neuronas se atrofian, esas cosas. Es la época ideal, por tanto, para leer cosas así. Sin sentido y sin razón. Peor aún, es la época ideal para repetir en lecturas de este estilo. Indagar, ahondar, revolcarse en el lodo de la narrativa loca y las situaciones desquiciadas. Sin remordimiento alguno. Sin mirar atrás. 

'La sombra de la noche', por Deborah Harkness. Segunda parte de 'El descubrimiento de las brujas', libro que leí hará un par de años y que, en un momento de lucidez, describí como "un Crepúsculo para treintañeras". Porque lo es, a ver si me entendéis. Todo libro en el que el prota sea un vampiro buenorro que no se desintegra a la luz del sol entra en la categoría 'crepuscular'. Pero si el vampiro es un maromo de metro noventa, morenazo y en sus forties, que dirían los brit, está claro el público objetivo al que se dirige. Hay que asumirlo, compañeras. 

Bueno, pues vampiro buenorro, con mucho dinero, claro, que es lo que tiene la inmortalidad, que los plazos fijos te rentan de lo lindo. Con mucho mundo interior también, con sus tormentos, sus traumas, sus penas, sus por qué, por qué, oh, mundo cruel. Esas cosas normales. Pero claro, es lo que tiene controlar el universo universal y ser el consejero de... Bueno, me callo, no sea que en algún momento de debilidad os dé por leer este libro. 

jueves, 7 de agosto de 2014

Los modos de ser guiri III

Las féminas guiris. Ese marasmo de linos, pieles quemadas y pelo al viento. Aunque hay de todo, sí. En concreto, hay una versión de guiri mujer que no encuentra correspondencia en el sector masculino. Esto es, igual que existen guiris peregrinos, catedráticos y exploradores, existen sus señoras, que llevan las mismas pintas, pero, eso, en señora. Pero de la guiri Angela Channing, que es la que ahora nos ocupa, no existe homólogo varón. Básicamente, porque lo más probable es que su santo esposo descanse bajo la tierra de los viñedos familiares de Napa o de los campos de algodón en Texas o esté ingresado en alguna residencia donde cuidan de él, ya que se quedó lelo tras un intento de asesinato extraño accidente del que no se saben las causas. Claro. 

La guiri Angela Channing pasea por la city con su cuidado estilismo de señora bien, de posibles y dineros. Vosotros pensaréis que sus pintas son las habituales, pero, ah, amigos, de eso nada. De Carolina Herrera hacia arriba, lo menos. Seguro que las grandes marcas de ropa tienen una colección destinada a las vacaciones por Europa de las ricachonas americanas. Tonos camel o verde camuflaje, pañuelos estampados de seda en la cabeza, unas discretas perlas. Se las distingue bien por cómo miran los escaparates de las joyerías, con desinterés, con suficiencia, con esa dejadez propia de la que sabe que se lo puede comprar todo. Caminan con tranquilidad, sin mapa en la mano, escondidas detrás de unas Jackie O un poco pasadas de moda. Suelen ir acompañadas de su secretario/secretaria/persona de confianza/esbirro, que es quien se encarga de mirar el mapa, hablar con los guías, pagar las compras... Esas cosas mundanas. Lo que sea para que la señora se recupere del estrés producido por la última tragedia familiar. Ya sabéis, esa nuera aspirante a actriz de tercera que casi se ahoga en la piscina de la mansión en California, ese hijo alcohólico con mucho trauma interior porque creció sin el cariño de su madre, esa hija contestataria que no quiere saber nada de la familia y se ha marchado a Nueva York a vivir con su novio hippie-bohemio-soñador-soy un truhán-soy un señor...

martes, 5 de agosto de 2014

La recaída

La culpa no es mía. No. Yo en esto me libero, me retiro y me evado. Pero lo sufro. Bueno, no sé. Más bien, aunque no quiero, lo disfruto. Si yo sé que una vez al año, más o menos, pasa. Hay que asumirlo. Pero esta vez, de verdad de la buena, culpa mía no ha sido. No, no. La culpa ha sido de mi coche, por ponerse malo. Por ir a parar a manos ajenas donde algunos días. Porque si lo tengo yo, yo controlo. En serio. Pero así, así no se puede.



lunes, 4 de agosto de 2014

Halt and catch fire

Escribo de Halt and catch fire sin haber visto su episodio final pero con la seguridad de que, pase lo que pase, esta serie tendrá ya para siempre un lugar especial en mi serieteca ideal, sección 'LO MÁS'. 

En un verano de desmotivación generalizada en lo que a series se refiere -con el B2 llegó la pereza, qué le vamos a hacer- esta que nos ocupa ha sido la única -con la excepción de The West Wing- que me ha quitado el aburrimiento y eliminado los bostezos. 

¿De qué va Halt and catch fire? Pues mirad, no os lo voy a decir. No todo, al menos. Con decir que va de ordenadores y principios de los años 80, creo que es suficiente. Es lo que sabía yo y, en serio, no hace falta más. Porque hay que contar con el factor sorpresa. Hay que dejarse llevar. Hay que entrar en la historia. Esto último puede costar, advierto. De hecho hay gente que dice que hasta el episodio sexto no comenzó a disfrutarla. Yo empecé antes, sobre el cuarto, más o menos. Y luego, sí, llegó el sexto. Que es brutal. Y llegó el octavo, con el que terminé llorando. Y llegó el noveno y aplaudí muy fuerte. Y esta noche caerá el décimo, que puede que sea el último forever and ever, porque no hay esperanzas para una renovación. No me parece mal. Así, tal y como está, Halt and catch fire será una serie de culto, de las que recordaremos siempre. Si se prolonga, puede perder encanto. Y no quiero. 

Canciones para conducir I

Llevo dando vueltas mentales a esta entrada varias semanas, pero recientes tragedias relacionadas con el Líamovil me han impedido ponerme con ella. Que me dolía, para qué os voy a mentir. Pero ahora con todo ya (casi) solucionado -temblores en mi cuenta bancaria mediante-, he recuperado de nuevo la afición por conducir. Que irse no se fue nunca porque para mí es uno de los grandes placeres de la vida, pero estos días se me ha atragantado un poco. Os confieso. Más que quiero yo a mi coche, nadie. Pero qué mal me trata el capullo. 

En fin. Para celebrar la (casi) total recuperación del Líamovil, comencemos con esas canciones con las que conducir mola más. Todavía.

Suban los altavoces, por favor. Que arrancamos.



Canción de sonidos whovians, apropiada para conducir o para dominar el mundo. Lo que sea menester. Cantar ese 'they will no control us, we will be victorious' a voz en grito a 120 por autovía, tenía que estar recomendado por todos los psiquiatras. Y Matt Bellamy, hijo, deja de molar. Que no se puede aguantar lo tuyo. 

domingo, 3 de agosto de 2014

Lo de iHerb

No lo sabía yo. Tenía nociones pero pocas, la verdad, hasta que Bettie me ha abierto hoy los ojos. Además siempre he pensado que tenía que escribir algo en el blog sobre iHerb pero no encontraba el momento. Pues ale, llegó. Lo primero, iHerb, ¿qué ser eso? 

iHerb en una página web en la que se pueden encontrar por módicos precios en dólares americanos de los USA (que, por tanto, se vuelven más módicos al pasarlos a euros, viva el tipo de cambio, viva) multitud de productos que aquí en Spain ni olerlos. Productos de todo el mundo, con buenísima calidad y además ecológicos en su mayoría. Si os soy sincera no dejo de pensar que el rollo bio es eso, un rollo y una moda, pero sí es cierto que, por ejemplo, como las cremas de iHerb para la piel, nada. Esa crema de manos de calabaza es la mejor que he probado nunca, al igual que esta otra de aceite de argán, completamente inolora. O las de miel, de la marca Sierra Bees.

También son muy buenos los champús de biotina de Avalon. Pero si he de elegir un producto, me quedo con la pasta de dientes de Himalaya: orgánica, hecha con ingredientes naturales en la India, y totalmente eficaz, mil veces mejor que todas esas a las que estamos acostumbrados, hacedme caso. Y barata. Y rica. Y fresca. De verdad, no concibo ya la vida sin mi pasta de dientes india, y no exagero. 

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