jueves, 26 de julio de 2012

La Fée

El hada ya no quiere volar. Sentada en el armario, lee los viejos libros olvidados, estornuda cuando le rodea el polvo acumulado en esos estantes a los que nadie llega. Se siente poeta, se cree princesa. El hada tenía llamas en su traje y mirada triste y cansada. Ya no quiere volar más, tampoco quiere pensar en lo que quedó atrás. Todo ardió y las criaturas del bosque huyeron para no volver. En realidad, ya no queda bosque al que regresar, así que el hada se acomoda en su lugar, pasa página, mientras escucha a lo lejos la televisión. Aquí no se está tan mal. Es mejor no pensar.



  Moi aussi j'ai une fée chez moi Sur les gouttières ruisselantes Je l'ai trouvée sur un toit Dans sa traine brûlante C'était un matin, ça sentait le café Tout était recouvert de givre Elle s'était cachée sous un livre Et la lune finissait ivre Moi aussi j'ai une fée chez moi Et sa traine est brûlée Elle doit bien savoir qu'elle ne peut pas Ne pourra jamais plus voler D'autres ont essayé avant elle Avant toi une autre était là Je l'ai trouvée repliée sous ses ailes Et j'ai cru qu'elle avait froid Moi aussi j'ai une fée chez moi Depuis mes étagères elle regarde en l'air La télévision en pensant Que dehors c'est la guerre Elle lit des périodiques divers Et reste à la maison A la fenêtre, comptant les heures A la fenêtre, comptant les heures Moi aussi j'ai une fée chez moi Et lorsqu'elle prend son déjeuner Elle fait un bruit avec ses ailes grillées Et je sais bien qu'elle est déréglée Mais je préfère l'embrasser Ou la tenir entre mes doigts Moi aussi j'ai une fée chez moi Qui voudrait voler mais ne le peut pas...

miércoles, 25 de julio de 2012

Gente

Hay gente muy pesada. Dicho así, no descubro nada nuevo. Todos somos gente, y todos somos pesados en algún momento. El problema es equivocar la dirección de la pesadez. El problema es ser pesado con quien no tienes ni derecho ni confianza ni motivo ni nada para serlo. Gente confundida. Gente equivocada. ¿Gente sola? Puede. O no. O estamos en la pescadilla que se muerde la cola. Estás solo porque eres pesado. ¿O eres pesado porque estás solo? ¿Qué fue antes? ¿La pesadez o la soledad?

Me refiero, aclaro ya, a esa gente que no tiene las más mínimas habilidades sociales. Empatía, lo llaman. Capacidad de ponerse en el lugar del otro, pero también capacidad, diría yo, de saber hasta dónde, hasta cuándo, de qué modo y cómo desenvolverse en sociedad. 

Recientemente, he tenido que lidiar con una de estas personas. Lo que empezó siendo un contacto por correo electrónico normal, simpático, amable, por motivos laborales, se terminó convirtiendo en una pesadilla en la que, a ratos, bailó en mi mente la idea del acoso puro y duro. Pero no era acoso, porque, en esencia, no había intención de acosar. Lo que había, lo que hay, es una gran soledad, creo, provocada, en gran parte, por este mismo comportamiento. Comportamiento, ahí está el problema, que no se reconoce como perjudicial por el sujeto en cuestión, quien, con ligereza y desenfado, expulsa la culpa de su territorio más cercano y la reparte entre los demás. Yo no hago nada malo, son ellos que no me quieren. La gente, dirá él también. Angelico. 

Y luego está la gente pesada por aburrimiento/maldad. Esas personas que deciden convertirte en su mono de feria, en su cabra del gitano, venga, sube, baja, yo te lo ordeno y te toco la música para que bailes a mi son. Si te dejas, claro. Porque, normalmente, los objetivos de este malévolo comportamiento no acceden a ser parte de la fiesta que el torturador-psicópata quiere crear con o a costa de ellos. Y, entonces, llegan los no me entiendes, yo sólo lo hago por ayudarte, sólo porque me preocupo por ti, hazme caso que te va a ir mejor. Puedes llegar a creerlos, pero siempre acabarán enseñando la patita, demostrando su verdadera personalidad de loco de turno con los criterios morales bastante confundidos, por no decir vueltos del revés. 

Gente, en definitiva. Ese asco. 






domingo, 15 de julio de 2012

Abrazos

Es un secreto, no lo digáis muy alto. Sólo existen para aquellos que creemos en ellos. Sí, así. Es tan fácil como creer. O tan difícil. Los abrazos invisibles, incorpóreos, de los lugares que significaron algo en tu vida. Cuando crees, aparecen de improviso, juguetones. Rodean, reconfortan, recogen los pedacitos de ti que se quedaron escondidos en sus rincones, y te curan con ellos. Completan tus grietas presentes con trozos de tu pasado, y te dan impulso para seguir hacia adelante, porque, sabes, siempre estarán ahí. Dispuestos a acogerte, a escuchar tus lágrimas, a dejar sangrar tus heridas sin juicios y sin preguntas. No quieren nada de ti, más allá de lo que ya les diste. No te exigen nada. 

Si encontráis uno de esos lugares, no lo dejéis escapar. 

sábado, 7 de julio de 2012

Thunder road

Él va en busca de ella. Tipo duro de corazón de miel, don't turn me home again, I just can't face myself alone again. No son los más guapos, ni los más listos. No son el rey y la reina del baile. Él, que lo sabe, hace bandera, y se decide, se atreve. ¿Qué prefieres? ¿Llorar y lanzar rosas a la lluvia, malgastar tu verano esperando a un héroe? Hey, nena, no soy un héroe, pero aquí estoy. Vámonos. Lejos. Juntos. Vivamos la vida en un sorbo de locura. Puede que salga mal. Puede que salga bien o que no salga simplemente. Pero lo habremos hecho. Convirtamos en alas estas ruedas. Toma mi mano y vayamos a la tierra prometida. El paraíso nos espera. 


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