De libros por Madrid

El sábado lo pasé entre libros y buena gente, no se puede pedir más. Por estas cosas de vivir donde vivo, de vez en cuando tengo la enorme suerte de participar en proyectos de experimentación. Unos cuantos conejillos de Indias leemos determinadas obras y charlamos sobre ellas en redes sociales, proceso cuidadosamente vigilado y analizado por expertos en comprensión lectora. Estos proyectos suelen terminar con un encuentro con el autor cuyo libro hemos leído. En este caso, Rosa Montero. 

Qué encanto, de verdad. En general, el día fue encantador, lleno de esa luz de primavera que en Madrid estalla como en ninguna otra ciudad en el mundo. 

El aprendiz de río

Vamos por partes. Por la mañana conocimos la Casa del Lector, donde nos encontramos a:

Entre otras muchas cosas, pudimos ver una exposición dedicada al personaje de Drácula, y a Bram Stoker, con libros de la biblioteca personal de este autor, y algunas cartas y documentos. Servidora, más feliz que una perdiz.

También pudimos ver una exposición de fotografías de Kapuscinski, sobre la caída de la URSS, 

Otra exposición sobre diversas representaciones artísticas del infierno:

Y la muestra Lecturas de Cabecera, en la que se fusionan la lectura y la ilustración, a través de un planteamiento expositivo que incita la curiosidad y te sumerge en un mundo de sueños:

Mesillas con sorpresa

Tras esta estupenda mañana en el universo del libro, nos marchamos a comer con Rosa Montero. Encantadora, amable, simpática y muy cercana. Fue un lujo conocerla y poder charlar con ella sobre Lágrimas en la lluvia. 

Cuando terminó el almuerzo, que fue uno de esos ratos que no quieres que se acaben, nos esperaba el Retiro y la feria del libro. Pero antes, unos cuantos nos marchamos a la búsqueda del paisano ausente. Lo destaco porque, en estos tiempos extraños y complicados quedan pocas cosas a las que asirse y quizás una de esas cosas sea ser del mismo pueblo. Suena a película de España años 60, pero si tu pueblo no es muy grande ni muy pequeño, si, más o menos os conocéis todos, encontrarte en la gran ciudad en la que te has refugiado con algún paisano, reconforta y consuela. O eso parece. En fin, que nos fuimos a buscar a un paisano que trabaja por allí cerca. Fue gracioso encontrarnos en pleno Madrid ultra pijo, entre tiendas en las que unos zapatos valen dos veces el salario mínimo de este país. 

Pasado el momento "pueblerinos por el mundo", ya sí que sí, nos fuimos al Retiro. De ahí no tengo fotos porque del barullo que había y las prisas que llevábamos, ni cuenta de sacar la cámara que me di. Vimos a unos cuantos famosos (Santiago Auserón, Carmen Posadas, Toni Cantó), paseamos, esquivamos, empujamos y fuimos empujados, hasta que llegamos a la caseta donde firmaba Rosa Montero (directamente a la otra punta del parque). Compramos algunos de sus libros para que nos los firmara. Yo me hice con mi favorito, Historia del Rey Transparente, que si no habéis leído, os recomiendo muy mucho. 

Y de ahí, vuelta al hogar, que en mi caso fue el hogar madrileño, porque aún me quedaba un día de andanzas por Madrid.