Abayas en Londres

Que Londres da para mucho, no hace falta que os lo diga. Para lo bueno pero también para lo malo, y si hubo algo malo que me llamó la atención fue esto:

                                   

Estamos acostumbrados a ver mujeres con el velo o pañuelo en la cabeza. Dentro de lo que cabe, eso no deja de ser una costumbre inofensiva, aunque habría mucho que decir a ese respecto. Pero, tal vez es que soy de pueblo, pero yo no me esperaba encontrar tal cantidad de mujeres con abaya, que creo que así se llama esa especie de burka que sólo deja los ojos al aire.

Y me da miedo, me aterra que en una ciudad como Londres, o como cualquiera, llena de vida, de posibilidades, de animación, haya mujeres que se encierren o se vean encerradas dentro de esos atuendos. Porque lo de que por debajo llevan ropas caras y se compran medio Harrods en cuanto tienen un rato libre, es verdad para algunas. Otras, como estas de las fotos, pasan la tarde en Hyde Park, dando de comer a los patos, siempre vigiladas, por supuesto, por su marido. Supongo que se trata de una actividad inocente y decente, en un lugar tranquilo y alejado del barullo, donde pueden ser fácilmente controladas. La protagonista de la segunda foto se reía alegremente mientras los patos, ocas, cisnes y demás fauna del Serpentine la perseguían hasta los árboles, ante lo que su marido u hombre responsable, anyway, se acercó y con un mal gesto le arrebató la bolsa de pan, espantó a los animales y la obligó a sentarse. Estaba llamando demasiado la atención, supongo. 

Me reitero, me da mucho miedo que esto pase ante nuestros ojos. No sé hasta qué punto es sensato pretender dar una lección de tolerancia a aquellos que llevan la intolerancia más radical por bandera permitiéndoles este tipo de cosas. ¿Somos tolerantes o somos tontos? ¿Estamos cavando nuestra propia tumba? Y aquí lo de que es una costumbre enraizada en su cultura y bla, bla, bla no cuela. La ablación también lo es. Nada que reduzca a una persona a una simple figura sin identidad puede ser justificado.

Lo dicho: miedo.

(Las fotos están hechas gracias a la discreción de las cámaras compactas, claro)