viernes, 21 de junio de 2013

Día de la Música

Lo de que no sé qué haría sin música está tan manido que me ahorro decirlo. Pero como hoy ha sido el Día de la Música (se nos está yendo la mano con los "días de", ¿verdad?), aprovecho para rendir un particular homenaje a alguien que forma parte de la banda sonora de mi vida por herencia. Porque hay música que entra en tu vida porque tú la dejas entrar y otra que no es que entre, es que ya estaba allí cuando llegaste.

Con el tiempo, y tras muchos -y largos- viajes en coche con una única cinta de casette para escuchar (que aún existe), llegas a encontrar la gracia a esas canciones. E, incluso, algunas pasan a formar parte de tu vida. A convertirse en algo parecido a una declaración de intenciones y a ofrecer luz en los días oscuros que aparecen cuando pasan los años y llega eso que se llama "hacerse mayor". 

Porque, a fin de cuentas, heredamos las canciones y con ellas heredamos también las sensaciones, los sentimientos y el consuelo que nos aporta imaginar, por ejemplo, que vivimos todas las vidas del mundo, imaginar que podemos hacerlo o que, si no nos dejan, al menos podemos escoger la mejor de todas: la del pirata cojo. 


Con ustedes, Joaquín Sabina:


 No soy un fulano con la lágrima fácil, de esos que se quejan sólo por vicio. Si la vida se deja yo le meto mano y si no aún me excita mi oficio, y como además sale gratis soñar y no creo en la reencarnación, con un poco de imaginación partiré de viaje enseguida a vivir otras vidas, a probarme otros nombres, a colarme en el traje y la piel de todos los hombres que nunca seré: Al Capone en Chicago legionario en Melilla pintor en Montparnasse. Mercenario en Damasco costalero en Sevilla negro en Nueva Orleans. Viejo verde en Sodoma deportado en Siberia sultán en un harén. ¿Policía? ni en broma triunfador de la feria gitanito en Jerez. Tahur en Montecarlo cigarrillo en tu boca taxista en Nueva York. El más chulo del barrio tiro porque me toca suspenso en religión. Confesor de la reina banderillero en Cádiz tabernero en Dublín. Billarista a tres bandas insumiso en el cielo dueño de un cabaret. Arañazo en tu espalda tenor en Rigoletto pianista de un burdel. Bongosero en la Habana casanova en Venecia anciano en Shangri La. Polizón en tu cama vocalista de orquesta mejor tiempo en Le Mans Cronista de sucesos detective en apuros conservado en alcóhol. Violador en tus sueños suicida en el viaducto guapo en un culebrón. Morfinómano en China desertor en la guerra boxeador en Detroit. Cazador en la India marinero en Marsella fotógrafo en Play Boy. Pero si me dan a elegir entre todas las vidas, yo escojo la del pirata cojo con pata de palo con parche en el ojo, con cara de malo, el viejo truhán, capitán de un barco que tuviera por bandera un par de tibias y una calavera.

(Por cierto, muy fan de la canción del festival de Viña del Mar... Viña es un festivaaaal de música junto al maaaar....lalalalaaa....)






2 comentarios:

  1. Mira que nunca me gustó mucho Joaquín Sabina, pero esta canción está chula :D
    La canción del inicio sí, vaya tela xD

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  2. Jo, me he hartado de escribir comentarios en los blogs desde el móvil y no ha salido ni uno V.V
    Decía que esta canción es también la favorita del Runo de Sabina, siempre dice que si tuviera que elegir una se quedaba con esta. Yo tiro por Wish you were here de Pink Floyd, si sólo pudiese escuchar una única canción sería ésa. En los dos casos son canciones que ya estaban ahí cuando ya llegamos y que se quedan, no sabe uno cómo, para siempre en nuestro repertorio personal. Claro que junto a esa tengo también las de los Bee Gees...

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