Paseos por Londres

Ahora que ya han pasado varios días desde que regresé creo que puedo hacer la entrada sobre el viaje a Londres. Todo está ya colocado, en los armarios, en la carpeta de las fotografías y en los recuerdos. Allá vamos.

1. Lo que más me gustó. Sin duda, el Támesis. Qué se le va a hacer, soy de Castilla, para mí el Duero es la referencia, así que no pude evitar quedarme embobada ante tal enormidad de río, con sus olas, sus gaviotas y sus barcos. Además me acordé de la historia de Asterix y Obélix en Bretaña, cuando los pequeños galos entran en Londinium remontando el río entre la niebla. De ahí pasé a la dominación romana, y pasar de ahí a Camelot, muro de Adriano, rey Arturo, druidas, etc. fue inevitable. Sí, he leído demasiados libros de Valerio Massimo Manfredi, lo sé.

Un barco de guerra. Detrás, el Shard.

2. Lo que no hice. Subir en el London Eye (caro e innecesario), entrar en la Torre de Londres (caro carísimo), entrar en la Abadía de Westminster (caro), visitar el Museo de Cera de Madame Tussauds (carísimo y hortera), ver el cambio de guardia en Buckimghan (innecesario), ir a Abbey Road (no me dio tiempo) y ver el andén 9 y 3/4 de King's Cross (pasé en el metro el último día, pero ya no tenía fuerzas para bajarme). 

3. Lo que sí hice. Recorrer Hyde Park, montar mucho en metro, subir al piso de arriba de un autobús y recorrer los barrios de la periferia de la ciudad, comprar en una pijísima tienda de Regent Street (un encargo), horrorizarme con la horterada para nuevos ricos orientales y turistas everywhere que es Harrod's, contener la risa ante el mausoleo-oda loca al mármol de Diana y Dody en esos mismos almacenes, visitar y saludar de parte de T y mía al Matrimonio Arnolfini (para lo que tuve que infiltrarme en un grupo de rusos que copaba toda la sala), decir hola a la Venus del Espejo (más pequeña de lo que pensaba), no decir nada a los Girasoles de Van Gogh porque están en Amsterdam en una exposición, enamorarme más de los cuadros de Turner, enfadarme mucho en el Museo de Todo Lo Robado, esto es, el British, pasar de largo de las salas egipcias porque los faraones y tumbas me dan yuyu, qué pasa, emocionarme en la sala de Stonehenge (para algo suyo que tienen allí), flipar mucho ante la Cariátide (tantos años estudiándolas...), flipar más ante las metopas del Partenón (¡por fin vi una metopa!), pensar que los griegos que visitan Londres son muy civilizados porque soy yo griega y la formo....

....En cambio, me encantó el Victoria & Albert Museum, las colecciones reales, que bien te recuerdan que todo allí está prestado por su graciosa majestad la queen Elizabeth II. Precioso el edificio, el patio, la cúpula, maravillosos los cartones de Rafael para los tapices de la Capilla Sixtina... También tienen sus cosas de otros lugares, pero no es la misma sensación de expolio que sientes en el British. 

¿Y qué decir del Museo de Historia Natural? Darwin, dinosaurios, niños ingleses, muchos niños ingleses, mucho griterío, yo catatónica de puro cansancio y un tiranosaurios rex a tamaño natural rugiendo. London, baby.

Mister T-Rex

Continúo con las cosas que sí hice. El crucero por el Támesis hasta Greenwich (ocho libras si tenéis una Oyster o un pase diario para el metro). La city, el ayuntamiento de Londres, la torre, el puente de la torre, más city, edificios impresionantes de los de a un millón de libras el metro cuadrado, la Tate Gallery, el Globe, St. Paul Cathedral, muchos barcos... y Greenwich. Un sitio precioso, con los palacios diseñados por Wren, casas encantadoramente brit, el Cutty Sark (qué me gusta un barco), el parque, las ardillas, la cuesta hasta el observatorio, el meridiano, las vistas de cortar la respiración sobre toda la ciudad, el Museo Marítimo Nacional, que es una delicia. Estos malditos piratas herejes qué bien han sabido siempre dar bombo a su historia.

Piratas

Más lugares. Whitechapel (de noche, miedo, nos fuimos rápido), Notting Hill, Holland Park, Baker Street, Harley Street (la calle de los médicos que siempre sale en los libros de Agatha Christie), la torre, el puente y la city de noche... y visitar la iglesia de los Templarios. Me empeñé en buscarla y mereció la pena porque es uno de los lugares más bonitos de Londres, os lo aseguro. Es una pena que estuviera cerrada, porque sólo vale cuatro libras entrar. La zona de Temple es la zona de los Inns of Court, las asociaciones de abogados de Londres. Por allí se respiran el dinero, los secretos y el poder en la sombra, que, precisamente por eso, es el verdadero poder. Mola. 

4. Lo que menos me gustó. La comida, claro. Sus horarios son mucho más racionales que los nuestros pero la forma de comer que tienen sólo busca acabar con el hambre, aportar gasolina al cuerpo, no va más allá. Además si no te gusta la comida asiática, como es mi caso, lo llevas crudo. 

5. ¿Le dediqué tiempo a mis friqueces? Of course. Más información en esta entrada de La Colina.

En fin, London. Más fotos aquí.