Los últimos días de Japi Flogüer

Tras el año que os he dado con las crónicas de Japi Flogüer, creo que debo relatar cómo han ido sus últimos días. Últimos días que, además, no se han desarrollado en calma y tranquilidad, no, sino que han rematado de forma sublime este curso de locura y sinsentido que hemos vivido. Lo esencial es que la señora dimitió a finales de mayo, o sea, en plenas fechas de exámenes. Sí, dimitió, renunció a la plaza, se largó. A nosotros nos examinó ella, pero al otro curso al que daba clase, les cayó en suerte ser examinados por los otros profesores de la escuela, en lo que puede definirse como una de las mayores put**** que pueden suceder en docencia. Que te dé clase, de aquella manera, un profesor pero que te examine otro que no va a tener en cuenta más consideraciones que lo que esté puesto en el papel. Ideal. 

Podéis imaginar nuestra cara cuando nos enteramos de la dimisión que, además, no nos fue comunicada por ninguna vía oficial, sino que, como casi siempre, fue el amigo de un amigo de uno de mis compañeros el que se enteró y el que dio la voz de alarma. Desde entonces se sucedieron los correos entre nosotros, sin tener ni idea de lo que había pasado. 

Al final, días después, cuando seguíamos sin saber quién iba a corregir nuestros exámenes, la señora se dignó a manifestarse. En su modo habitual, que es escribir al delegado de la clase, que, a su vez, tiene que escribirnos a los demás. Porque su correo electrónico no lo comparte con cualquiera. Porque la idea de tener una cuenta de correo para temas laborales no entra en su cabeza. Porque ella es así y ya. 

En fin, una vez corregidos los exámenes y puestas las notas oficiales, llega la hora de la revisión. Revisión que, en un principio, iba a ser con la profesora porque, digo yo que es de lógica, aquel profesor que ha corregido es el que te debe explicar por qué ha corregido como ha corregido. Pues la lógica en esta escuela no se aplica, qué va. La revisión de exámenes va a estar a cargo de los otros profesores de la escuela. Que no va a pasar, porque sólo faltaba, pero imaginad que el que revisa el examen considera que la nota puesta por Japi Flogüer ha sido excesiva y dice que verdes las han segado, que de qué vas tú con un notable por la vida, campeón. Por ejemplo. 

Aunque esto, ya os digo, no creemos que pase -porque no creemos que fueran o fuesen tan asquerosos-, los ánimos para ir a la revisión han decaído considerablemente. Nuestro nivel de flipamiento ha llegado tan lejos que, en las idas y venidas de correos con bromas de esas de reír por no llorar se han colado algunos con comentarios hasta ahora ocultos por pura discreción. En resumen, se ha descubierto que Japi Flogüer era cuidadosa con su correo electrónico con quien le interesaba serlo. Resumiendo aún más, Japi Flogüer mantenía contacto por correo con unos cuantos alumnos, alumnOS,  todos chicos, de la clase, a los que contaba su vida, pedía perdón por la mierda de clases que nos daba y a los que anunció su intención de dimitir para irse con unas "personas" que van a ayudarle. Todo en un inglés jeroglífico e ininteligible por el que también pedía perdón ante la total incredulidad de los receptores de los correos, que no decían nada al resto de la clase por discreción pero también por un punto de vergüenza ajena-propia.

Lo sé, muy loco todo. Lo sé, lo de las "personas" que van a ayudarle suena a secta. Y, lo que es peor, en este caso, no me extrañaría nada.