La Semana Santa y todo lo que la rodea es una oportunidad de oro para saciar el ansia fotográfica. Como con todo en la vida, sólo hay que mirar y practicar, aunque, a veces, un sólo disparo te depara sorpresas. Claro, para eso te tienes que colar en la sacristía de una capilla que funciona como almacén. Allí donde se guarda todo eso que no sale a la calle en la Semana Santa. Los desechos, los descartes, las figuras poco valiosas o que fueron sustituidas por otras más nuevas hace años. Aquello que nadie ve, que nadie espera.
Sí, hoy toca reivindicar lo olvidado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por comentar!