Y otro libro de Eslava Galán. Estoy intensa con el tema, ya, qué le voy a hacer. Pero no podía dejar la serie coja, así que en cuatro días me he ventilado "La década que nos dejó sin aliento", que es el cuarto de la saga que comenzó con "Una historia de la Guerra Civil que no le va a gustar a nadie". La década en cuestión es la que va de 1973 a 1982, en la que, con esa entrega de la que hacemos gala por estos lares, nos pasó de todo. Se supone, eso sí, que es la década maravillosa de nuestra historia reciente, por las razones de sobra conocidas. Pero eso, todo es un suponer.
Comencemos por el principio. Reconozco que lo primero que recuerdo de la Transición es su 20º aniversario, que se celebró con bombo y platillo en mi instituto. Con exposiciones, conferencias, entrega de reproducciones de los periódicos de entonces, abrazos y lágrimas furtivas de los profes al recordar su mocedad de carreras delante de los grises y libertad, libertad, sin ira, libertad. Esas cosas. Una, que era joven e influenciable, entre esto del instituto y la programación continua de la tele sobre el asunto (Victoria Prego a full) pues se lo acabó creyendo. Qué bonito y qué bien. Qué guapos somos. No nos gana nadie a la hora de finiquitar dictaduras y crear democracias. Porque nosotros lo valemos. Y tal.
Digamos que este fue el momento de apogeo del soufflé. El soufflé de la moto que nos vendieron con el asunto transición. Desde entonces el soufflé ha ido bajando poco a poco, poco a poco... hasta que la vida, el leer, el mirar y el comparar remataron el tema y dejaron al pobre soufflé más plano que Castellón de la ídem. No me cuenten cuentos, señores políticos. Déjenlo.
Y en estas que va y llega este libro de Eslava Galán. Que es lo que yo pensaba pero bien escrito, razonado y fundamentado. Básicamente, que aquí lo que interesa es apoltronarse en el escaño del parlamento correspondiente para forrarse el riñón, todo, eso sí, porque se siente una intensa vocación por lo público. Que se sacrifican los pobres, por nosotros, fíjate. De vocación, político. De profesión, trincón.
Este paripé del que viven como reyes moros unos pocos y que alimentamos cual plebe ingenua-aletargada los demás, fue adecuadamente organizado por los que entonces, ahora y lo que te rondaré, morena, cortaban el bacalao. Los servicios secretos americanos. La CIA, vamos, a la que no le interesaba tener un grano en el derrière con la forma de esa península del sur de Europa, tan bien situada para controlar lo que entra y lo que sale del Mediterráneo y que, además, está tan a mano del avispero árabe. No, quita, esos controladitos y dentro del juego, con partidos que vendan ideologías que no siguen, economía de mercado a tope, peleas diarias sobre nimiedades, y todos contentos, aquí paz y después, gloria. O aquí pan y, después, circo.
Otra cosa será, hago un inciso, qué harán con nosotros el día que al avispero árabe le dé por invadirnos. Si les seguiremos interesando tanto como entonces, o preferirán sacrificarnos para contentar a los amigos de la jaima. Miedo me da.
En fin, que, como están demostrando las noticias de los últimos días sobre espionajes masivos, aquí los que de verdad mandan son los servicios secretos y los famosos lobbies de influencias, formados por consorcios bancarios, fondos de inversión radicados en paraísos fiscales y demás canallesca. Nuestros políticos, nuestras historias del día del día, no son más que, en cierta medida, una gran ópera bufa, porque la realidad es otra y se decide en otra parte.
En resumen, que, menos mal que dentro de este gran teatro en el que vivimos hay gente que lo cuenta con gracia, buenas dosis de ironía y mucho cariño por este país y sus circunstancias. Que no serán perfectas, oye, pero son nuestras.
Menos mal que tenemos libros como éste. Para los que leemos, claro. Que esa es otra.
Menos mal que tenemos libros como éste. Para los que leemos, claro. Que esa es otra.
No hay nada que me mole más que unas buenas conspiraciones, oye. Anoche hablaba del golpe de estado de Tejero, con mis padres y me miraban raro. Era como: nuestra hija sabe cosas, muchas cosas, así que a lo mejor tiene razón... pero es todo muy loco xD
ResponderEliminarDesde hace un tiempillo, cuando oigo, leo, whatever la palabra "transición" en mi mente alguien dice "tooooooooongo, tooooooooooongo" XD
Este libro es ideal para ti, entonces...xDD
ResponderEliminarSí, mucho teatro.
ResponderEliminarAla, otro libro para la saca xDDD Justamente ese libro está a la venta en la tienda de libros de segunda mano. Aunque acabo de hacer pedido así que no.. jaja