Las caenas

Cuando dicen que en España se come muy bien y tenemos buena calidad de vida -cosas ciertas- pienso que menos mal. Porque si esto fuera un país de mantequilla por bandera y lluvia por castigo, ¿quién se iba a quedar aquí a vivir?

Nos falta educación, así en general. No educación de ceder asientos, que también, sino educación de saber, de conocer, de comparar. De saber de dónde venimos, quiénes hemos sido, las veces que hemos metido la pata. De conocer las posibilidades que tenemos, los derechos a los que asirnos, las obligaciones que cumplir. De comparar(nos) con los demás, con otros lugares en los que la democracia, con sus fallos, es bastante más perfecta que la nuestra. 

Nos falta educación para saber exigir de verdad. Sin alharacas ni exageraciones. Con fundamento. Porque, a la hora de la verdad, somos como una botella de gaseosa agitada. Terrible en un principio, inofensiva al final. 

Aquí sólo hemos hecho una revolución fuerte y la hicimos al revés. Y encima hay que entenderlo, porque a nadie le gusta que vengan de otros países a decirle cómo tiene que gobernarse. Así que ventilamos a los gabachos, gritamos viva las caenas y así estamos. Con las mismas caenas dos siglos y pico después. Si es que, en el fondo, somos unos sentimentales. 

¿Y qué va a pasar? Pues nada. En un país lleno de analfabetos funcionales que pierden la dignidad por hacerse fotos con chonis de tres al cuarto*, amodorrados por el veranito, la calor y la sangría, no hay ganas. Y lo peor es que ellos lo saben, todos ellos. Saben que esto no es más que otra parte del juego en el que están metidos, que si resisten, ganarán, porque no somos país de comportamientos ejemplares, porque nos han vendido la moto muchos años y la hemos comprado encantados de la vida. En otros países, y siento volver a comparar, los políticos dimiten por cosas como sospechas de copieteos en tesis doctorales. Pero dimitir, políticos y tesis doctorales no son palabras que en España se conjuguen en la misma frase, me temo.

En fin, os dejo esta canción por aquí, que lo dice mejor que yo...

Autor

*Estoy sensible con el tema. Para una noche que salgo, me encuentro con el pueblo revolucionado por la presencia de dos chonis de Gran Hermano en un bar. La gente pagó dinero para hacerse fotos con ellas y colgarlas en el Facebook al día siguiente. En serio, ¿alguien todavía cree que tenemos futuro?