miércoles, 23 de enero de 2013

Spies of Warsaw: sosa elegancia


Escribir una crítica objetiva sobre una serie que protagoniza David Tennant para servidora es misión imposible. Porque Tennant pertenece a ese grupo de actores brit a los que miro con adoración y veneración. Con toda la adoración y veneración posibles de alguien que abre una revista española, mira a los actores patrios con sus rollos políticos, sus aires de 'qué bueno estoy, AMADME TODOS YA' y compara. Y claro.




En fin, dejo mi lado fan e intento centrarme. Spies of Warsaw. Serie de dos capítulos, hora y media cada uno, adaptación de una novela de Alan Furst. Momentos previos a la Segunda Guerra Mundial en Polonia. Casi nada. Hitler preparando tanques para invadir Francia, Polonia y lo que se terciara, los rusos a sus cosas, los españoles a las nuestras (matándonos), los ingleses viendo el panorama y deseando que el canal de la Mancha se ensanchara (como ahora mismo, vamos). En este ambiente, apasionante visto desde nuestra perspectiva, tenemos a Jean-François Mercier, militar francés agregrado en la embajada de Francia en Varsovia. Un espía. Y qué espía.

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Este espía.

Me centro más. Me centro. La serie. ¿Sinceramente? Sosa. Es decir, tenemos a Tennant en uniforme (y sin él), que viaja que da gusto por Europa, que se enamora de una chica muy mona pero que le da calabazas porque hay un ruso por ahí incordiando. Mientras tanto conocemos a algunos de sus informadores, a los que, más o menos, proporciona ayuda y nos hacemos idea de cómo fue la vida en aquellos momentos de la gente 'bien', con sus bailes, sus recepciones, sus casitas de campo. Ideal todo. Es el final, cuando la  guerra que muchos, pese a todo, creían imposible se convierte en certeza inevitable, el momento en el que la serie adquiere algo más de consistencia. 

En resumen, la serie se ve bien,  es de la BBC y, por lo tanto, es un gusto pero, en mi opinión, al argumento le falta chicha, por mucha historia de espías, asesinatos, documentos, traidores, penas de amor y viajes continuos que metan. Le falta casi tanta chicha como a la protagonista, Janet Montgomery, que no come desde el siglo pasado, lo menos.



No puede ser todo poner a Tennant en uniforme (y sin él) a pasearse por los salones (y lo que no son los salones) de media Europa. Que eso está muy bien, se agradece mucho, pero que un poquito más de base argumental por debajo no hubiera venido mal. Cierto es que desconozco la novela, así que no sé si la adaptación era correcta o no. Me temo, no obstante, que tres horas quizás sea demasiado poco para desarrollar la historia. Quizás de ahí viene la sensación de frialdad, sensación de que se han saltado partes, de que Mercier viaja muy rápido de un lugar a otro, sin escenas de mediación. 

Eso sí, ya lo digo antes, es una serie de la BBC, o sea que te garantiza tres horas de disfrute visual, tanto por los escenarios como por las actuaciones, la música, los planos, todo. No se puede ser mejor ni tener más  (sosa) elegancia. 



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