domingo, 26 de enero de 2014

¿Qué les das, Fransuás?

La comparación es inevitable y, si me apuran, necesaria. Porque que de los franceses nos separan más barreras que la de los Pirineos, sabido es. Ellos con su chovinismo y su grandeur y nosotros con Rafa Nadal ganándoles los Roland Garros (pronúnciese golangagó, s'il vous plaît). El caso, la cuestión y el meollo del asunto es que será por cuestiones de autoestima, de educación, de existencialismo o de macarons fosforitos, pero nuestros gobernantes no. Y los suyos sí. 

Vale. De la vida privada de los que rigen nuestros destinos (o algo así) no tenemos por qué saber. Una cosa es su (des)gobierno y otra su (des)pelote íntimo. Pero, claro, los presidentes de la Republique encierran en sí mismos la faceta de gobernante y la faceta de representación, y ya cuando mezclamos churras con merinas, pasan cosas como esta. Sin llegar al choteo americano, pero ahí le anda. Y tampoco hablemos nosotros muy alto ni nos demos golpes en el pecho de la decencia patria, que todos nos conocemos. Quien esté libre de regidor con curriculum de play boy, que tire la primera corona. Digo, Corinna.  

Tootal, Fransuás, que qué las das. Porque de lo de Sarkozy me hago una idea, que siempre le he visto un arranque de pequeñajo con aires de Napoleón conquistando Egipto que.... vamos, que sí. Que me lo visualizo. Pero lo tuyo, mesié, con ese aspecto de vendedor de quesos, perdón, fromage, en un mercado de quinta regional (nada del 16th arrondissement parisién, no aspires), pues no tiene mucha explicación, y si el argumento me queda frivolón, lo mismo me da. Miren ustedes a Fransuás, luego a las gachís que ha tenido en su radio de encantamiento y si hallan una explicación me lo cuentan. 


¿Será la conversación? ¿Será la cultura, la educación? ¿Serán cuestiones más ocultas, ehem? ¿Será un poco de todo? ¿Seré yo una superficial de la era del photoshop que no da valor a la verdadera belleza? Que no, que digo que a Sarkozy, sin ser el hombre Andrés Velencoso precisamente, le veo el aquel (figuradamente). Pero a Fransuás no. 

Será cosa mía, lo asumo. Me falta el gen gabacho. Soy anglófila. No le puedo ver el punto a Fransuás. Qué triste sino el mío, mon Dieu, oh, là, là. 




6 comentarios:

  1. Hay un a frase que dice: para gustos los colores... No le busques mas explicacion. A ti no te va, a otras sí. El príncipe Carlos tenia a Diana en la cama y prefirio a Camila. No deja de ser una suerte que no nos gusten los mismos a todas y viceversa. Lo dichl par gustos los colores.

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    1. Yo es a que a Camila siempre la vi más interesante que a la sosaina-reclamadora-constante-de-atención de Diana, la verdad. Y entiendo perfectamente a Carlos, porque donde va a parar... Pero lo de Fransuás, que no, que no.... xDDD

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  2. Para columnista de periódico no tienes precio, ¿lo has pensado, seriamente? Perhaps, that's your future..!!! :-)

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    1. Jajaja.... no soy yo quien tiene que pensarlo, you know...

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  3. Yo compraría el periódico para leerte, a colación de lo que dice Marycheivis. xDDD

    Pero hija, yo llevo dándole vueltas a esto unos días. En mi lenguaje poco delicado, no entiendo cómo este hombre es un pichabrava XD Porque recordemos que Trierweiller no es su primera pareja, el gachó está divorciado de una esposa anterior. Y lo que te rondaré morena. Y la verdad, no lo aparenta, pero algo tiene que tener, que las apariencias engañan también es sabido. A lo mejor tiene una labia que para qué, o a saber. O la siempre socorrida erótica del poder...

    En fin, que yo tampoco me lo explico, pero oye, hay que aprender a vivir con cosas inexplicables XD

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