Hoy se puede escribir de muchas cosas. Se puede escribir, por ejemplo, de cómo anoche la única cadena que informó de lo sucedido en Boston fue MarcaTV, mientras la televisión pública estaba a por uvas. Ya sabemos que, probablemente, hubo más alarma que realidad. Que, aunque hay varios muertos y muchos heridos, no fue otro 11 de septiembre. Sabemos también que hablar de estas cosas de este modo suena frío, raro y cruel. Muertos de primera, muertos de segunda.
Anoche, de nuevo, se desató el debate en Twitter. Que si cada día hay muertos en Irak y en Siria y no se le da tanta importancia. Etcétera. Lamentablemente, a esas muertes nos hemos acostumbrado. Como a las que provoca el hambre. Sabemos que están ahí, que suceden, pero no nos detenemos en ellas. ¿Es eso malo? No lo creo. No, no lo creo porque aunque no nos detengamos en ellas cada día, no tenemos por qué olvidar que existen. Simplemente queremos, necesitamos vivir, nosotros que podemos hacerlo. ¿Es egoísmo? Puede. Pero también es humano.
¿Qué querríamos? ¿Telediarios llenos de las desgracias que cada día asolan el mundo? En mi opinión, esto es lo mismo que las terribles fotos que algunos días llenan Facebook. Gente que se dedica a compartir imágenes de niños enfermos, perros mutilados y muertos everywhere, con mensajes amarillistas que buscan hacer sentir mal a quien lo lee. Y la gente lo comparte. Qué solidarios somos, que hemos compartido en Facebook una foto de un niño moribundo. O sea.
Ese decano, oé |
Yo bloqueo a todas las personas que me vienen en Facebook con cosas así. Porque nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a hacerme sentir mal. Porque son fotos agresivas y crueles y, sobre todo, porque no ayudan. Se trata de una solidaridad superficial, ególatra y sin sentido.
No creo que haya nada malo, ni denigrante para otras muertes, para esas que suceden cada día, en dedicar tiempo a algo como lo de Boston. Porque Boston somos nosotros, aunque no nos guste, aunque lo neguemos. Boston es nuestro mundo, aunque suene elitista. El centro de la era que nos ha tocado vivir son los USA. Como en su época el centro del mundo fue el Imperio Español, como dentro de unas décadas lo será el chino (se supone). Quien, cuando sucede algo en los USA, reclama atención para desgracias más lejanas, no lo hace por un sentimiento de solidaridad pura, noble y desinteresada. No. Tristemente, para las ideologías también hay muertes de primera y muertes de segunda. Tristemente para un determinado postureo ideológico un ataque terrorista en Estados Unidos vale menos que uno en, por ejemplo, Siria. Se lo merecen, eso les pasa por ser así. Y demás frases que, si no se dicen, sí se piensan.
Y no se trata de una cosa ni de la otra. Se trata de un problema de acceso mediático (en Boston había periodistas, en Siria quedan pocos porque se juegan la vida) y se trata de relevancia informativa puntual (sí, lo de Siria ya es algo enquistado y ha pasado de noticia de telediario a materia de reportaje de Informe Semanal o En Portada, de esos que ven cuatro espectadores).
Se trata, además, de algo que nos podría haber afectado a cualquiera, porque, ahora mismo, casi cualquiera puede ir a Boston a correr la maratón. Unos primos de servidora estuvieron en la de Nueva York, por ejemplo. Si lo de ayer llega a pasar entonces, el susto que me hubiera pegado habría sido monumental. A lo mejor es que soy mala gente porque mis primos me importan más que el resto del mundo, pero qué queréis, no puedo evitarlo. Por eso, pensando en la cantidad de gente que se preocupó de veras al saber de la noticia porque tenía familiares o amigos por allí, me hirieron aún más los comentarios casi despreciando lo sucedido. Me hirieron y me sorprendieron, porque demuestran, aún más, que mucha gente vive inmersa en una superficialidad idiotizada e ideológica que es capaz de negar lo evidente.
Y, a todo eso, yo venía a hablar de Jaime Lannister, pero creo que me he desviado del tema.
Ya, Doctah, para la próxima.... |
la verdad es que han pasado muy de puntillas por el suceso. Lo que pasa es que estamos un poco saturados, en mi opinión, de ver noticias parecidas y solo nos conmocionamos cuando sucede algo que realmetne nos espanta. Es una pena, pero es real.
ResponderEliminarProbablemente, pero somos humanos. No podemos vivir en una angustia permanente por todas las desgracias que nos rodean. Una solidaridad y conciencia del mundo en el que se vive bien entendidas no implica hacer bandera cada minuto de lo malos que somos y de los pobrecitos que son los demás. No, para nada. Si se quiere ser solidario de verdad, existen muchas vías. El problema es que esas vías suelen ser más silenciosas.
EliminarLlevo todo el día pensando en esto y la verdad es que tu entrada me ha aclarado bastante la mente.
ResponderEliminarYo me enteré de refilón por Twitter y luego vi en un blog que lo decían. No he visto las noticias ni nada. Realmente es una pena cualquier cosa mala que un ser humano haga a otro.
Ains T___T
Me alegro que tus primos no estuvieran en la misma ciudad.