Y, al final, Utopia era esto...

Ya os hablé hace unas semanas de Utopia, serie de Channel 4, que me dejó ojiplática con su primer capítulo. Con ese episodio no me enteré absolutamente de nada y viví momentos de auténtico terror, pero tenía clara una cosa: iba a ver los cinco restantes, porque, vete a saber por qué, me fascinó. 

Jessica Hyde, cómo molas. 

Y tras esas cinco nuevas dosis de imágenes oníricas producto de una fotografía tan perturbadora a ratos como maravillosa siempre, de actores más o menos buenos, de historias entrecruzadas, crueles, dolorosas, de sentir que los guionistas se habían propuesto no dar ni un momento de respiro al espectador... tras esos cinco capítulos, o, mejor dicho, tras los tres siguientes al desconcertante y fascinante primero, llegaron el quinto y el sexto. Y todo se reveló. O casi, porque el final, aunque cerrado en muchos aspectos, induce a pensar que habrá segunda temporada. 

A partir de aquí, spoilerss...

¿Y de qué va Utopia, entonces? De la paternidad, del ansia del ser humano por reproducirse, de ese instinto de conservación de la especie que, se supone, a todos nos nace en algún momento. También de los diferentes tipos de paternidad... ¿es padre quien lo es, sólo, biológicamente? ¿Ese instinto de reproducción, de conservación de la especie, es válido siempre, es decir, funciona también en las adopciones? ¿O ahí entran en juego otros factores? 

De esto va Utopia, digamos, a corto plazo. Pero su mirada va mucho, mucho más allá. ¿El crecimiento desmesurado de la población mundial va a llevar al planeta al colapso? ¿Vamos a matarnos los unos a los otros por agua potable, alimentos y cielo sin humo? ¿No sería mejor desde ya tomar medidas para que eso no pasara, reduciendo la población? Pero, ¿con qué derecho se privaría a las generaciones futuras de poseer, sentir y desarrollar el instinto de reproducción del que hablábamos antes? ¿No hacer nada ahora supondrá nuestra debacle, nuestra desaparición? ¿Por querer conservar nuestros derechos como especie desapareceremos como tal de la faz de la Tierra, no sin antes habernos asesinado los unos a los otros, más de lo que ya lo hacemos?

Señores brit, una vez más, caigo a sus pies absolutamente rendida. Utopia tiene fallos, actores bastante mejorables y momentos muy extraños, sí, pero hace pensar y trata al espectador de modo inteligente. Y a mí con eso ya me vale.

La banda sonora es como toda la serie, rara pero atrayente.