domingo, 10 de febrero de 2013

The Americans

¿Os acordáis cuando en telecinco, ante el éxito de las primeras temporadas de Cuéntame, hicieron una serie revival sobre los 80? ¿No? Ya. Lógico que no os acordéis porque aquella serie duró un suspiro. Han tenido que pasar los años y ser, sí, Cuéntame la que haya llegado a los 80 y nos esté contando cómo fue aquella época. Sí, lo sé, Cuéntame ya en los 80 da como susto. Fatiga. Que los Alcántara nos van a pillar y nosotros con estos pelos, ay, dios. 


En fin. Que, como siempre, me disperso cual aerosol. Esta introducción venía a cuento una de las nuevas series de la mid-season, que, por si no lo sabéis, es la mitad de la temporada (yo lo aprendí ayer, no vayáis a pensar). Esta serie es The Americans y... a ver cómo lo cuento. Se supone que va de seria y tal pero yo he soltado varias carcajadas durante el piloto, que, ésto si lo sabréis, no es (sólo) un señor que conduce aviones, sino el primer capítulo de una nueva serie. Pues el piloto en cuestión nos presenta a los protas, una pareja de espías rusos que vive en los USA de Reagan. Y que están a sus cosas, secuestros, muertes, etc. La prota es Felicity, y no hay más que hablar. Keri Russell se llama la chica pero, se ponga como se ponga, para las de una quinta (la mía, sí) siempre será Felicity. Para los no iniciados Felicity era aquella pavisosa que en el instituto se enamoraba del guapo, guapo al que le dio por hacerse el poeta y, tras no hacerle ni caso durante años, poner en el anuario de la pavisosa una dedicatoria maravillosa, dedicatoria que hizo que la chica mandara a tomar vientos sus planes de estudiar Medicina en una universidad guay y se plantara en New York detrás del guapo, para soponcio de sus padres y del guapo, claro, cuando la vio por allí. Pero vamos, que todo bien porque la chica se encontró a sí misma, pasó de la Medicina, se lió con otro cuando el guapo se lió, a su vez, con su mejor amiga y... ¿de qué estaba yo hablando? 

Sorry. Retomo el hilo. Felicity en The Americans. Eso, pues que si a estas alturas, como habéis sufrido leído, recuerdo tan bien aquella serie, es por algo. No porque fuera fantástica, sino porque todos tenemos un pasado, una adolescencia idiotizada ahí detrás y con ello hemos de vivir. Total, que por muchas caras de dura espía del KGB disfrazada de tópica ama de casa americana que ponga Keri, yo la miro y lo único que pienso es en Felicity. Esto sería un problema mío -y de mi salud mental- si la serie fuera buena, pero es que no lo es. Al menos por ahora. Pretenciosa es un rato, pero nada más. 

La imagen promocional tiene tela también...

Nos han querido contar, con mucho aire de dureza y seriedad, algo ligeramente parecido a lo de Homeland, pero en los años 80. De ahí lo de Cuéntame del principio. Es decir, si algo funciona, lo damos una vuelta, lo cambiamos de época y tachán.... Tachán, nada. Esas cosas no suelen funcionar porque se les suele ver el plumero. The Americans no es Homeland ni de lejos. Más que nada porque a Homeland te la crees y lo de The Americans produce, en muchos momentos, hilaridad. Además de tener unos fallos de guión que saltan a los ojos como canguros australianos. ¿Preparamos de madrugada una pelea en el garaje, con golpes, patadas, gritos, cabezas que atraviesan paredes y no se entera nadie? ¿De verdad? ¿Ni los vecinos ni los niños que duermen en esa casa? ¿Nos llevamos al muerto, entre medias nos reconciliamos y lo celebramos en el coche -sin manifestar ningún problema además por la molesta situación para según qué menesteres de la palanca de cambios, añado- y dejamos a los niños solos toda la noche y allá se las arreglen? Total, si no se habían despertado con la pelea, no se iban a despertar después. También es verdad. 

Pero hay más. ¿Encerramos durante días a un traidor en el maletero del coche y cuando lo sacamos ni pipí ni popó? ¿Nada de nada? Qué aguante, oye. Se nota que era del KGB. Claro que tenía ser así porque el vecino del FBI que tenemos (sí, uno del FBI vive enfrente de unos espías rusos, coincidencias que tiene la vida) iba a sospechar de nosotros y a investigar el coche. Pero no encontró nada porque el ruso aguantó, pero además Felicity ya había limpiado el maletero con un producto, ruso también seguro, y como nuevo oye. Ni olor a rancio ni nada. 

En resumen, que creo que voy a darle una oportunidad al segundo capítulo sólo por lo que me he reído con el piloto. Seguiremos informando.






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