¡Se acabó la buena chica! |
A veces no podemos, no queremos, no nos consentimos aguantar más. Es aplicar aquel refrán que dice que Jesús dijo hermanos, pero no primos. El problema es cuando has aguantado mucho, cuando tu talante tranquilo y pausado lleva a los que te rodean a malinterpretarte, mal conocerte, y, de repente, llega ese día en el que no, ya no más. Nadie lo entenderá, pero es lo que hay. Nadie tiene culpa, pero no importa. El camino hasta llegar a querernos de verdad, sin miedos, es largo y difícil. Habrá fallos, volveremos a poner a los demás por encima, confundiremos las reacciones, querremos reivindicarnos cuando no toca y haremos daño a gente que no se lo merece. Pero también encontraremos consuelo en saber frenar comportamientos que no nos gustan, en distinguir a los amigos de verdad de aquellos circunstanciales, en asumir que la vida es complicada y que saber defenderse de ella es otro camino largo y cruel, en el que abundarán las puñaladas, los dolores y las heridas. Eso sí, al final, siempre al final, todo merecerá la pena si somos fieles a nosotros mismos. Sigamos intentándolo.
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