Lo acabo de decidir. Me lo voy a tomar con humor. Sí, sí. Nada de dramas, lloros, mesar mis cabellos -están para pocos trotes con esto del otoño-invierno, quita-, ni invocar a los familiares presentes, pasados y futuros del señor Fellowes en no muy buenos términos. Sí, porque además, british style ante todo. Todo muy educado y fino. Of course.
Así que no voy a montar ninguna escena -bloguera, pero escena al fin y al cabo- porque, parece ser, NO HABÍA OTRO MODO DE HACER DESAPARECER A MATTHEW CRAWLEY DE LA SERIE QUE CARGÁNDOSELO EN EL MOMENTO MÁS FELIZ DE SU VIDA. No, no. Yo todo muy tranquilito, ya se ve.
Porque una ha sido siempre muy pro Matthew, sí, mucho, pese a que en esta última temporada había echado kilos en su haber. Pero esa cara y esos ojazos. Y sobre todo, ESA voz. Y ese amor entregao y apasionao por su Mary del alma, por esa Mary que no es más arisca porque no entrena, pero él nada, mi Mary, mi Mary, qué ideal es mi Mary... Y todos, hay que ver, qué buen muchacho el heredero accidental éste, fíjate.
No, si buen muchacho era. Sí. Era.
Eso sí, si me mantengo fría y distante (cual Mary) e intento valorar el especial de Navidad de Downton Abbey -que de eso hablaba, por si no se ha captado, ejem-, he de decir que, como siempre, les ha quedado la mar de bonito. Y que da gusto verlo, por todo, paisajes, trajes, actuaciones, todo. Qué es una maravilla de serie, pese a que los abandonos de algunos actores den pie para que los guionistas decidan explorar ese apasionante tema llamado 'de qué se moría la gente en los años 20 del SXX'. A saber, si era una mujer, de mal parto, porque, claro, ni hospital ni nada y todo a lo tradicional. Y entre los hombres jóvenes supervivientes de la Gran Guerra y con dinero, se puso de moda estrellarse con aquellos primeros coches tan poco seguros -para nuestra visión actual, claro- y que les molaban tantísimo. Que se lo digan a Coco Chanel, que vio como su gran amor, Boy Capel, murió de ese modo, en 1919.
Así que hasta eso hay que alabar a Downton Abbey. Hasta la rigurosidad a la hora de matar a sus personajes. Hay que fastidiarse.
En fin. Espero que los guionistas sepan dar a la cuarta temporada el toque que necesita para no convertirse en un cuadro de viudos llorosos. Algún giro introducirán, digo yo. Pero, sobre todo, lo que más espero es que Fellowes sepa parar a tiempo, sepa dejar Downton donde se merece y no pretenda seguir y seguir hasta convertir a la serie en una caricatura de si misma, en la que ya no nos creamos nada de nada. Difícil nos lo está poniendo, si continúa por este camino.
Matthew, I will always remember you.
PS: maravilloso el castillo de los primos escoceses, Duneagle. Qué lugar.
Es el Castillo de Inveraray, en realidad.
No me digas eso... :_____ Gensanta. Yo aún no he visto el de navidad. Voy de culillo con las series últimamente :__
ResponderEliminarSiento el spoiler..:((
ResponderEliminarNah mujer, culpa mía xD No debería leer lo que no debería leer XD
EliminarYo también me lo tomo con humor. He decidido que no merece la pena, porque si no, no ganaría para sofocones.
ResponderEliminarMe lo veía venir. Tantas cosas bonitas de Matthew a Mary, de Mary a Matthew, del Conde a Matthew... Me he pasado más tiempo pensando en cómo se lo iban a cargar que en el capítulo en sí. ¿Un accidente de caza? ¿una subida repentina del río que lo arrastrara? ¿muerte por el estrés causado por el despertar de gaitas? Pero no, al final el chiquillo se puso a mirar al cielo mientras conducía.
Ya sí que espero de verdad que la cuarta sea la última. Porque como sigamos así no sobrevive nadie.
Me impactó más la de Lady Sybil por que fue un drama que no me esperaba, pero la del primo Matthew casi que se veía venir cuando iba con el coche rápido por esa carretera, se notaba que le quedaban segundos... parece ser que el actor dijo que le pusieran extra de sangre para que se viese claro que estaba muerto y no iba a volver por que acabó harto de la serie.
ResponderEliminarNo se si es así, pero es lo que he leido :S