lunes, 16 de septiembre de 2013

Ardores de agosto


Volver a Vigatà siempre es necesario. Volver a Vigatà, a su calor, su playa, su gastronomía, sus gentes y sus historias es un pequeño privilegio de aquellos que conocemos a Andrea Camilleri, ese prodigio de escritor, de casi 90 años y cigarro perenne, que mezcla como nadie la ternura y las debilidades humanas con el humor y la crítica social.

Yo me raciono las vueltas a Vigatà. No quiero que se acaben y, fijando la vista en los 90 años de Camilleri, la ley natural dicta que llegará el día en el que no habrá más. Quedará entonces la relectura, pero nada será igual a descubrir por primera vez una historia que te emociona por su simpleza y su perfección, enmarcada en ese marco imaginario pero no tanto que es Vigatà. Tierra dura pero extrañamente acogedora.
Ayer, en apenas unas horas, leí Ardores de agosto, una aventura más del comisario Salvo Montalbano. De las más sencillas pero también de las más sorprendentes, con el olor y el sabor de Sicilia en cada página. De la Sicilia normal, de cada día, en la que la mafia es una parte más del entorno y de la sociedad, en la que el sol abrasa y la comida de cada día es un maravilloso recital de pescados y verduras. Porque no es posible acabar un libro de Montalbano sin querer secuestrar a Adelina y a Enzo, sus principales "proveedores" de delicias culinarias. 

En fin, ahora os dejo, que voy a seguir mirando vuelos hacia Sicilia que, por el momento, no puedo tomar. Porca miseria. 


2 comentarios:

  1. A este paso no sé si llegaré a leer algo de lo que me guardo, porque se acumulan en exceso, pero yo me lo apunto! xDD
    Tiene buena pinta ^^
    Veo que es el libro 14, pasa algo si lo lees suelto? xD

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