sábado, 22 de febrero de 2014

Confesiones musicales

Por si el otro día me quedó muy pedante mi entrada sobre la persecución a la que me someten los Tristes Lolailos, eso es, el Orozco y el Pableras, vengo yo aquí hoy dispuesta a abrirme en canal cual cochino en matanza. A sacar mis vergüenzas y airearlas, ale, ahí, sin control ni recato ni pudor ni nada. Porque sí, oiga, todos tenemos un pasado inconfesable y doloroso. Todos fuimos aquello que ahora detestamos. Todos. No os pongáis dignos. Todos. Confesad, no pasa nada. Venga.

Podría yo empezar por mi adicción a ese cantante mexicano de dientes blanco-nuclear que responde a las iniciales LM. Ya os hablé del tema en algún otro post y, como sigo en tratamiento de desintoxicación, mejor no profundizo mucho en el asunto. Entendedme, me estoy quitando. Las adicciones son así, vives con ellas toda la vida. No me hagáis recaer.

Mencionado este espinoso tema, continuo con mi confesión. Preparaos, que va.....


Yo fui a un concierto de Operación Triunfo, primera edición.

Yo bailé el Iurops livin a selebreision.

Yo vi a Chenoa y Bisbal meterse mano en el escenario.



Entended que no dé detalles. Fue una cosa familiar, me llevaron, yo no quería, bueno, un poco, sí. El caso es que allí me vi. En fin. Lo sé, lo sé todo. ¿Con qué autoridad puedo yo meterme con nada después de esto? Mi prestigio se quedó en aquel concierto. No hay excusas.

Pero es que hay más. Sí, como lo leéis.

Yo me compré un disco de Enrique Iglesias.

El del Bailamoooos, on de river teik yu over bailamooos.

Y aún ahí más....  Ese disco me sigue gustando.


Lo sé, lo sé.


De hecho, me lo pongo de vez en cuando. Y, por si os lo estáis preguntando, sí, mis vecinos aún me hablan. Normal, teniendo en cuenta que ellos son de Camela. 

Más. Hay más. 

El primer disco de Melendi mola. 


Sí, sí. Melendi antes de tomarse demasiado en serio a sí mismo, con sus rastas, su pinta de quinqui y su desparpajo, molaba. 





Luego le dijeron que podía ser un cantante serio, se hizo un alisado japonés en el pelo, se puso gafas de sol y ropa de marca hortera y le dio por hacerse el poeta. O sea, se le quitó toda la gracia y se convirtió en lo que es, una caricatura que da bastante vergüenza ajena. Qué lástima. 

Más. Ya termino, pero aún hay algo más...

Alex Ubago. 

Sí, podéis huir ahora que estáis a tiempo. 

Hubo un tiempo en mi vida en el que consideré que el primer disco (ojo, sólo el primero) del Ubago tenía un pase. 

Vamos, que me lo sabía de cabo a rabo. 


Ya, ya...

Shame on me. Qué le voy a hacer. Soy débil. 


















7 comentarios:

  1. Juassss coincido en que tambiçen fui al primer concierto de OT con Bisbal y Chenoa haciéndose carantoñas, también me mola el primer disco de Melendi... pero Ubago!!! Ubago NOOOOOOOOO

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  2. Pues no, yo era muy fan del primer disco de Ubago jajajaja También me gustaba Enrique Iglesias y OT1. Melendi no tanto, pero la verdad es que es mucho mejor su primer disco que los siguientes sí xDDD tenía su gracia.
    Así que para mí esta entrada no es para tanto :P

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  3. Ala.... Otra del Ubago. Pero muy fan de saberse la letra de todas las canciones del primer disco y cantar mucho. Ains. Y coincido con lo de Melendi. Con su pinta de kinki y sus letrillas divertidas no estaba mal, a mí me gustaba. Ahora ya... meh.

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  4. Ay, Lya de mi corazón, que abandonaíta te tengo (bueno a tu blog, al mío y al universo en general...) pero cómo me he reído con esta entrada!!! xD

    Yo ni Ubago, ni Melendi, ni Enrique pero ese Iurops livin a selebreision...niña, eso marcó una época, jajjajjajaja!

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