Hoy estoy un poco plof. Bueno, más bien, estoy de llorera. De esos días que cualquier cosa, cualquier palabra, me provoca lagrimones. Yo es que, por si no lo sabéis, soy muy llorica, desde bien pequeña. Y cuando tengo el día plof, soy la fontana di Trevi.
Así que aquí estoy, viendo a los de Juego de Tronos triunfar (por fin) en los Emmy y llorando cual Magdalena. Cualquier cosa, ya os digo.
La razón de mi sensibilidad extrema es que hoy es el Día Mundial del Alzheimer y esta mañana en el programa de Carlos Herrera han hablado unos cuantos familiares de personas que tienen esa enfermedad. No me lo esperaba pero no he podido dejar de escucharlo. Y llorera extrema.
Mi tía tiene alzheimer.
Uno puede tener muchas personas cercanas, y todos, más o menos, tenemos varios tíos y tías. Pero en mi caso solo hay una a la que no añado nombre tras el 'tía'. Es mi tía, la tía. La única, aunque no lo sea. Siempre presente en mi vida desde el mismo día en el que nací. Y tiene alzheimer.
No es una noticia nueva, qué va. Lo sabemos desde hace dos años, y lo sospechábamos desde mucho antes. Pero esta mañana el primer oyente que ha llamado ha dicho la frase clave: "lo peor es verlos desaparecer en la bruma". Una frase nada más ha roto mis defensas, construidas durante este tiempo para no decaer, para no venirme abajo porque hay otras personas que también lo están pasando mal con este asunto y me necesitan fuerte y entera.
La bruma. Nada define mejor a la sensación que me deja hablar con mi tía. Que todavía me reconoce y que tiene la suerte de tener aún cierta independencia (más de la que a mí me gustaría, pero ese es otro cantar). Pero, aun así, cada vez se aleja más. Y más. Ya no es la que era.
Por si fuera poco, me he encontrado por la city a los de la asociación de familiares de enfermos de alzheimer, donde trabaja una persona que conozco de saraos varios. Nos hemos puesto a hablar y... llorera. En plena calle. ¿Qué me pasa?
Menos mal que estoy sola en el trabajo porque escribir esto me está costando una deshidratación.
Quered mucho a vuestra gente. Mucho. No sea que llegue el día en el que no os reconozcan y solo os quede ese cariño para comunicaros con ellos.
Te quiero, tía.
MUAK; así en mayúsculas ;-)
ResponderEliminarHala, más llorera....
ResponderEliminarGracias...:)
Hace un rato me he echado unas lágrimas por lo mismo, casi en la misma situación que tú. Escuchando la radio, hablaban de ello, familiares, la lectura emotiva de una carta "supuestamente" escrita por un enfermo de Alzheimer... y yo llorando porque me parece terrible la enfermedad. Porque me provoca una tristeza profunda y honda pensar que podamos dejar de recordar, de saber...Es un final tan absurdo, irónico...
ResponderEliminarUn abrazo.
Es terrible... Es perder tu identidad, quien has sido y lo que has construido. Es desaprender cada día y ser otra persona. :(
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarY ale, llorera. Jo.
ResponderEliminarEs duro. Verlos desaparecer en la bruma, imagino que sí. Pero saber que estás desapareciendo... Uf.
Ánimo, Lia.
Afortunadamente (o no, no lo sé), ellos no son conscientes la mayoría de las veces. Y si lo son en algún momento, lo olvidan. Al menos se ahorran esa angustia....
Eliminar:(
ResponderEliminarA mí me tocó de cerca con mi abuelo y se pasa realmente mal. En menos de un año su progresión fue bestial. El otro día que revisaba las fotos me entristecí mucho por eso.
Él terminó siendo un vegetal, literalmente. Al final estaba tan mal que tenían que alimentarlo vía suero (o como se diga en ese caso) y llegó un punto que el médico dijo ya vale.
Cuando aún podía medio tragar, que parecía que no se enteraba de nada, a mí me seguía reconociendo. Aunque es algo muy triste por toda la situación a mí me sigue emocionando.
A parte del shock de la enfermedad, lo peor es cuando tienes que ir a la residencia a verlo y te encuentras con todo el panorama. Me costó mucho adaptarme... pero mira, al final haces relación con otras personas internas. Cuando íbamos a verle también hablabas con ellos y se alegraban un montón. Una mujer siempre me reclamaba a mí xD
Años más tarde, cuidaba de una señora que tenía una enfermedad parecida y ya sabía cómo hablar con ella. De todas formas, es duro para ellos... Me confundía con su hija y claro, como me iba para mi casa luego pues se quedaba triste.
Y menudo rollo te suelto....
Ains, achucha mucho a tu tía :*