Terminé por fin este libro. Lo comencé allá, os lo prometo, por marzo, pero entre idas y venidas, procesiones y campañas electorales, lo abandoné. Se me cruzaron otros en el camino, en la biblioteca se me pasó el plazo, me sancionaron y, claro, tuve que devolverlo. Total, un viacrucis que ha concluido felizmente esta semana.
Y es que tenía que terminarlo, porque lo merece y mucho. Es novela, es ensayo, es biografía, es todo. Es fantástico. Es la Italia del Risorgimiento y la unificación, es Garibaldi, es la Europa de los descubrimientos, de la Revolución Industrial, y es la España del XIX, con sus luces y sus muchísimas sombras, con su ambiente único, por cerril, atrasado y, al mismo tiempo, extrañamente atrayente.
Reconozco que me esperaba una cosa muy diferente cuando lo empecé. Una biografía edulcorada, liviana, sin fondo ni demasiado contexto. Lo justo para entrar en ambiente, pero nada de meterse en jardines. Y no. Para nada. 'La reina de las lavanderas' es, en sí mismo, un jardín. Un laberinto en el que se entrecruzan la espeluznante historia familiar de la protagonista (que corta el aliento en algunos momentos), con la historia de Italia, perdón, con la maravillosa historia de Italia en el siglo XIX (soy muy fan, se nota), y con la historia, o, mejor dicho, con el desastre absoluto que fue la España de aquellos tiempos.
Se puede dividir en dos partes. La primera, italiana, se hace, quizás, algo más pesada mientras que la segunda, la española, adquiere otro tono. Más picaresco, quizás, más animado. El único fallo se lo pongo al final, al modo en el que la novela desemboca en él. Un pelín forzado, como si la autora se pasara de páginas y decidiera cortar por lo sano. Aunque tampoco quedaba mucho más que contar, bien es cierto, y lo que había está perfectamente encajado en las páginas finales.
Supongo que os estaréis preguntando, si habéis aguantado hasta aquí, que de qué va el libro. Y razón lleváis. Es la biografía novelada (con mucho de ensayo también) de Maria Victoria del Pozzo della Cisterna, reina de España entre 1870 y 1873, mujer de Amadeo I de Saboya. Ya sabéis, Amadeo, esa lección que se daba deprisa y corriendo en clase de Historia y que nunca terminamos bien de comprender (al menos yo). Porque hasta mi profesora del colegio, lo recuerdo perfectamente, nos dijo algo así como "era extranjero y no pegaba nada en España". Esto más de 100 años después del reinado del pobre muchacho, que qué queréis, me cae bien después de este libro. Casquivano, no muy lumbreras, pelín gafe, pero no mala gente. Si a Prim no le hubieran dado boleto, en un asesinato cutre a más no poder, otro gallo nos hubiera cantado.
Y su santa, que es la prota del libro, pues eso, una santa. Un poco volada de la cabeza, con tanta religión y tanta neura, pero buena chica. Muy sufrida, y con una vida paradigma del romanticismo. Vamos, que pegaba cero coma en el patio de vecinos ruin y lleno de envidias e intereses personales que es era España. Y así les fue, claro.
En fin, que me ha encantado. Y que ahora no sé qué leer, se admiten recomendaciones.
PS: esta mañana iba yo a tomarme un aquarius en uno de esos sitios molones que tenemos en la city, propiedad de la Universidad, cuando, de repente, algo ha llamado mi atención. Adivinad quién me miraba desde la pared...
Me he quedado picueta, que diría Bettie. Qué casualidad.
Jajaja... Eso es una señal.
ResponderEliminarEl gatopardo supongo que ya lo has leído ¿?
Yo a ver si me termino el tercero de Alatriste y me paso a El club Dumas (que me parecía feo engañar a Arturo con Pérez-Reverte ;-P )
Un besote gordo
¡El picuetismo atacaaaaaaaaaaaaaa! xDDDDD
ResponderEliminarMe lo apunté cuando vi que lo comentabas, aunque no soy muy de biografías y novela histórica y eso. Pero bueno a ver. Oye, a mí mis profesores me han dicho lo mismo de Amadeo de Saboya XDDDDD
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