Y, de repente, las historias.
Años desperdigados en su busca. Años quejumbrosos de vacíos. La nada. Sí, pero. Es que. Ya, pero. Nada.
Y, de repente, llegan. Y te conquistan. Te hacen suya, te dominan, te rodean, te acosan y te salvan.
¿Qué ha cambiado? Nada. Todo. Yo. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por comentar!