Dentro del mundo del denominado "frikismo" existen muchos mundos, muchas aventuras por vivir y caminos por recorrer. ¿Qué nos hace ser éso que se llama "friki"? ¿Que nos gusten las historias de magia, de monstruos, de ciencia-ficción? No lo sé. Sólo sé que esa palabra, "friki", nunca ha terminado de convencerme, pero que algo cambió en mí cuando descubrí que existía. Cuando comprendí que yo no era una rareza, que existían otras personas cuyos juegos de infancia consistían en representar justas medievales o batallas de vampiros, que se morían -y se mueren- por aprender esgrima, y que tienen un gato de mascota pero, secretamente, desearían tener un dragón. O un loro al que llevar en el hombro cual pirata.
De nuevo, ¿qué nos hace ser "frikis"? ¿Tener más imaginación que los "no-frikis"? ¿Conservar los sueños de la niñez y no perderlos nunca? Supongo que todo eso y también otras muchas cosas. Pero, en realidad, es que hay tantos "frikis" como personas. Cada uno es diferente, aunque converjan en algunos gustos. Yo, por ejemplo, no entiendo ni sé ni quiero saber de videojuegos. Pero "friki" soy, vaya que si lo soy.
En fin, quizá sea mejor dejar la teoría. Que cada uno sea feliz en su mundo y con sus gustos. Porque yo venia aquí a hablar del Doctah, de Doctor Who, esa serie de la BBC que es mítica en las islas, y que aquí es prácticamente una desconocida. No voy a hablar del talento de sus actores, de lo maravillosos que son sus protagonistas -cada uno en su estilo-, del savoir faire que desprende o de la calidad de sus guiones.
No voy a hablar de todo eso, porque es mejor verlo. Y disfrutarlo. Y me remito a sus capítulos históricos, como el dedicado a Shakespeare, por ejemplo. Y pregunto, porque es inevitable hacerlo, ¿en qué serie familiar española se dedica un capítulo a alguno de nuestros autores clásicos? Empezando por el principio; ¿serie familiar en España? Doctor Who en Reino Unido se emite los sábados por la tarde. Los sábados por la tarde aquí, desde que tengo memoria, se dedica a las películas típicas y tópicas españolas o a truculentos telefilmes americanos.
Pero, en fin, no vamos a entrar en comparaciones. Que son odiosas, ya se sabe. Y siempre tienen algo de injustas. El caso es que el Doctor Who existe, y puede, gracias a los adelantos técnicos, ser disfrutado por todos. Y que merece mucho la pena.
Porque es divertido y tierno. Porque habla del amor, de la amistad, de la lucha por un mundo mejor. Porque transmite esperanza. Porque enseña. Y porque, cuando lo conoces, comprendes que the TARDIS representa mucho más que una sencilla cabina de policía de hace décadas convertida en nave especial. The TARDIS representa ese territorio mágico en el que los sueños son posibles, un territorio en el que se puede demostrar ese inconformismo, a menudo silente y oculto, que es la razón de ser primigenia de todo friki. Un mundo al que escapar para hacer mejor todo lo que te rodea.
Ser más alto, más hermoso, más valiente. Ser, estar más vivo, en definitiva.
De pequeño te dicen que la vida es una cosa: estudiar, tener trabajo, casarse, tener hijos. Pero más tarde descubres que la vida es más oscura, más peligrosa y más loca. Y mejor.
De pequeño te dicen que la vida es una cosa: estudiar, tener trabajo, casarse, tener hijos. Pero más tarde descubres que la vida es más oscura, más peligrosa y más loca. Y mejor.
Doctor Who, S02E010, Love and monsters.
Muy cierto! Me encanta!:)
ResponderEliminarAllon-sy!
Mi primer capítulo de Doctor Who fue el de Shakespeare :D
ResponderEliminarY si, amor eterno a la tv british.