Yo necesitaba un vaciador mental y llegó Shonda. Sí, la misma Shonda de la entrada anterior. Ella misma.
Pues eso, que estaba servidora hasta el moño y más allá y necesitaba alguna serie que cumpliera unos requisitos muy determinados. En corto y por derecho, que me distrajera y no me hiciera pensar. Probé con Houdine & Doyle que tenía todas, pero todas, las papeletas para congraciarse con mi espíritu. Pues no, nada. Por mucho mago, mucho escritor y mucho Londres decimonónico, aquello no hay por donde cogerlo y la serie aburre a las telarañas. Una pena. Además, me hacía pensar y ya hemos dicho que necesitaba algo de electroencefalograma plano, neuronas a dormir y a mí déjame de rollos fantasmagóricos y misterios. He dicho algo que NO me haga usar el cerebro. Cooo...ncho.
Y entonces llegó Shonda y estrenó The Catch. Y fui feliz. Porque es la serie ideal, perfecta para mi estado mental de ameba recién despertada. A saber:
- Las protas llevan ropa cara, buena, que se le ve la calidad y la caída, con unos bolsos que da gloria verlos. Así enchufo el modo Vogue en mi cabeza y me lo paso pipa. I'm a material and poor girl in a material world. Jopetas.