miércoles, 13 de agosto de 2014

Reflexión animalera

Lo pongo por aquí porque si lo hago donde mi pide el cuerpo, puede que me tiren piedras. 

A ver, a mi a adoradora de todo bicho viviente no me gana nadie. Es decir, me chiflan los gatos y los perros, y también el resto de animales del mundo mundial -a excepción de los reptiles y los insectos, claro-. O sea, que yo veo un perrillo y pierdo el oremus, y ya si es un gato me convierto en un ser unicelular lleno de amor por el felino en cuestión. He tenido animales toda mi vida, gatos, perros, tengo una foto con dos años subida a una mula y existe por esos mundos una grabación de mi lengua de trapo de tres años diciendo que una peseta que me había encontrado en el suelo era para mi abuelo, para que le comprara cosas a las vacas. Porque yo era fan de las vacas de mi abuelo, qué pasa. Y generosa, ya se ve. 

"¿Una peseta? Really?"


Queda claro, ¿no? Amo a los bichos. 

Por eso, precisamente, no entiendo determinadas cosas. Esencialmente: no entiendo a los animalistas acérrimos. No. Yo soy animalera, no animalista. 

Son animales, señores. Maravillosos y mucho mejores que nosotros, pero animales. Esto es, no entienden por qué sufren y no comprenden nuestros conceptos vitales. Especifico más: sigo en FB a varias protectoras de animales y acabo de ver un caso que me ha puesto los pelos de punta. Un perrito de 17 años, cansado, viejo, enfermo al que sostienen a base de pastillas y comida especial que ya ni quiere comer. Pero al que mantienen con vida en medio de un mundo de arcoiris y osos amorosos, en el que le llaman cariño, bonito, cómo te queremos y te vamos a cuidar. Y a ver, me parece admirable ese compromiso, pero luego miras la cara del perro y para mí es inevitable pensar que sería mejor acabar con todo ese sufrimiento, que existen métodos para ello, y que no pasa nada, porque es ley de vida y porque el animal está pasándolo mal. Que tiene que ser lo primero: el animal. No los sentimientos de aquellos que los cuidan. No hay que hacerse los héroes demostrando cuánto dinero nos gastamos en un pobre perro anciano, cuando, creo, no le estamos haciendo ningún favor, sino todo lo contrario. 

En fin, es mi modesta opinión. Amor a los animales, sí, pero con cabeza y sin pasarse. Porque hasta el amor puede ser excesivo. 

5 comentarios:

  1. Supongo que la gente de la protectora tendrá unos principios diferentes. Yo no sé si le están haciendo mal o bien la verdad. Creo que es una decisión complicada... Así que si un día me toca afrontarla con mis bichos... pues ahí ya la afrontaré.

    Dicen que de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, pero a este respecto hay tanta gente con malas intenciones que...

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    Respuestas
    1. Para mí no es complicado... es cuestión de humanidad, o animalidad...No sé. El perro está sufriendo y no tiene posibilidades de mejora...Da tanta pena. Y ya, pero la mala gente no debe hacernos perder el norte, porque queriendo hacer un bien, se puede hacer mucho daño innecesario. Creo.

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  2. Estoy contigo al 100%. En lo de animalera y en lo del sufrimiento. Que a lo mejor exagero, pero que si fuera una persona dependiente exclusivamente de máquinas y sin posibilidad de mejora... Pues eso.
    Me gusta el concepto animalera.
    Últimamente FB es foco de perritos y gatitos que sufren o se abandonan...

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  3. Yo también pienso como tú. No hay marcha atrás, no se va a recuperar, no va a mejorar...No va a pensar que no lo quieren. Es ley de vida.

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  4. Me he meado con lo de la peseta xDDDD veo que eras igual de bicho que yo a esa edad :P

    Pues mira a mí ese tema me pilla de cerca. De las dos perras que teníamos en casa de mis padres (madre e hija), a la pequeña tuvimos que sacrificarla. Yo avisaba de que estaba mal, pero tal como estaba el panorama pasaban de mí. Al final cuando se llevó al veterinario ya era demasiado tarde. Le había explotado el bazo, sino recuerdo mal, porque tenía un tumor y tenía todo el abdomen lleno de sangre.
    Le hicieron cosas, que ya ni me acuerdo, pero estaba la perra fatal pobre. Era un nervio puro y ni se movía casi. Nos dijeron que con tratamiento (transfusión y no sé que más cosas) podía vivir unos meses más. Yo no me lo pensé mucho, más le valía a la pobre acabar ya con el sufrimiento.
    Y así fue, con 10 años la tuvimos que sacrificar.
    El problema fue luego, que como el estado mental de mi familia era muy delicado, esa decisión afectó mucho y a raíz de ahí no veas... pero bueno, eso es otra cosa xD

    En la actualidad sé de un caso cercano, que más le valdría al animal descansar ya, pero ahí está T___T

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