sábado, 31 de enero de 2015

Series nuevas, series viejas, series....

Primero con la Navidad y después con la, dichosita, Super Bowl, el panorama seriéfilo se nos ha descoordinado bastante. De ahí que, sin tener The Good Wife a la que aferrarme, con Nashville fuera de órbita y con los jaleos de Downton incubando nuevas tramas, me haya dado a la diversifación. Qué remedio. Qué vida esta. 

Jane the Virgin. Ya os hablé un poco cuando los Globos de Oro. No es nada del otro mundo pero cada vez que sale Rogelio de la Vega en pantalla yo gano años de vida. Divertidísima y muy, muy original aunque, en esencia, no nos cuenta nada nuevo. #RogelioMyBrogelio #VivaDeLaVega

Transparent. Digo lo mismo, ya os hablé de ella. Muy especial, no se puede definir de otro modo. En algunos aspectos puede que demasiado moderna para mis gustos, pero sólo por Maura merece la pena aguantar a los intensitos de sus hijos. Maura es magna. Es una lección de vida. 

viernes, 30 de enero de 2015

Fin de las Highlands (Nacido en pecado de Kinley MacGregor)

Bueno, pues si antes hablo, antes, antes me santifican el matrimonio aquí don Angustias y doña Cosmopolitan. Habrase visto, que forma de dejarme mal...

Vale, santificar lo santificaron, pero en el caso de él como queriendo poco. A desgana, en plan venga mujer, deja de ya de perseguirme, que vas por la vida como la gata Flora. Sí, esa. La rima os la dejo para vuestra imaginación que esto es un blog fino. EHEM. 

Y la cosa es que es bonica, eh. La historia, digo. Iba a llevar razón Bettie y es, dentro de su temática y sabiendo a lo que te enfrentas, un buen libro. A ver, credibilidad poca porque el personaje de Sin de tan extremo, en todos los sentidos, agota. Inciso: querido karma, esto de que agota lo vengo a decir como lectora en plan opinión sin fundamento ni razón, ergo, no te mosquees y si tienes algún Sin o similar disponible, que rule. Bueno, si viene un poco menos traumatizado no pasa nada, pero, anyway. Fin del inciso. 

Cosas que ayudan a aprender inglés

En el aprendizaje la curiosidad y el divertimento juegan un papel esencial. Hay que tener ganas de aprender para aprender y hay que pasárselo bien para aprender sin darse cuenta. En el tema del inglés no es necesario, además, estudiar en el sentido canónico del término. No son necesarias horas y horas de arduo esfuerzo de memorización. No. Los idiomas se asimilan, más que se aprenden. El otro día os hablaba de ello y, por cierto, se me olvidó comentar -no tengo perdón- que en ese tiempo entre el rechazo y la admisión en la EOI también participé en un Reading Club en mi, nunca suficientemente loada, biblioteca. Un taller de lectura en el que nos reuníamos una vez a la semana para leer y comentar sobre libros en inglés. Ahí descubrí ese maravilloso 84 Charing Cross Road, por ejemplo.

Bueno, a lo que íbamos. Cosas para aprender inglés.

Hoy empezaré por Youtube. Porque si no quieres, no sabes o te da cosica piratear, en Youtube tienes de todo para aprender inglés sin más esfuerzo y sin remilgos de conciencia. Tú lo necesitas, esto te lo ofrece, ¿dónde está el problema?

 Ejemplos:

1. Canciones con sus letras incorporadas.

 

Aquí una de mis favoritas.

martes, 27 de enero de 2015

El inglés y servidora

Cada vez que escribo sobre algo relacionado con el inglés, las visitas de este modesto bloguito se disparan. Eso, unido a los comentarios de desespero de Carlota y otras amigas acerca de sus tribulaciones con la parla hereje, me hacen pensar que muchos lo pasáis muy malamente con el tema de aprender inglés. Por conseguir esos certificados que ahora, de repente y nadie sabe muy bien por qué, exigen para todo. 

Como siempre en España, construyendo la casa por el tejado. Nuestra educación ha sido y es penosa, no digamos en idiomas. Pero ahora todo el mundo tiene que justificar que puede entender y hacerse entender como si fuera del mismo Bristol según sales a la derecha. Y claro, llegan las academias, las escuelas oficiales y los exámenes de Cambridge o de otras universidades a sacarnos el dinero que no tenemos y a hacernos sentir tontos porque ni tenemos tiempo ni tenemos ganas ni tenemos método para aprender de verdad. Por supuesto, siempre habrá cerebritos que lo saquen sin problemas, pero la gran mayoría lo llevan tirando a regulero. 

Y es una pena, porque aprender idiomas, inglés en concreto, mola. Yo no puedo hablar muy alto porque no he sido casi nunca alumna por obligación, sino más bien por devoción. Ahora mismo acudir a la escuela me sirve de distracción y de desconexión y hace que la semana se me haga mucho más corta. Aunque muchas veces me dé una pereza terrible ir y esté a punto de hacer novillos y sólo sea ese 80% de asistencia que tengo que tener para la dichosa beca lo que me obligue a aparecerme por allí. Sí, aún así, me gusta. Porque me gusta aprender. Y porque, supongo, no voy obligada más que por mí misma (y por el señor quieromibeca Wert, claro).

lunes, 26 de enero de 2015

Oda a iHerb (sí, otra vez)

Sí, qué queréis. Cuando mis, hipotéticos, nietos me pregunten por mi, hipotética, fortuna yo levantaré un dedo y señalaré a la pantalla del ordenador donde, a buen seguro, seguirá abierta la página de iHerb. Ahí me la gasté, chavales. En potingues varios. En tés ideales. En sentirme druida cada vez que un paquete lleno de productos veganos y herbáceos varios llega a casa desde los USA. En eso, sí. Para lo que me ha valido, ya, pero ¿y lo feliz que he sido, eh? They can't take the fun away from me. Que viene a ser que me quiten lo bailao. 

Bueno, si seguís leyendo esta entrada después de haber sido testigos de mi conversación con mis, hipotéticos, nietos y no pensáis, más, que estoy fatal de lo mío, primero, gracias, no os merezco, y segundo, a lo que iba: lo nuevo que me he pedido últimamente en iHerb. 

Sérum Vitamina C Mad Hippie. Algo me indicaba que había llegado la hora de dejar de confiar sólo en las cremas hidratantes y en 'como tengo la piel grasa, tampoco me puedo echar mucha cosa' que ha sido mi mantra toda la vida. Algo me decía que mejor íbamos dándole al sérum que, confieso, tampoco tenía mucha idea de lo que era, pero tenía pinta de ser bueno. Viendo los precios que tienen, vamos. Y como esos precios son como son y para una cosa tan especializada tampoco me fiaba mucho del Mercadona, busqué en IHerb y encontré esta monería por veintipocos euros de la que todo el mundo habla maravillas. Y aquí vengo yo a hablar maravillas también porque en una semana escasa que llevo usándolo, oye, lo flipas. Va a ser que sí, que necesitaba sérum. De hecho ya me he pedido otro de la misma marca, en este caso de vitamina A. 

sábado, 24 de enero de 2015

El C1, tercera parte

La vida en las clases de inglés ha vuelto a la normalidad. A toda la normalidad posible tras un mes y medio sin clase y tras bastantes días de incertidumbre. Ahora la consigna está clara: esto hay que sacarlo como sea, y si hay que apretar, se aprieta y si hay que llorar, se llora. Pero a por el C1, campeones.

El que piensa así, principalmente, es el teacher, que es el mismo que tuvimos a principios de curso. Benditas listas de interinidades, porque si nos llega a venir un tercer profesor, servidora creo que se hubiera levantado y hasta más ver, escuela, hasta siempre. De hecho, confieso que si he aguantado y no lo he mandado a tomar por saco ha sido porque pedí beca. Y al pedir beca no pagué matrícula. Y como existen bastantes posibilidades de que el señor Wert me diga verde las han segado, chata, y me toque apoquinar 150 euros casi ya al final de curso, pensé que, al menos, el momento de dolor me pillara yendo a clase y habiendo aprovechado, en lo que se pudiera, el año. Imaginarse que abandono y me llega la notificación de 'debe usted pagar'. Qué angustia, qué desazón, qué malestar.

Lía en las Highlands

A ver, aún no me lo he terminado, pero es tanta la emoción que siento que tengo que venir por aquí a contaros. Porque yo saber que estos libros existían lo sabía, lo que pasa es que nunca me había adentrado así de profundamente en estos territorios tan norteños. 

Y, ¿sabéis? Lo que tiene leer un libro de estos es que después eres incapaz de escribir cosas como estas sin ver un doble, triple o múltiple sentido a todo. Adentrarse. Profundamente. Jiji. 

Me centro, me centro. La culpa fue de Bettie, conste. Que si era su libro favorito -en esta temática-, que si su Sin, que si su tal... y yo, ya os digo, novicia en estas literarias y escocesas lides, allá que me fui cual miura en San Fermín. Porque vale, a Outlander le di un tiento tras ver la serie, pero, oiga, no tiene nada que ver. Vale, sale un escocés buenorro y eso, pero digamos que la novela de Diana Gabaldón tiene pretensiones de ser algo más. Histórica, whatever, pero algo más. A ratos lo consigue y ahí está la serie como prueba, que es mucho más que una sucesión de planos calienta hormonas. Otra cosa es que a mí ese libro me dejara fría -literariamente hablando, claro, que una no es de piedra-. Pero como novela pertenece a otra categoría, hay que reconocérselo. 

sábado, 17 de enero de 2015

El busero y los nipones, a love story

Entrada también llamada, Lo del viaje a Graná, segunda parte.

El avión despegó, al fin. Tras asistir a las situaciones habituales en los viajes aéreos (esa que se pone mala, aquel que se queda lívido, la otra que agarra la mano del pariente hasta hacerla papilla) y tras tolerar con la mejor de nuestras sonrisas de chicas-modernas-que-no-tienen-miedo-a-volar unas cuantas turbuuuuleeencias de esas del estómago ida y vuelta a la luna en dos segundos, llegamos a Granada. Bueno, a su aeropuerto, que viene quedando pelín retirado, pero no nos pongamos tiquismiquis. Granada.

Como era Granada, sí, pero eso, quinto pino, la situación requería de otro autobús para llegar, de una vez, a nuestro objetivo. El ánimo con el que Marycheivis y servidora emprendieron la subida al nuevo bus tras la mañanita (y casi tarde) que llevábamos y tras no haber probado bocado desde hacía eones, no os lo quiero ni contar. En plan, bueno, venga, no queda otra, que no nos vamos a quedar aquí, viendo huertas y polígonos industriales. Pero, ganas, lo que se dice ganas de otro viaje, pues no teníamos, para qué engañarnos.

En fin. Bus del aeropuerto granaíno. Compartido con alguna gente que reconocimos del vuelo. Que, claro, cómo no reconocerlas (eran féminas, sí), con esos estilismos donde imperaba el dorado en toda su extensión... Si es que nos lo pusieron a huevo. A huevo lo de mandar fotos de sus zapatillas rollo bota de oro de Cristiano Ronaldo a un colega para que lo flipara, digo.

viernes, 16 de enero de 2015

Lo del viaje a Graná (por fin)

No conté nada del viaje a Granada por una sencilla razón: me puse MUY mala a la vuelta. Pero mala, mala. Que, entre vómitos y fiebres, estuve así un mes, con afonía de una semana, no sé sabe por qué, incluida. Pero muy mala, de eso que subía escaleras y me tenía que parar a la mitad porque no me daba el resuello. Ya sé que los años no pasan en balde pero, oiga, qué mala. 

Muy mala, ya digo, por lo que no tenía ánimos para escribir porque, encima, todo lo que sonara a Granada me ponía peor. Sí, hice ahí una extraña asociación Granada-tapas-cerveza-viaje-náuseas que pobre ciudad mía, qué injusticia. Porque, oiga, qué ciudad. Qué maravilla. Qué belleza. Qué todo. Y yo, sí, qué mala. 

La cosa del viaje comenzó por influencia de Marycheivis, que es muy persuasiva cuando quiere y encima consigue arrastrar al personal de lo lindo. Como ninguna de las dos habíamos pisado la Alhambra a nuestra ya bíblica edad, decidimos reparar tal error con un viaje relámpago de un par de días. Lo justo para conocer la ciudad y ver, eso, la Alhambra. Para llegar lo antes posible y no tener problemas con los traslados estación-aeropuerto, nos pillamos un bus de esos que te deja ya directamente en AdolfoSuárez-Barajas-Obama-SantaTeresa-BobMarley. Para ello tuvimos que madrugar lo que no está escrito y hacer un viaje en sentido contrario que, bueno, me ahorro comentar porque todo salió bien y para qué indagar. El caso es que allá nos vimos, en el bus express directo al aeropuerto, tan cómodo, tan estupendo. 

lunes, 12 de enero de 2015

Conclusiones aceleradas sobre los Golden Globes

Aceleradas porque es tarde y mañana madrugo. La vida laboral, que ha vuelto en todo su esplendor a mí tras tres semanas, tres, de medio gas más vacaciones. Tres semanas. It's very difficult todo esto. Que por cierto, también ha vuelto el inglés, pero esa es harina de otro costal, al que ya le meteremos mano más adelante. 

Tres semanas. He sido muy feliz. 

En fin, a lo que íbamos. 

1. Ruth Wilson le quitó el Globe a Julianna Margulies y yo me enfadé mucho, pero acabo de descubrir que esta chica fue la Jane Eyre de la BBC y #respect. Porque esa Jane Eyre es canónica, perfecta y puro Brontë. Mil veces mejor que la película, que Fassbender me perdone.

2. Hablando del tema, Fassbender, te echamos de menos. También echamos de menos al Cumberbatch del año pasado. Soltero, sin fiancée by The Times, embarazada y con vestido de estampado raro colgada de su brazo, con cara de "es mío, venid si tenéis valor a quitármelo, majas". Que, a ver, no tenemos nada en contra de la chavala, incluso yo diría que Benedict ha tenido buen gusto -no esperábamos menos de él, la clase personificada-, pero, qué queréis, es verla y empezar a sonar en mis oídos aquello de "la otra, soy la otraaa.... y a nada tengo derecho, porque no llevo un anillo, con una fecha por dentroooo...." 

viernes, 9 de enero de 2015

De argumentos y más argumentos

Dicen por ahí que la culpa va a ser de Occidente, que los tratamos muy mal y, claro, se tienen que defender. Otros llegan a decir que todo es un montaje y que pobrecitos los supuestos asesinos, que viven humillados por el poder del hombre blanco. Que son los que dicen también que en Corea del Norte la felicidad es patrimonio nacional y el zampabollos inmaduro que tienen por líder espiritual es lo mejor que ha parido madre y que ojalá rigiera nuestros destinos en plan Padre del Universo. Y ya en tema de Venezuela y la ida de olla mental perpetua en la que viven los gobernantes de sus asuntos no me meto, que me enciendo. 

Todo esto dicen a cuenta de lo de París. Que estemos viviendo un nuevo episodio de una guerra en la que estamos metidos, aunque no nos demos cuenta, y en la que se la juegan nuestros valores y nuestro modo de ver la vida frente a unos animales que lo único que quieren es expandir su locura y su sin razón, no cuenta, parece ser. 

sábado, 3 de enero de 2015

Reseña: Los cuerpos extraños (Lorenzo Silva)

Ya lo dije con ocasión de La marca del meridiano, volver a Vila y Chamorro es volver a unos viejos amigos casi familia que, con sus cosas, siguen ahí, pase lo que pase. A los que se acepta como son, se les aguanta en sus malos ratos y se les celebra en los buenos. Porque ellos hacen lo mismo contigo. 

Los cuerpos extraños es, también con sus cosas, un buen momento que celebrar en las vidas de Rubén y Virginia. Y defino buen momento como estado de serenidad en el que uno se acepta con sus pérdidas y ganancias, sus derrotas, sus frustraciones y sus desvelos incumplidos, y asume que la vida es lo que es, que la perfección no existe, y que en saber que no se pueden pedir imposibles está gran parte de eso que llaman felicidad. O, al menos, la alegría de saberse y de estar, concepto que, no nos engañemos, al final es lo cuenta. 

Dicho con palabras más llanas, me ha gustado más Los cuerpos extraños que La marca del meridiano porque en este último Vila enfrentó sus terrores y la consecuencia -al menos la que recuerdo, un par de años después de haberlo leído- fueron páginas y páginas de reflexiones psicológico-filosóficas que desvirtuaban a la novela en su vertiente policíaca. En Los cuerpos extraños hay menos reflexiones, menos rollos personales (y los que hay son más ligeros, dentro de lo que cabe) y la acción se centra en el caso. Un asesinato envuelto en una trama de corrupción política. Un espejo de la realidad española de estos tiempos y de tantos otros, resuelto con la maestría habitual de Lorenzo Silva. 

jueves, 1 de enero de 2015

My silver lining



I don't want to wait anymore 
I'm tired of looking for answers 
Take me some place where 
there's music and there's laughter 
I don't know if I'm scared of dying 
but I'm scared of living too fast, too slow 

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