lunes, 28 de julio de 2014

Los modos de ser guiri (oriental)

En materia oriental en la city principalmente lo que se ven son japoneses. No es que servidora los diferencie de los nacionales de países del entorno (nipón), que va a ser que no. Pero por experiencia, aquí todos del mismo Japón según sales de Osaka a la derecha. Que el año pasado nos vino hasta Naruhito, su principito. Y hace años sus emperadores. Nadie se explica muy bien por qué, pero a los japoneses la charricidad les pone cosa mala. 

Total, japoneses. Los hay, claro, de todas las edades. Desde el otaku de turno, al que han sacado del lecho-futón para que se espabile por las Españas, hasta la japonesita que-no-hace-otra-cosa-más-que-reírse-de-todo. El otaku va con sus pelos muy a lo loco, disparados hacia arriba, sus cascos XXL de colorines y su teléfono móvil al que sólo le falta cantarse una saeta para ser lo p*** más. La japonesita, en cambio, se suele mimetizar con el ambiente y básicamente su rutina consiste en ejercer de clienta fiel del imperio Amancio, esto es, Zara y convertirse en una it-girl de esas. 

viernes, 25 de julio de 2014

La estafa de comprar libros en digital

Estoy muy cabreada, pero voy a relatar los hechos lo más fríamente posible. Para que luego no digan. 

He comprado un libro electrónico. 'Vosotros no sabéis', de Andrea Camilleri. De mi afición por la mafia no sé si os he hablado nunca, pero si no lo he hecho, aquí está. Me encanta el tema. Del pedestal en el que tengo al nonagenario Camilleri creo que sí habéis sido testigos. Como, pese a rozar el siglo, este escritor siciliano es de lo más prolífico y como en España creo que lo leo yo y otros cuatro, es normal que me pierda obras suyas. Entre que escribe varias al año y entre que aquí se le hace poco caso, se me pasan. Y una de las que se me pasó fue esta, 'Vosotros no sabéis', dedicada a la mafia, hecho de importancia estelar para servidora que ha ocasionado la tragedia de la que os hablo. 

Tras descubrir el libro, me he dispuesto a comprarlo. Y me he dicho, lo compro en digital, venga. Así aprovecho para leerlo en estos -escasos- días de asueto que me quedan. Lo que yo no sabía es que iba a salir de la experiencia cabreada, sin libro y con siete euros menos. Oiga. 

jueves, 24 de julio de 2014

De por qué 'The west wing' es una joya de la televisión

Podría dar muchas razones para esto, pero hoy me voy a quedar con una. Pero, primero, pondré en antecedentes a aquellos a los que esta serie les resulte lejana y/o desconocida. Cosa lógica porque comenzó a emitirse en 1999 y terminó en 2006, hace ya ocho años. Hubo un tiempo en el que la emitieron por la 2, donde pude ver algún capítulo suelto y siempre supe, desde entonces, que algún día tendría que verla entera. Porque es maravillosa y contiene una y mil lecciones sobre la Política -con mayúsculas porque me refiero a la teoría que se estudia en la universidad- y la organización gubernativa y legislativa de los Estados Unidos, parte esencial de esa Política académica que os digo. 

Además, esto lo supe después, es puro Sorkin. Y Sorkin es bien hasta cuando le salen 'quieroynopuedos' como The Newsroom, que a mí me sigue encantando aunque ahora, tras meterme de lleno en el mundo TWW, reconozco que se queda muy lejos de lo mejor que puede dar de sí este guionista.

¿De qué va esta joya? De la administración Bartlet. Ficticia administración Bartlet en la Casa Blanca. El romanticismo de Sorkin aparece expresado a su más alto grado en el diseño de este presidente: descendiente de un firmante de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos (o sea, lo más próximo a la sangre azul que tienen por allí junto a los Kennedy), premio Nobel de Economía, gobernador de New Hampshire... Un primor de presidente. Y demócrata, claro. 

martes, 22 de julio de 2014

Los modos de ser guiri

Una nueva entrada de sesudo estudio sociológico realizado durante mis días y mis noches de apatrullamiento intensivo de la city. Esos días en los que, como hoy, vas tú a lo tuyo, disfrutando de tu primer día de bien ganadas vacaciones, con la mente off, zampándote un helado, sonriendo a la vida que te ha dado tanto, etc, y te ves asaltada por un grupo de pre-adolescentes italianos que te piden 'per favore, per favore' que les ayudes a completar una prueba que tienen que hacer. Y tú, con la media neurona que tienes en funcionamiento vas y les contestas en inglés, porque, en el fondo, para momentos así has estudiado tanto. Para saber hablar a los guiris que pueblan la city. Que los guiris en cuestión sean niños italianos, no importa. Tú, en inglés. Pa'chula la hija de tu madre, oiga.



El problema es que los bambini de inglés ni repajolera idea, que ellos a lo que estaban es a aprender español, no a que una 'signora' (no me lo han llamado, pero SÉ que lo han pensado) les fastidiara la prueba que les habían puesto en su academia. Así que los pobres han insistido en italoñol, 'completa, completa, número quattro, per favore' y al final he sucumbido. El completar era unos refranes muy nuestros (mejor pájaro en mano que ciento volando y esas cosas), tarea que he hecho lo mejor posible, ahí, en mitad de la nada. Tras muchos 'grazie, grazie', han salido volando y hasta más ver, piccolini. 

domingo, 20 de julio de 2014

Fargo (bis)

Vale. Esto suele pasar. Sueltas una frase en plan épico y determinante, y a la vuelta de la esquina te tienes que tragar la frase con patatas y alioli bien cargado de ajo.

Es decir, suelto que Fargo, la serie, bah, meh, puf, hum, y al siguiente capítulo, oivá, hala, toma, anda, pues oye.

Pues eso, pues oye. Que desde el sexto la cosa mejora. Sin alharacas ni grandes efusiones, pero mejora. Al menos llegan los momentos esos de dejarte con la boca abierta y un poco de tensión. Y cosas que recuerdan más a la película. Y hasta una historia de amor que de tan sosa es bonica. Y un malo, cómo es ese malo malísimo. Y hay uno al que, al principio, quieres que no le pase nada, pero poco a poco empiezas a desear un rayo sobre su cocorota. Y el final es como toda la serie, desapasionado, un poco descafeinado y extrañamente hipnótico. 

Adevertencia: serie típica y profundamente americana de los mismos USA del centro tirando hacia el norte, con todo lo que eso implica. Nieve, armas por todas partes y un estilo de vida, especialmente en lo culinario, que repele sólo de verlo. Ese comer con vasos llenos hasta arriba de leche, ese cenar nachos o hamburguesas, esos gofres rebosantes de sirope, esos batidos coronados con montañas desproporcionadas y desvergonzadas de nata... Lo que yo no sé es como no están todos como King África...

En fin, que no está mal. No me ha maravillado, pero en sus últimos capítulos remonta bastante. Ahora, si la veis, preparaos para la sangre. A chorros, y nunca mejor dicho en varias ocasiones. 


domingo, 13 de julio de 2014

Fargo

Esto a la humanidad, así, en general, le importará un pimiento morrón, pero que se sepa, que para acabarme Fargo, la serie, le estoy echando voluntad, ganas e intención. Porque por mí pasaría, creo, pero últimamente estoy muy pasota, valga la redundancia, y tengo que enmendarme. Que luego va Bettie por esos mundos diciendo que si diosa de las series (yo) y que si hay que hacerme caso (a mí) y claro. Una tiene una reputación, ya veis. Ejem. 


Fargo, decía. Vi la peli hace bastante tiempo y recuerdo, esencialmente, que me gustó y bastante. Rarita, pero entretenida, con ese humor negro tan peculiar, y esos paisajes de la América profunda y congelada. Y esa frase mítica: esta parte de Estados Unidos es como Siberia pero con restaurantes de comida rápida cada pocos kilómetros. Así que con este antecedente, y con el atractivo de la presencia de Martin Watson Freeman como protagonista, dije 'esta no me la pierdo'. Y ahí estoy, en la mitad. Y, a ratos, más aburrida que un pulpo en un garaje, confieso. 

lunes, 7 de julio de 2014

Un día en el museo

Entrada también llamada "El día en el que mi yo Theodore Decker se cruzó con la desgracia española del Siglo de Oro". Muy loco todo. 


domingo, 6 de julio de 2014

El jilguero

www.mauritshuis.nl
Deseas acabar un libro que te ha atrapado y absorbido para poder recuperar tu vida, pero cuando llega el final, y vuelves a esa vida anterior, sientes que algo te falta, que algo se ha quedado ahí, en la maraña de sentimientos y emociones pasadas. Nada vuelve a ser lo mismo, aunque, después de unos días, la vida adquiera la normalidad de la rutina y aquello que viviste quede relegado al rincón de los recuerdos. Algo así es lo que siento hoy. Quería acabarlo pero cuando me encontré, sin esperarlo, con el final, me costó aceptarlo. Me cuesta aún. Y digo sin esperarlo porque el archivo electrónico marcaba 100 páginas más, que estaban destinadas -cosa que no supe hasta que llegué a ellas- a recordar los anteriores libros de la autora, Donna Tartt. 

Anteriores libros, dos, que con este, El jilguero, hacen tres. Publicados en 20 años. Un característica más que hace que la señora Tartt sea una especie de escritora de culto, reverenciada como una Dickens moderna. De hecho, 'El jilguero' ha ganado el Pulitzer y en su promoción es definido como 'el primer gran clásico del siglo XXI'. 

¿Exageración? ¿Merecido? En mi opinión, es un gran libro, lleno de reflexiones sobre nosotros mismos y la vida. Quizás tanta trascendencia e intensidad le resta efectividad a la historia que hay por debajo, o, mejor dicho, puede llegar a crispar los nervios del lector que quiere saber qué va a pasar YA, y, en cambio, se ve sumergido en páginas y páginas de idas de olla, paranoias, pensamientos en bucle... Interesantes, sí, pero si estamos a lo que estamos -la acción que sostiene la novela-, a eso tenemos que estar. Quizás ese sea el principal ¿fallo? del libro, una historia que funciona como andamiaje que no acaba de cuajar con el tono de intensidad y metafísica que la autora ha buscado muy premeditadamente. 

jueves, 3 de julio de 2014

Seis meses en Instagram

Siempre me habían maravillado las fotos de Instagram, pero, pese a varios intentos, nunca pude tener una cuenta allí que fructificara. Primero porque no tenía un móvil con capacidad suficiente para soportar la aplicación y segundo, porque no tenía entorno para hacer fotos chulas. Entiéndaseme, las fotos de instagram que yo hago son rápidas, de momentos, de lugares, no las preparo ni las pienso. Ergo, se necesita un lugar que se adapte a esa rapidez, que sea bonito a primera vista, que llame la atención sin disimulos ni remilgos. Por supuesto, las fotos preparadas y pensadas quedan aún más geniales en un sitio así, pero para lo que me permite la cámara de mi teléfono (que ni flash tiene), estoy bastante satisfecha con estos primeros seis meses como instagramer. Fotografías que son reflejo también de mis días, de la historia que he vivido en estos meses, de los momentos, de los recuerdos. Ese era el proyecto al iniciarlo y, poco a poco, lo he ido consiguiendo.

El río, siempre presente
El horizonte, no hay otro

miércoles, 2 de julio de 2014

Cosas que me tienen entretenida y hacen que no actualice el blog

Yo y mis nombres de entradas. Ya. 

En primer lugar, trabajar. Pocas vacaciones voy a tener. Bueno, voy a tener las que me corresponden pero este año no toca viajes ni nada. En casa, a ahorrar y callar. Como una niña buena. 

En segundo lugar, leer. Vivo sin vivir en mí desde que decidí empezar 'El jilguero'. Un reportaje en la tele sobre la restauración del museo de La Haya donde se exhibe 'La joven de la perla', en el que también se guarda 'El jilguero' de Fabritius, y la mención de un libro que, basado en este último cuadro, había ganado el Pulitzer, encendió mi cabecita loca lectora. Y aquí estamos, por algo más de la mitad, sin resuello, sin vida, sin nada. De hecho, he tenido que autoimponerme un parón de 24 horas porque se me iba de las manos. Tal cual. 

En tercer lugar, ver series. Bueno, ver 'The west wing' en ese tiempo en el que me obligo a soltar la lectura. Y pensar que yo quiero hacer eso, así. Pero cómo. En este país. En fin. 

Porque también ocupan mis días, como siempre, pero más que nunca, las quejas. Así, en general. Más que nunca porque a una de las personas más válidas que conozco, si no la más, le dijeron el otro día que sus diez años de experiencia laboral y su impecable curriculum eran obstáculos para encontrar trabajo en la España de 2014. Que habrá bajado el paro, sí, pero entre los camareros y demás proletarios no cualificados. En las zonas altas -y perdón si suena elitista- si eres mujer y estás en edad fértil, lo llevas crudo para encontrar trabajo, aunque tu curriculum sea el mejor que hayan visto en eones. Lo que buscan son jóvenes ambiciosos con ganas de dejarse el pellejo por la empresa, esto es, muchachos sin responsabilidades a los que explotar y exprimir a cambio de un sueldo de miseria. Porque ya el prestigio que ganas al trabajar aquí es suficiente pago, claro. Y esas cosas. 

Así que volvemos al tema emigración y para qué os voy a contar más. 

También hablé de...

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