sábado, 31 de mayo de 2014

La nena nini

Es lo que tiene tener días libres. Que estoy en casa y veo la tele. Aunque sea de refilón, sin querencia y de chiripa. Pero la veo, qué se le va a hacer. Ayer me pasó, fíjese usted, que iba yo a comer y enchufé el aparato, 'para ver qué hay'. Y lo que había era la Pantoja. Y no fue cuestión de mala suerte, de vaya hombre, también qué casualidad, no. Es que ayer en la tele de este país solo hubo la Pantoja.

La Pantoja habló. Gratis. Y los reporteros que se pasan los días en la estación del Ave esperando que algún famoso los gruña para tener algo de lo que tirar ('Fulanito no está de humor, ¿por qué no está de humor Fulanito?, ¿lo habrá dejado con Menganita?), los reporteros, digo, fliparon en colorines y las cadenas más. La Pantoja habló. Que el mundo se pare. Que se detengan los satélites. España aguanta la respiración y asiste emocionada al fenómeno. Habló. La Pantoja. 


viernes, 30 de mayo de 2014

Shetland

Sí, yo también tuve que buscar en el mapa dónde quedaban las islas Shetland. Porque son unas islas, las Shetland. Allá por el norte de Escocia, ubicación que es estar ya mucho al norte. Tierra sin árboles, verde, a medio camino entre Noruega e Islandia, cerca de las Feroe, parte del Reino Unido de Su Graciosa Majestad pero una parte de aquella manera. Manera que da estar al quinto pino de Glasgow o Edimburgo y no digamos de Londres. Una distancia que, curiosamente, estos tiempos de comunicaciones rápidas vía internet no hacen más que agravar, pues ellos, los de allí, son, tienen de todo, y nosotros, mientras tanto, sí, como ellos, pero no. Nosotros aquí, en estas islas, donde todos nos conocemos, donde no hay donde ir. Somos como ellos, somos parte de lo mismo, sí, pero no lo somos. 

Y no te digo nada si en vez de ser de las Shetland eres de Fair Island, que es un pedazo de roca un poco más cerca de Escocia pero tampoco tanto, en la que no viven más de 70 personas. Y te apellidas Pérez, para más misterio y gracia, cosa que tiene una explicación que no voy a dar aquí, así que, para enteraros, tendréis que llegar al tercer capítulo de esta serie, que de eso os estoy hablando desde hace un rato. De una serie. 

lunes, 26 de mayo de 2014

De derechas e izquierdas

A ver, lo voy a intentar. Y espero no ser mal entendida. Lo de la extrema derecha me causa espanto y horror y no puedo comprender cómo los franceses, ¡los franceses!, pueden votar en ese sentido. Pero luego, oye, lo piensas y sí, los franceses, ¡los franceses!, con toda su grandeur y su chovinismo y su nosotros somos lo más mejor son, precisamente, los más indicados para hacer algo así. Porque quieren defenderse y sienten que los partidos tradicionales no lo hacen.

Punto número uno. Defenderse. ¿De qué? ¿De la inmigración? Sí y no. No tanto de la inmigración como fenómeno en si mismo, ni de aquello que implica, sino de unos gobernantes que no han sabido manejar ni conducir dicho fenómeno.

Nosotros, sabe usted, la vieja Europa, la tierra de las ideas, de la razón, de la legalité y fraternité, no nos vamos a poner como en los USA, en plan histéricos, nosotros somos más elevados, más intelectuales. Estado social, pensiones de ciudadanía a esas minorías, incluso impuestos especiales para mantenerlos (Alemania), los dejamos sus mezquitas, sus tradiciones, sus abayas. ¿Integración? La justa. Nada de exigirles unos determinados conocimientos del lugar en el que viven, nada de reivindicar nuestra historia, nuestras tradiciones, nuestro modo de gobernarnos. No. Los trasladamos como guetos desde sus países a los nuestros, sin exigirles aquello de 'when in Rome, do as the Romans do'. Pero, eso sí, los otorgamos todos los beneficios de vivir aquí. Cosa que ellos no harían a la inversa. Vete tú a Irán a decir que quieres sacar en procesión a la Macarena, por ejemplo. Váyamonos nosotras, chicas, a Arabia a decir que queremos conducir. Veréis qué risa.

viernes, 16 de mayo de 2014

Tyrion

A veces me gustaría tener el talento suficiente como para poder resumir, expresar o reflejar en una frase lo que implican, lo que significan determinados momentos. Es el quiero y no puedo, no me sale, no es lo que busco, de todos los que, de un modo u otro, nos dedicamos a esto del escribir. Es una sensación permanente, de exigencia constante, de querer ser mejor, más agudo, más perfecto, alimentada por lecturas sin fin, por plumas perfectas, por inteligencias brillantes que no residen en nuestro cerebro.

Esa frustración que acompaña a todo proyecto de escritor escribiente, que decía yo sé quién, se hizo cometa, volcán y huracán el otro día al ver el final del sexto capítulo de la cuarta de Game of Thrones. ¿Cómo describir aquello? ¿Cómo alcanzar a siquiera rozar con la punta de la tecla tamaña maravilla? ¿Cómo mostrar a los neófitos y a los ya iniciados las verdades -todas las del mundo- que encierra Tyrion Lannister? ¿Cómo osar a definir algo así? ¿Con qué palabras? 

martes, 13 de mayo de 2014

Sorpresas

Del día de ayer y del día de hoy me sorprenden dos cosas, principalmente. Una, la ingenuidad de la gente en su modo de comportarse en las redes sociales. Evitamos poner fotos de nuestra vida (algunos), contar muchos detalles de nuestro día a día (algunos también), pero no nos cortamos, o no se cortan, mejor dicho, a la hora de comentar, opinar, decir, celebrar y dar palmas con las orejas ante hechos como el sucedido en León. No me voy a poner en plan moralista histérica ni a gritar al viento que todos los muertos son iguales y que todas las muertes son condenables. Allá cada cual con su conciencia, yo tengo muy clara la mía. Pero, en serio, ¿son necesarios y/o apropiados según qué comentarios? Sobre todo cuando aún no se sabía qué había pasado ni por qué. Primero que si había sido una reacción lógica de algún oprimido por la vida cansado de ver el nivelón de vida que gastan los políticos. Cuando se supo que no era así, un asunto de mafia entre gentes del mismo pelaje. Claro. Normal. Qué se puede esperar. Etcétera. 

lunes, 12 de mayo de 2014

Una mañana en la plaza

Una pareja baila en solitario. Nadie los acompaña en su danza, pero ellos continúan. Por su atuendo yo diría que son turistas, pero no lejanos. Saben bailar como solo baila esa generación nuestra que ya queda atrás. A unos metros la banda municipal, a la sombra de un escenario, entona diversas canciones populares. Decenas de personas los observan, alguna pareja más se arranca cuando suenan Los Nardos. Detrás, aparece un payaso. Nadie se asusta, es una despedida de soltero. Seis amigos rodean al futuro esposo y bailan también al son de la orquesta. La gente cercana sonríe. Se respira vida esta mañana en la plaza. Más allá, unos tacones y el brillo del raso aventuran que hay boda en el ayuntamiento. Así es, al poco aparece un coche antiguo y desciende la novia, que refleja en su blanco toda la luz de una mañana de primavera llena de anhelos por vivir. Los invitados se entremezclan con voluntarios de Cruz Roja que celebran el Día de la Banderita. 

Más allá, la feria del libro. Gente que compra libros, que los toca, que pregunta, que sabe. Aparece al fondo un grupo de turistas, americanos, creo, observan con deleite la escena, las múltiples escenas que aparecen ante ellos. No hacen ni caso a las piedras ni a las explicaciones de la guía, solo miran con asombro la vida que se abre paso, que permanece en este lugar desde hace siglos, los de hoy como fueron los de antes, todos los mismos, no hay diferencia. Y al otro lado de la plaza, a alguien se le llenan los ojos de lágrimas al pensar en todo esto. Hay momentos perfectos en su humana imperfección.


domingo, 11 de mayo de 2014

Iurop

Ayer no vi Eurovisión así que no puedo hacer crítica del asunto. La verdad es que este año he estado muy desmotivada del tema. Sospecho que solo me implico cuando nuestro representante canta lo mismo que una jaula de grillos y el ridículo es inevitable. Qué me gusta un critiqueo y un España, me agotas, yo me exilio, etc. Pero este año nada, porque hay que reconocer que Ruth Lorenzo es otra cosa. La muchacha está viajada, se le nota, y aunque la canción no era nada del otro mundo, dimos una imagen muy diferente a la de otros años. Unbelievable.

Sobre la ganadora, el ganador, whatever, no digo tampoco nada porque solo he visto trozos de la actuación. Solo espero, solo, que para el año que viene a los lumbreras que rigen los destinos de la representación española eurovisiva no se les ocurra, yo qué sé, ofrecérselo a Mario Vaquerizo. No me miréis así, que todo puede ser. 

En fin, el caso es que anoche mientras veía un poquito las votaciones pensaba yo que cómo ha cambiado el cuento sin haber cambiado nada realmente. Es que estoy leyendo, claro, 'La Primera Guerra Mundial contada para escépticos' de Eslava Galán, y ando sensible. Sumadle a este libro, los documentales que he visto recientemente sobre el tema y la serie The Crinsom Field, y comprenderéis por qué mi cerebro vive cien años atrás. Nada grave. 

miércoles, 7 de mayo de 2014

Rojitas las orejas

El otro día mi gato se puso malo. Perdón, el otro día MI GATO se puso malo. En mayúsculas, porque esto son palabras mayores. 

Mi gato es el mejor. No hablo mucho de él porque ya está todo dicho. El mejor. El más guapo. El más bueno. Y el más bruto también, pero eso no cuenta. Soy una humana entregada, no tengo criterio. Bettie contaba el otro día en su blog sobre su Gato, que así se llama, y me reconocía en cada frase. Pero voy a cortar el momento 'migatoesmiídolo' que si sigo, no paro. 

Total, que Nico, tal es la gracia de mi felino, se puso malo. Una alergia, no sé a qué. Puede que estuviera producida por un cambio en el tipo de arena, o por tomar demasiado el sol o porque le picara algún bicho. No sé. El caso que salió disparado de donde dormía, haciendo movimientos raros con las patas de atrás y con las orejas completamente agachadas. Lo primero que pensé es que, dada su orondidad -está/es enorme- me le había dado un parraque y se me había quedado lelo. Menudo susto. 

La tranquilidad llegó cuando, pasado un rato, vi que caminaba bien. El problema es que justo entonces comenzó a vomitar como si no hubiera un mañana. Angelico. Vómito al que se le añadió diarrea. Muy agradable todo de presenciar fregona en mano, en fin. No me quedó otra más que llamar al vete, que desde la celebración de una comunión (el cielo tienen ganado los veterinarios que atienden a humanos histéricos en días de fiesta) me tranquilizó y me dijo que lo primero era cortar ese vómito. Y para ello, nada mejor que Primperán, ese jarabe que todo el mundo tiene. Todo el mundo menos servidora, claro. 

sábado, 3 de mayo de 2014

8AV

Bueno, pues ya he visto 'Ocho apellidos vascos'. Ya soy normal.

En realidad la vi hace un par de semanas, pero como no he tenido tiempo de publicar y en este finde me estoy desquitando, ahí va la crítica. 

Crítica que se resume en una frase: la peli es mala, mala, mala, con dolor y alevosía, pero te ríes como si no hubiera un mañana. Y sales del cine con, no sé, un poco de ¿esperanza? Con la sensación de no haber visto un telediario en mucho tiempo. Debe ser similar a la sensación de llegar de vacaciones desde la otra punta del mundo, sin haber tenido más contacto con la vida real que el saber que todos los tuyos están bien. 

Bueno, a lo mejor me estoy pasando. Pero sí es cierto que después de dos horicas de carcajadas te sientes mucho mejor. Risoterapia, eso. Ocho apellidos vascos es risoterapia. Además sobre nosotros mismos, porque explota el más tópico de los típicos tópicos hasta el infinito y lo entremezcla con esa parte de la historia moderna de España de la que ya teníamos ganas de poder reírnos. Pese a todo lo que se quedó por el camino, que fue mucho y está presente aún.

viernes, 2 de mayo de 2014

La batalla.

Hoy hace 16 años de la batalla de Hogwarts. Bueno, echándole raciocinio al asunto, en realidad en la mente de JK hará X tiempo desde que decidió arruinar nuestras cabezas, literalmente. Si no, de qué, hoy, un día como otro cualquiera íbamos a estar tuiteros de todo el mundo mostrando al viento nuestras almas desgajadas al mejor estilo horcrux por unos muertos que no existieron. 

Eso sí, la señora hoy nos ha despertado con un tuit de recuerdo y lástima. Que odió matar a tantos, dice. Ahora. Y que un momento de silencio y tal. 

JK, yo te tengo ley, ya lo digo siempre, pero, amos, anda... No voy a entrar a valorar la necesidad o no de determinadas muertes que todos los potterhead tenemos en la mente, pero eso. Amos, anda. 

Lo que sí voy a hacer, porque lo tengo fresco, es comparar la batalla literaria con la cinematográfica. ¿Cuál de las dos prefiero? 

Lo creáis o no esta decisión no es sencilla. Porque la cinematográfica tiene tantos momentos espectaculares (vía Maggie Smith, principalmente) que recorta la ventaja que, de por sí, tiene para mí la literaria. De hecho, puede que me quedara con la del cine si no fuera por el momento final, por ese vuelo sin motor que se pegan Harry y You-Know-Who, sin sentido, sin razón, solo por el placer de volar, con mucho alarido y mucha cara descompuesta (de la que las gafas no se caen) para al final volver a donde estábamos. Ahí la película metió espectacularidad (necesaria para el rollo del 3D, I guess) a una parte de la historia, a ESA parte de la historia que llevábamos esperando, no sé, más de diez años y que si por algo destaca en el libro es por todo lo contrario: sobriedad. 

Adaptaciones westerosis

Ay, mi Westeros que ya ha vuelto y sin tiempo y sin nada para dedicarle unas líneas. 

Cómo ha vuelto, señores. Có-mo. En mi modesta opinión, mejor imposible. Aunque ya se empieza a dejar ver ese momento que todos sabemos que tarde o temprano llegará. Ese momento en el que los lectores de los libros estaremos tan perdidos como los no lectores ante las tribulaciones de la pandi de reyes, príncipes, princesas, dragones, Hodor, caballeros pagafantas, espías hijoputescos y demás fauna que pueblan los Siete Reinos. Ya se deja ver que los guiones de la serie van a ir por libre con respecto a la cronología de los libros. Imagino que la HBO tendrá muchas razones para hacer esto, pero la principal es que no puede parar la producción de un serión como este, seguido por millones de personas a lo largo y ancho del planeta, a expensas de un viejo ancianito gordo americano y su puñetero retraso lamadrequeloparió tranquilidad a la hora de escribir. 

Así que la HBO ha cogido al viejo ancianito y le ha dicho: "me lo cuentas yaaaaa, ¿verdaaaaad? Y el viejo ancianito ha contestado: vale, pensando quizás en esas hordas de fans capaces de hasta invocarle desde el más allá como se le ocurriera morirse. Pero invocarle en plan cansino, yo te convoco y todo eso, todos los días. Lo que fuera. PERO SIN EL FINAL DE LA HISTORIA NO NOS DEJAS, VIEJO. 


Vale, vale, me modero. Aunque total, para los que quedan...

jueves, 1 de mayo de 2014

Y tal y tal...

Voy a romper una costumbre. Voy a hablar de fútbol. Sí. No queda otra. Qué remedio. Me lo han puesto a huevo. Qué le vamos a hacer. 

Una es blanca. Por genética y crianza. No me puedo imaginar ser otra cosa. No me cabe en la cocorota. Mis neuronas no lo asimilan. Mi cerebro no lo puede comprender. A ese extremo llega el tema. Qué le vamos a hacer. 

Y como una es blanca tiene sus fobias. La conocida por todos más la que viene de serie cuando vives un blanquismo sección la capital del reino, que es el mío. Otra vez, sí, qué le vamos a hacer, pero servidora es de allá, aunque parezca que no, y Madrí, Madrí, Madrí... Ergo, otra vez de nuevo mis neuronas solo conciben un equipo madrileño en lo más alto. Lo demás es que ni me lo planteo. 

Hasta ayer, claro. 

También hablé de...

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