lunes, 31 de marzo de 2014

El camarero entregao

Esto me pasa por hablar. Mi karma, que es un jachondo, ya veis. Me quejo de la burrez de los camareros patrios con respecto al té con leche y a los pocos días, me encuentro al Camarero Entregao a la Causa. 

Por hablar, ya os digo. 

El problema ha sido, ya lo veo, el haber ido a un bar pijo pijo pero piiiijo. No me ha quedado otra, no me miréis así. El caso es que iba a currar a un sitio, he llegado con tiempo, me hacía pis y esto era lo único que había por la zona, en un radio más o menos cercano. He pasado dos veces por la puerta, conste en mi defensa, dudando si entrar, porque he visto la fauna que pastaba por allí y... claro, todo muy exquisito. Mucha rubia, mucha perla, mucho maquillaje naranja y mucho croissant a tres euros. Y yo ni rubia ni perla ni maquillaje y los croissant, pues del Mercadona, que están muy buenos también. Pero, en fin, no ha quedado otra. He visto que tenían cafés para llevar a un precio más o menos decente y bueno, pues me llevo uno, me siento a esperar allí enfrente (sitio del trabajo) y listo. 

miércoles, 26 de marzo de 2014

El té, los camareros y yo

Llamadme exquisita, pero yo esto lo vivo como un drama. El té con leche, los camareros españoles y yo. 

Especifico lo de españoles porque lágrimas de emoción acuden a mis ojuelos cuando recuerdo que en Londinium lo más natural del mundo es pedir un tea Earl Grey with milk. Un té variedad Earl Grey con leche. Y te lo ponen sin mirarte como si hubieras bajado directamente de Raticulín a pedir un combinado de hidrógeno con grafeno. Por ejemplo. 

Ya sé que vivimos en la patria del café en todas sus modalidades posibles (aunque ahí, como en tantas otras cosas, los portugueses nos adelantan de lejos), pero, oigan, yo no tomó café. Sé que suena a sacrilegio, a traición, a vileza, a abjuración de mis deberes de españolita media, pero qué le voy a hacer. El café -caliente, sobre todo- me sienta mal, así que, si puedo evitarlo, lo mantengo lejos de mi radio de acción. 

Yo tomo té. Con un poquito de leche. Y Earl Grey, a ser posible, porque me fascina el sabor a aceite de bergamota. SOY ASÍ DE PIJA, SÍ. 

lunes, 24 de marzo de 2014

No me entienden

Cada vez tengo más claro que el mundo, así generalizando un poquillo, no me comprende. 

Vale, quien dice mundo dice ámbito más o menos cercano. Pero, como me gusta el drama, lo dejo ahí, en el mundo. Entero y verdadero. 

Y vale, siempre hay excepciones a la regla. Y menos mal. Pero eso: que el mundo no me entiende. 

¿Será culpa mía? ¿Habré leído demasiado? ¿Queda muy pedante decir esto? ¿Soy una repelente? 

Sí, sí, sí y sí. Lo sé. 

Ayer se lo decía a Bettie vía tuiter. Que ojalá creer como creen los que nos rodean, ojalá seguir teniendo mitos, héroes (de los de carne y hueso, porque ficticios me sobran). Ojalá. Pero, digo yo que será la edad, estoy en una etapa algo escéptica. 

Es una puñeta hacerse mayor, creedme. Pero es más puñeta que los de alrededor consideren que hacerse mayor implica dejar de preguntar, dejar de cuestionar, dejar de querer ser otras cosas. Esto además es triste, para ellos sobre todo.

lunes, 17 de marzo de 2014

Otra entrada con canciones de Nasville, sí

Que yo esté callada cual estatua de mármol porque, principalmente, no tengo mucho tiempo para venir por aquí a desfogar frikismos y guilty pleasures, no significa que no sigan existiendo. Ambas dos cosas. ¡Conste!

 

viernes, 14 de marzo de 2014

Como a una persona

Como a una persona, sí. Me ha costado cien euros, pero me han tratado como a una persona. Que es más de lo que puedo decir de la Sanidad pública de este país, al menos en lo que al tema ojos se refiere. Ahora que ha pasado mes y pico creo que ya puedo verbalizar lo que fue aquello, el trato denigrante que me dio la señora oftalmóloga, que dejó bien claro en todo momento que me estaba haciendo poco menos que un favor y que el estado de mis ojos, pese a ser una enfermedad hereditaria, era única y exclusivamente culpa mía. Entre eso y que se olvidó de mi presencia, porque si no llego a presentarme en su despacho con cara de 'oiga, qué pasa' todavía estaría servidora en la sala de espera a ver si la tiparraca se dignaba a recibirme para explicarme los resultados de las pruebas... 

En fin, que fue una de las peores experiencias que he tenido con la Seguridad Social. Y me indigna porque, escuchadme un momento, la Sanidad pública también la pagamos, eh. No es gratis. Y eso parece que se le olvida a los señores médicos de vez en cuando. Demasiado endiosamiento, demasiado corporativismo y demasiado victimismo. Ea, ya lo he dicho. Y lo sostendré donde haga falta. Mucho recorte y mucha pera en almíbar, pero los pacientes no tienen la culpa. Y si no, que se vayan a trabajar a la privada. Leñe. 

domingo, 9 de marzo de 2014

El Quiddicht y yo

Pues sí. Resulta que, sin yo saberlo, he sido nombrada experta oficial en Quiddicht. No lo flipéis, es todo una gran metáfora, pero tengo que contarlo, que si no se me hace bola, y no se me ocurre otro modo. Quiddicht. Experta. Yo. 

Y no me entendáis mal. Algo entiendo. Que si los chaser, que si el seeker, que si la quaffle. Pero yo era más, cómo decirlo, de ámbito local. De los equipos de mi entorno, experta total, preguntadme lo que queráis, porque además, me gusta, aunque no soy yo mucho de practicarlo que tengo las cervicales sensibles y con tanta vuelta en la escoba acabo con más mareo que viajando en la red Floo. No, yo practicar no, pero me encantan los trajes, el ambiente, la emoción del público y de los que participan. Todo eso. 

Gry-ffin-dor, Gry-ffin-dor...

sábado, 8 de marzo de 2014

No han entendido nada

Venía yo dispuesta, oigan, a protestar por algo, no sé, lo que fuera, pero la verdad que no tengo nada por lo que hacerlo. Bueno, sí, que mi buga decidió el otro día hacerme un extraño y pegarme un susto pero vamos, lo llevo bien. Que fueran las tantas de la noche, estuviera lloviendo y me pasara en plena autovía plagada de camiones y de hijos-de-su-santa-madre-que-se-creen-Fitipaldi sólo contribuyó, digamos, a darle un halo de epicidad al momento. Pero yo, lo dicho, bien. Serena y firme, casi. 

Lo dicho, oigan. Que no tengo por qué protestar. Fuera aparte, especifico, de ese momentazo que se acaban de marcar en el telediario de todos, el de la güan. Sí, again. No es ya que hayan introducido como noticia noticiosa entre las andanzas de los muchachotes de Putin por Crimea y la caída del avión de Kuala Lumpur la elección de la reina drag queen del Carnaval de no sé dónde. No es ya eso, y mira que tiene chicha el asunto. No. Es que han decidido acabar con un vídeo dedicado a las mujeres, por lo del día internacional de las ídem, mientras sonaba una canción de Ricardo Arjona, que no sé si tienen ustedes el gusto de conocer pero que si no, ya les informo yo. Ahi va. La información:


Hombre, no es que no le agradezca la intención esa de decir que somos lo mejor de lo mejor y tal, pero, ¿soy yo o ES QUE NO HAN ENTENDIDO NADA?

jueves, 6 de marzo de 2014

La tele nuestra de cada día

Ya me pasó el otro día en el trabajo, que me dio por ahí. Me dio por ponerme la tele en la hora de comer. Será la falta de costumbre a esa bola amarilla en un cielo azul que, de repente, tenemos sobre nuestras cabezas, que me afectaría al razonamiento o vaya usted a saber. Total, que me puse la tele. 

Vale, no fue la bola amarilla. Fue, venga, lo confieso, es que quería ver el telediario por el tema de Crimea. A ver si se iba a formar la tercera guerra mundial y yo ahí, comiendo ensalada y leyendo a Harry Potter. Que no hubiera quedado digno, no sé si me entendéis. 

Toootal, razones aparte. Que me puse la tele. Pero la puse, craso error, antes de las tres. Sólo cinco minutejos antes, pero, mecachis, fueron suficientes. Pillé el final del programa de la Igartiburu en el que estaban contando como gran-noticia-super-novedosa-extra-mega-importante el nuevo vídeo de Ricky Martin y Jennifer Lopez. La canción es como para ponérsela a Putin en plan tortura. Y el vídeo es... pues como son estos vídeos, mucha cacha y mucha postura provocadora y tal. A lo Shakira con Rihanna. Que esa es otra.... OOOOH, dos tías metiéndose manoooo, ¿DÓNDE VAMOS A LLEGAR? ¡LO NUNCA VISTO!

lunes, 3 de marzo de 2014

Sí, esta es otra entrada sobre los Oscar

Rapidito que estoy at work y una es muy Hermione como para distraer la cabeza con frivolités. A no ser, claro, que las frivolités sean los Oscar, que entonces sí, el ratico se saca. A ver, que voy, que resumo:

1- Querido Leo, para el año que viene, aparte de una interpretación buenísima para la que, te aconsejo, hayas tenido que adelgazar 30 kilos (o engordarlos y luego perderlos), mira a ver si la HBO tiene un papelito que les sobre, que eso ayuda. Porque a Matthew lo vimos anoche con su tuxedo blanco y tal, pero, escúchame una cosa, lo vamos a seguir viendo. En septiembre, sin ir más lejos, en los Emmy. Y en enero próximo, en los Globos. ¿La culpa? De ese Rust Cohle que nos tiene hiptonizados en True Detective, serie, sí, de la HBO, que eso sí, discúlpenme todos los cinéfilos, eso sí que es PETARLO. Porque la HBO hace series que son mejor que el cine, de aquí a Kuala Lumpur ida y vuelta. Y que la HBO te dé un papel en una serie como True Detective, y qué papel, ayuda y mucho. Eso y que en el rato en el que salió contigo en el Lobo se te merendó con papas. Reconócelo. Pero, Leo de mi vida, sin ser yo muy fan tuya (nada, lo reconozco), te comprendo y hoy te apoyo un poquito. Porque ya te tocaba, pero has tenido mala suerte. Es el año McConaughey.

2- Que 12 años de esclavitud haya sido considerada mejor película por encima de Gravity me escuece. Pero supongo que está dentro de lo previsto, va con la idiosincrasia del país que entrega estos premios. Eso sí, Gravity es una obra de arte se mire como se mire. Y 12 años es una buena película, pero que no cuenta absolutamente nada nuevo. 

sábado, 1 de marzo de 2014

Todo es una m****



Pues sí, para qué mentir. Lo hablaba con T ayer. En este país, todo es una mierda. Siempre hay peros, siempre hay excusas. Porque servidora, sin ir más lejos, pues oye, sí, tiene trabajo. Y que dure, claro. Y que he tenido suerte, también. Y que es un lujo, sí. Y no me quejo, no tengo motivos, en líneas generales, para quejarme. Tampoco en líneas concretas. Me gustaría tener un horario más normal, pero eso va dentro de la leyenda y del encanto de esta profesión. Me gustaría cobrar más, pero cualquiera protesta en estos tiempos. O sea, que no me quejo. 

Pero jopé. El otro día me decía alguien, precisamente en un tema de trabajo, que nuestra sociedad es muy conformista. Y llevaba razón. Los que nos mangonean, dominan y controlan lo tienen todo pensado. Pan y circo, la vieja fórmula que nunca falla en este país. Las masas, adormecidas, mientras unos pocos se lo llevan calentito poniendo, eso sí, cara de buenos y sacrificaos. Yo todo lo hago por el pueblo, no tengo nada que ocultar. Etcétera.

También hablé de...

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