miércoles, 21 de septiembre de 2016

Series de los últimos tiempos

Ando como pollo sin cabeza o pingüino en garaje en lo que a series se refiere. Sin los jaleos de los Crawley ni las andanzas de Alishia en Chicago mi otoño seriéfilo se presenta raro, triste, aburrido... Miro a lo lejos y sólo veo la nada. 

Sí, estoy de un metafísico muy insoportable. 

Total, que, dado lo anterior, me he dado a la experimentación. No queda otro remedio. Al menos hasta que llegue Call the Midwife a acogerme en su cálido seno y vuelvan mis lloreras semanales, tan purificadoras y relajantes. 

1. 12 Monos. Esta serie va ya por la tercera temporada, creo, que empezará, creo, a primeros de año. ¿De qué va? Viajes en el tiempo, gente muy mala y un futuro apocalíptico. Paradojas a tope, que mejor no pensarlas mucho porque la cabeza explota. Y eso que servidora es whovian y está curada de espanto en lo que a idas y venidas temporales se refiere. 

2. Mr. Robot. El planteamiento de la serie está muy bien y el protagonista -que se llevó el Emmy el otro día- lo hace genial. Sí. Pero no es para mí. Al principio prometía por aquello de hablar de una conspiración a nivel mundial, pero se dedican a liar la madeja y a contarnos que los malos no son tan malos y los buenos no son tan buenos y es todo tan triste, tan oscuro, tan dramático... Que, mira, no. Yo estoy en modo Fangoria: no quiero más dramas en mi vida. Gracias. 


3. Victoria. Esta sí, está sí es para mí. QUÉ PASA. Empecé a verla por Jenna Coleman, que para mí siempre será Jenna-Louise, nuestra Clara, The Impossible Girl, companion que dejó Doctor Who precisamente para prepararse el papel de la reina Victoria. Papel que le viene perfecto y que saca adelante con mucha solvencia. La historia del comienzo del, largo, reinado de la queen está más que sabida, porque además hay una película de hace pocos años con el mismo argumento, pero ITV consigue darle un toque novedoso. O no tan novedoso. Y es que se nota la influencia, y el enorme hueco, dejado por Downton Abbey en las partes de la historia que se refieren a los sirvientes de Buckingham Palace. Que no aportan nada a la línea principal del guión -la reina y sus asuntos-, pero que quedan bien para reflejar la sociedad de la época y para aligerar. Ah, por cierto, a destacar que el perrito de la reina, Dash, es interpretado por el mismo perro-actor de la película. 

Además, tratándose de una serie brit, hay un despliegue de actorazos, vozarrones teatrales y acentos puramente británicos que los oídos levitan del gusto. A destacar la personalidad que Rufus Sewell entrega a Lord Melbourne (Lord M para la reina) y ese príncipe Alberto de Tom Hughes que es para ponerle un piso en el barrio de Salamanca. Amueblado. 

4. Halt and Catch Fire. Ya sabéis, si habéis frecuentado estos predios, que es una de mis series favoritas. La tercera temporada ha trasladado la acción a San Francisco, Sillicon Valley, y continúa con los conflictos de años anteriores, incidiendo especialmente en Donna y Cameron, que han tomado el mando de la historia y se manejan como pueden en ese mundo de hombres. Es una grandísima serie, que pasa muy desapercibida en las entregas de premios. Espero que ocurra como con The Americans o como con Tatiana Maslany y se termine reconociendo su mérito. 

5. Fleabag. Sólo llevo dos capítulos pero ya puedo decir a las mujeres del universo que la veáis. Y cuando lo hagáis, lo entenderéis. 

Eso. eso. 



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